VIENE DE LA EDICION DE AYER
En el terreno de la formación de dirigentes, dictó clases de “Historia del Peronismo” en la Escuela Superior Peronista (1951).
Resultante de sus cursos, se publicó, en formato de libro, una obra con el mismo nombre.
sus dotes naturales de oradora, perfeccionados por su paso por el cine y la radio, protagonizó encendidos discursos que se caracterizaron por una prédica anti burocrática, anti oligárquica y antiimperialista.
Su figura fue reapropiada en los años sesenta y su humanismo social y su filosofía de la acción política radicalizada y crítica, se incluyó en los discursos de un sector importante de las organizaciones libres del pueblo.
Dijo en sus discursos, cargados de fervor revolucionario: “La justicia social se cumplirá inexorablemente, cueste lo que cueste y caiga quien caiga” (20/05/1947)
También:“Nosotros debemos ser fanáticos, no peronistas vergonzantes” (28/05/1952).
Conformó un discurso combativo en el que sostenía:“No quiero para el peronismo a los ciudadanos sin mística revolucionaria” (17/10/1949).
Eva propugnó una prédica clasista que cuestionó el accionar de los poderosos del extranjero y, tema no menor, incluyó a los actores del mismo movimiento peronista.
Sobre la injerencia de los poderes externos y sus aliados, señaló: “La mano de la oligarquía, pagada por el oro extranjero, quiere ahora en sangre al General Perón, al líder de los trabajadores” (30/09/1948).
Y en otro discurso: “Nosotros luchamos porque haya menos pobres y para ello es necesario que haya menos ricos” (18/03/1950).
En cuanto a los “enemigos” de adentro aseveró que “es necesario que cada uno de los trabajadores argentinos vigile y no duerma, porque los enemigos trabajan en la sombra de la traición y a veces se esconden detrás de una sonrisa o de una mano tendida” (17/10/1951).
Su relato y su prédica incluyeron la lucha y el enfrentamiento de clases, de Estados y de partidos.
En varias ocasiones fustigó a los enemigos de la revolución y estuvo lejos de ser conciliadora con sus adversarios políticos del “imperialismo” y de la “oligarquía”.
El 17 de octubre de 1948, ante una Plaza de Mayo colmada, afirmó: “Una vez más, mis queridos descamisados, el capitalismo foráneo y sus sirvientes oligárquicos y entreguistas han podido comprobar que no hay fuerza capaz de doblegar a un pueblo que tiene conciencia de sus derechos (…); el capitalismo foráneo y la oligarquía se llenaban la boca con la palabra libertad para poder encadenarnos fácilmente” (17/10/1948).
Un año después insistía en la misma plaza: “Los viejos enemigos no han desparecido” (17/10/1949).
Los derechos políticos de las mujeres
Eva contribuyó con la sanción de la ley 13.010/ 47 de voto femenino y, cuestión fundamental, impulsó la organización de la rama femenina dentro del movimiento justicialista.
Para ella, el voto de la mujer tenía un cometido claro: “Restablecerá esa apremiante ausencia de iniciativa pública de la mujer ante el panorama dinámico de su país.
El voto femenino avasallará el tutelaje incomprensible que las leyes ejercen sobre la mujer argentina y la colocará, por fortuna, en el plano de la vigencia política a que su sacrificio permanente le ha dado justo derecho” (12/02/1947).
La mujer argentina ingresó a las legislaturas y comenzó a formar parte del gobierno, ya que según Eva, “en el seno de nuestra democracia no cabe distingo absurdo entre sexos, sino la unidad moral, recia y firme, sin cuyo requisito la política carece de responsabilidad y de conciencia” (26/02/1947).
A partir de Eva, el sector femenino intervino en la vida sindical y en los debates de poder cambiando para siempre el rol de la mujer en la sociedad y en la política.
Modelo de gestión de políticas públicas
La revolución justicialista modificó de raíz la estructura del Estado Argentino.
Por un lado, el gobierno se propuso la emancipación social del pueblo trabajador y organizó las instituciones del Estado social de derecho.
Por el otro, el objetivo de la independencia económica derivó en la promoción de un nuevo sistema de instituciones y de regulaciones de los recursos naturales, del comercio y del conjunto de los servicios públicos.
El Estado liberal no tenía al pueblo, sino a las clases altas como objeto central de su política.
Con ese punto de partida es que la revolución fundó un nuevo sistema institucional que la Constitución de 1949 legalizó.
En ese marco, Eva trabajó en la por entonces recientemente conformada Secretaría de Trabajo y Previsión y luego, creó y condujo la Fundación de Ayuda Social Eva Duarte de Perón (1948).
La labor de esta última se orientó a la ayuda social de las clases populares porque, según su punto de vista, “la limosna humilla y la ayuda social dignifica y estimula” y, una vez resuelto los problemas del pueblo argentino, “no serán tampoco necesarias la Fundación de Ayuda Social y nuestra asistencia” (5/12/1949).
El modelo de gestión caracterizado por la acción operativa, directa y ejecutiva del Estado fue sumamente exitoso.
La Fundación incluyó una logística de distribución masiva de bienes y de servicios y promovió ambiciosas obras públicas como escuelas, proveedurías, hospitales, hoteles de recreación -como Embalse o Chapadmalal-, la ciudad universitaria de Córdoba y diversos hogares para la tercera edad.
La intervención de Eva en la gestión del Estado, impulsó la formación de ámbitos educativos como es el caso de la “Escuela de Enfermeras Eva Perón”.

Embajadora política y cultural ante el mundo
“La República Argentina tiene en Europa una jerarquía que jamás alcanzó (…). Los principios sociales expuestos por nuestro líder, el general Perón, son ya destinos del mundo”. Eva Duarte (17/08/947).
Eva viajó a Europa en 1947 y, a diferencia de lo ocurrido con buena parte de la clase política de la Argentina en los siglos XIX y XX, no regresó cegada por el extranjero.
En relación con su visita al viejo continente expresó: “He visto desolación, hambre, miseria, angustia y vuelvo con la certidumbre de que es inútil cerrar los ojos a la realidad y dejar que la oligarquía y el capitalismo nos sigan atacando (…); me sentí orgullosa de ser parte del pueblo y de ser argentina” (23/08/1947).
Según registros periodísticos, habló ante 300.000 españoles que la recibieron efusivamente y demostró el lugar central de la revolución justicialista y de su primera dama en el teatro de la política mundial.
Durante su paso por España, Italia, Portugal, Francia y Suiza fue recibida por figuras relevantes del poder mundial, entre las que se destacó el Papa cuando visitó el Vaticano.
En sus discursos públicos disertó sobre la impostergable tarea de la justicia social y visitó casas en barrios humildes.
Desde Madrid, sostuvo: “La Argentina dio otra vez al mundo la certeza de que los derechos del trabajador no eran mera letra muerta (…), hemos defendido y combatido por el hombre olvidado, desechando combatir solamente por su habilidad para producir (…), nos hemos permitido ser justos, equitativos y solidarios para con nuestros hermanos que no tienen ya diferencias sociales” (9/06/1947).
En Italia mencionó que “Perón luchó para que no haya hombres demasiado pobres, ni nadie demasiado ricos, con miras a una justicia social para todos los hogares, aboliendo las diferencias sociales” (7/8/1947).
Con su práctica, Eva estaba desarrollando una campaña internacional de exportación de la revolución justicialista y de su ideología de gobierno.
El programa nacionalista realizó ayuda social a varios países y marcó una concepción ideológica acerca del rol del Estado, de la política internacional, de los trabajadores en el poder y de la necesaria regulación de la economía por parte de los gobiernos.