HISTORIA / Eva Duarte y la política de la Argentina (primera parte) / Escribe: Aritz Recalde






“Luchamos por la independencia y la soberanía de la Patria, por la dignidad de nuestros hijos y de nuestros padres, por el honor de una bandera y por la felicidad de un pueblo (…), soy peronista, entonces, por conciencia nacional, por procedencia popular, por convicción personal y por apasionada solidaridad y gratitud a mi pueblo”. Eva Duarte (17/10/1949)

La figura de Eva Duarte (Los Toldos, 1919 – Buenos Aires, 1952) expresó, en buena medida, el proceso de refundación que protagonizó la clase política argentina de las décadas del cuarenta y cincuenta.

A continuación, mencionaremos algunos aspectos fundamentales de su legado político.



Composición social de la clase dirigente

Con la asunción del peronismo los representantes de la oligarquía fueron destronados del mando político del gobierno y del Estado, profundizando los cambios iniciados por Hipólito Yrigoyen y el radicalismo.

La clase alta, ligada a los factores de poder de Europa, fue derrotada políticamente en las urnas, debilitada económicamente a través de las expropiaciones y además, tema que queremos resaltar, sufrió una capitulación cultural.

A partir de la revolución justicialista el mundo de valores de la oligarquía dirigente entró en una crisis terminal, frente a un nuevo sujeto político que postuló a los trabajadores mestizos y a los empresarios nacionales como los actores revolucionarios de la historia.

La denominada “barbarie” que denostó cultural y políticamente la clase dirigente, fue, desde entonces, el motor de la historia y del progreso nacional.

Eva Duarte representó al nuevo actor político y contribuyó activamente con la lucha cultural de la revolución, contra el sentido del mundo impuesto por las potencias occidentales y sus aliados internos.

Tal cual demostraron sus biógrafos, Eva Duarte transcurrió su infancia y juventud en un hogar humilde.

Incluso, al fallecer su padre no fueron pocas las carencias económicas de su familia, cuestión que condujo a su madre a realizar tareas de costura, entre otras actividades, para poder sobrevivir.

Eva provenía socialmente del pueblo trabajador y según sus propias palabras: “No deben olvidarse ustedes que he salido de las filas de ese pueblo trabajador que se forjó en el dolor del taller y en el dolor del trabajo” (30/11/1946).

Su educación, lejos estuvo de la universidad y de los ámbitos culturales de la clase alta y fue su paso por la vida social del pueblo la que forjó su personalidad.

Su compromiso con los humildes y su clara conciencia política la acercaron a los obreros y la vincularon a los destinos nacionales.

Eva alcanzó el lugar de primera dama presidencial y, cuestión fundamental, ejerció un rol preponderante en las decisiones de las políticas públicas.



El gobierno estaba, en ese contexto, en manos de representantes del pueblo que gobernaban para ese mismo pueblo argentino.

Así lo expresaba ella misma: “Lo esencial del peronismo es, justamente, esa vinculación con la justicia social, con las grandes directivas de la nacionalidad, porque el peronismo es, sobre todas las cosas, un esfuerzo magnifico de las masas obreras para recuperar la Nación (…), por primera vez en la historia de la Patria, trabajadores y gobernantes constituyen una misma cosa” (3/08/1946).

En otro discurso reiteró que el pueblo, que “había sido gobernado por cien familias, ha tenido el privilegio de contar ahora con ministros obreros” (17/04/1948).

El inmenso resentimiento que generó la figura de Eva en las clases adineradas y dominantes representó cabalmente su estatura política.

El poder del pueblo y de su líder era identificado por la oligarquía y no exageraba Eva cuando sostenía: “Si mis enemigos me odian es porque les preocupa mi acción, debido a que ella tiene por objeto la ayuda social” (10/01/1949).

Los valores de la clase dirigente se derrumbaron estrepitosamente frente a un gobierno que encontraba las virtudes en los trabajadores descamisados, mestizos y pobres.

Por procedencia social y por conciencia política, la figura de Eva fue fundamental en la conformación de la identidad y de la organización de la clase trabajadora argentina.

La mujer argentina y el sindicalismo

Eva Duarte intervino activamente en el proceso de construcción del nuevo sindicalismo argentino, cuyas organizaciones fueron refundadas a partir del año 1943.

Desde su juventud y trabajando en los ambientes artísticos, participó de la Asociación Radial Argentina creada ese mismo año para defender a los trabajadores de ese medio.

Su trayectoria con los obreros la encontró convocando la movilización del 17 de octubre de 1945 o debatiendo con los ferroviarios para que abandonen la huelga de 1951.

La cultura sindical que poseyó, sus dotes de dirigente y su cercanía con Perón, le permitieron oficiar como una polea de trasmisión importante entre los trabajadores, las organizaciones sindicales y el gobierno.

Su estrecha vinculación con el mundo sindical y su innegable capacidad política permitieron que las organizaciones de trabajadores la propongan para que forme parte de la fórmula presidencial en 1951.

En el Cabildo Abierto del Justicialismo, dirigentes de la envergadura de José Espejo o Armando Cabo, la impulsaron como candidata.

Frente a la reacción militar y a su deteriorado estado de salud, Eva no aceptó la candidatura aclarando que renunciaba a los “honores” pero no a la “lucha” y al “trabajo” (31/08/1951).

Será la primera y la última mujer trabajadora en la historia del país que ocupe ese lugar de poder y de legitimidad dentro del sindicalismo.



Modelo de activista político: vocación solidaria y formación de cuadros

“La injusticia social no sólo es odiosa porque niega torpemente los derechos del pueblo, sino porque es la incubadora, el caldo de cultivo de todas las tragedias colectivas que han cubierto de luto y de oprobio a la humanidad”. Eva Duarte (1/08/1950).

En su corta vida, Eva realizó un importante trabajo social. Incluso, y es importante destacarlo, conoció a Perón durante las acciones solidarias organizadas luego del terremoto de San Juan en 1944, que había dejado un saldo de miles de muertos.

Como militante política, desarrolló una acción integral que la encontró de organizadora, en la gestión de gobierno y en la formación doctrinaria.

Acompañó la movilización del 17 de octubre de 1945 y participó activamente de la campaña electoral que llevó a Perón a la presidencia en febrero de 1946.

SIGUE EN LA EDICION DE MAÑANA

Image Hosted by ImageShack.us