Si decimos que estuvo casada con Pablo Podestá, que fue prima de Haydée, Elena y de la legendaria Sofía Bozán; tía de Blanca Podestá; y cuñada de José y María Esther Podestá; y si a esto le sumamos que trabajó en el Circo Anselmi y luego en el mítico Circo de los hermanos Podestá, nadie podrá dudar que estemos hablando de una actriz fundadora del Teatro Popular Argentino, el que nació entre Moreiras y Sainetes. El teatro que olía a bosta de bueyes y de caballos, con telones zurcidos a mano. Con escenarios o picaderos iluminados con antorchas y faroles a kerosene. El teatro que seguramente la tuberculosis, a fuerza de penurias y necesidades, se llevó tempranamente la vida de muchos promisorios talentos.
Participó en todos los medios gracias a su gracia natural, convirtiéndose en una de las actrices cómicas más relevantes de la Argentina. Participó en el elenco de Florencio Parravicini y más tarde se incorporó al elenco de Vittorio Pomar, época en la que adquiere mayor popularidad. Se desempeñó además en la Compañía de Revistas en el Teatro Ópera. Figura de la comedia y el sainete, en teatro se lució tanto en dramas como en espectáculos revisteriles.
En 1926 formó su propio elenco con Paquito Bustos, realizando numerosas temporadas de gran éxito en los principales teatros porteños.. En 1931 tuvo un breve rol en “Luces de Buenos Aires”, la primera película que Carlos Gardel hace para los Studios Paramount, de Francia.
Su primer trabajo relevante llegó con “Ídolos de la radio” junto a Ada Falcón, Tito Lusiardo, Tita Merello y Francisco Canaro. Desde finales de la década del `30 fue encasillada en roles cómicos, pero simultáneamente acompañó a Luisa Vehil en “Así es el tango” (1937). A su vez, formó parte de los elencos de recordadas películas como “Las de Barranco” (1938), con Homero Cárpena, “Mi suegra es una fiera” (1939), y “Mi fortuna por un nieto” (1940).
Adquirió popularidad en 1944 con el estreno de “La danza de la fortuna”, en compañía de Luis Sandrini. También, actuó en Montevideo con José Ramírez en “Los maridos quieren conga...y las mujeres también” (1947).
Aunque vigente en la cinematografía, en 1948 retornó con la pieza teatral “Hoy canta Doña Rosina” y en 1949 se presentó con su elenco en “Adiós, plata mía”. Se destacó en el Teatro Astral, con la representación de “Los maridos engañan de 7 a 9” (1948) Formó un exitoso dúo con Paquito Bustos en “Maridos”, 1944. En 1950 fue ovacionada por la crítica al interpretar junto a Mario Fortuna “El morocho de Venecia” y alcanzó las 100 representaciones de “Bodas de plata y soltera”. En 1952 estrenó “Doña vitaminas”. En 1951 fue partícipe de la adaptación radial “Mujeres en sombra” con Milagros de la Vega. En la década del `50 continuó trabajando en papeles dramáticos, como los que cumplió en “Vida nocturna” (1955), y “El tango en París” (1956). En 1959 APTRA le otorgó el premio Martín Fierro como Mejor Actriz Cómica por su labor en El show de Pablo Palitos.
Participó en 75 películas, entre ellas se encuentran “Ídolos de la radio”, “Así es el tango”, “Mi suegra es una fiera” y la parodia de época “Lucrecia Borgia” de 1947. De su extensa filmografía se destaca su papel en “Ceniza al viento” de Luis Saslavsky.
En 1960 fue convocada para componer uno de sus primeros roles en televisión: “Felipe”, con Luis Sandrini. De su extensa trayectoria teatral, se pude mencionar a su vez sus participaciones en “¡Aquí está la vieja ola...y esta vez no viene sola!” (1961), “Juancito de la Ribera” (1960), en el Teatro Astral, Bajo las órdenes de Daniel Tinayre, en 1965 compartió cartel con Duilio Marzio y Malvina Pastorino en “El proceso de Mary Duggan”. En 1968 encabezó con María Concepción César en el Teatro Blanca Podestá “La decente”, y en 1972 “Los ángeles de Vía Véneto” en el Teatro Cómico con Mabel Manzotti. Dirigida por Alejandro Doria, a fines de los `60 trabajó en una divertida comedia titulada “Los amorosos”, que reunía a María Vaner y Enzo Viena en el elenco. En 1970 fue convocada para interpretar a la madre de Sandro en la película “Muchacho”. Falleció sorpresivamente a la edad de 82 años el 8 de febrero de 1977 en Buenos Aires, luego de terminar la filmación del drama “Las locas”.
Olinda será por siempre la actriz intuitiva, capaz de componer una situación trágica con resolución cómica. Olinda Bozán, no tiene teatro con su nombre, quizás debiera haberlo, ni calle que la mencione, quizás deberíamos proponerlo, ni demasiados libros académicos que la aludan, porque Olinda Bozán se reservó el lugar de la leyenda al cual acceden algunos, sólo algunos pocos.