MENDOZA / Ser opositor no es ser independiente / Escribe: Roberto Follari






Hay todo el derecho a ser ciudadano opositor, o partido opositor. Pero en el periodismo o el Poder Judicial, muchos se revisten de "independientes", cuando en verdad son opositores. Y eso no es función de un Poder Judicial; y si lo fuera de algún periodismo, debieran declararlo, y no simular neutralidad e independencia.

Por cierto, algunos son hoy opositores, porque fueron oficialistas de los desastrosos períodos de Menem o De la Rúa. Pero dejemos ahora eso. Digamos que ha sido esta última, una semana ríspida para un sector del Poder Judicial que opera como obvia oposición política. Situación que es reconocida incluso por aquellos que están de su lado, pues largamente se ha hablado de reuniones de jueces y fiscales para planificar el uso opositor de sus sentencias, así como de sus acciones más en general.



No todo el Poder Judicial actúa así. También esta semana se rechazó el sobreseimiento de Macri -quien, aunque poca gente lo sabe, sigue procesado-, y se rechazó por falsa la acusación que lanzara hace dos años una ex-secretaria de Néstor Kirchner por televisión. Su acusación eran solamente mentiras. Nadie ha pedido disculpas por los dichos que se manejaron ampliamente por prensa y medios electrónicos, según los cuales "bolsas de dinero" circulaban por la Casa Rosada. No era cierto: como no lo era que Máximo Kirchner tuviera cuentas en el exterior, ni era cierto que Kicilof ganara 400.000 pesos, ni era cierto que este ministro tuviera bienes no explicables, ni era cierto lo que dijo la testigo del caso Nisman sobre supuestas irregularidades la noche en que se hicieron las pericias iniciales (ella desdijo todo en sede judicial), y así al infinito.

Sobre el Poder Judicial: "En la...República Argentina...¿Cómo en realidad no hay justicia ni jueces para los pioneros de la riqueza...ni protección de las leyes para los obreros?...(se) tiene que dar a los trabajadores una justicia verdadera, pronta, eficaz y barata, cuando no gratuita". Esto se decía en un Manifiesto para el 1 de mayo de 1890, desde una pionera organización de trabajadores argentinos (el Club Vorwärts). Los problemas con un Poder Judicial que sirve mayoritariamente a los grupos empresariales poderosos, según se advierte, no nacieron hoy.

Lo cierto es que tras el sonoro allanamiento al domicilio del prestigiado Víctor Hugo Morales, nos tocó saber del procedimiento del juez Bonadío -no de "la justicia", ni siquiera del Poder Judicial; sólo del juez Bonadío- por la causa Hotesur, llevando a Río Gallegos la Policía Metropolitana. Lo insólito de la situación, llevó al apartamiento del juez en la causa. No lo apartó el gobierno: lo apartó la Cámara Federal I, la misma que llevó a Boudou a juicio oral. Es importante señalarlo, porque de buena fe, puede creerse que se apartó al juez no por sus irregularidades, sino porque estaría encontrando supuestas importantes pruebas.

La causa Hotesur ni siquiera tiene imputados, está apenas en el relevamiento inicial de información. Dentro de ella, Bonadío venía impidiendo que la defensa pudiera ver las actuaciones, lo cual es negación de un derecho procesal elemental. Por ello, el juez ya había sido llamado en su atención por la Cámara hace tiempo. Y fue separado de la causa porque con el procedimiento en el Sur mostró total parcialidad, clara tendenciosidad. Como esa tendenciosidad va contra el gobierno, algunos la confunden con independencia. Pero ser dependiente de sectores políticos o empresariales no oficialistas, no es ser independiente. Nunca una actuación judicial facciosa puede plantearse como muestra de independencia.



Bonadío no es un juez irreprochable; ha tenido 51 denuncias por mal desempeño, 8 de las cuales están aún vigentes en el Consejo de la Magistratura. Fue de los jueces que operaban al servicio del menemismo, nominado en la triste servilleta de Corach. Manejó problemáticamente casos decisivos, como el de hemofílicos y sidosos que se contagiaron por mala praxis médica (a quienes se demoró inexplicablemente el curso del proceso); o el caso del Banco Integrado Departamental de Santa Fe, donse se estafó a muchísimos ahorristas sin consecuencias para los responsables. Estos son apenas dos casos entre muchos.

Ese es el juez que se permite deslegitimar a sus superiores, llamando a otros tres allanamientos al día siguiente de su separación, en una acción obviamente desafiante. Resultado; pierde todo el Poder Judicial al ser desprestigiado, puesto como escenario de pelea político-electoral, lanzado al servicio de la inmediatez. Las declaraciones de Bonadío (luego se retractó, pero ello casi no salió publicado) diciendo que no se habrá suicidado si lo encuentran muerto, son de una falta de respeto notable a los jueces que lo separaron, pues los ubica como parte de un supuesto complot contra su persona y su vida. Pero, sobre todo, muestran que Bonadío no sabe de suicidios, pero sí de muertes: es conocido pero poco se dice, que él ha matado con arma de fuego a dos jóvenes, se entiende que en defensa propia. Claro que ni Ud. ni yo podemos matar en defensa propia, porque la mayoría de los ciudadanos no vamos armados. El sí lo hizo: la aclaración en juicio de esa situación de doble muerte, nunca se ha realizado.

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