MENDOZA / Por qué la confesión / Escribe: Carlos Almenara






El senado estadounidense presentó un informe muy impresionante en que da cuenta de cómo la CIA torturó a lo largo del mundo. La noticia es bien conocida y ha tenido amplias repercusiones.

El enorme impacto no se debe a ninguna revelación de hechos insospechados sino a la confesión de parte.

Resulta muy difícil entender la lógica de la publicación del informe. Por lo pronto no parece un hito que implique que van a cambiar los métodos de política internacional. Sin embargo me parece que no es cuestión de archivar el expediente sin más como un gesto cínico más en la historia del imperio. Con palabras se construyen cosas sostenía el título de un viejo libro de semiótica y confesar semejantes aberraciones no es gratuito.

Varias líneas de reflexión se disparan.


1- Las derrotas de Obama

Parece que alcanza que Obama declare un objetivo, una política, una intención, para que los sectores que abiertamente se identifican con el poder real le tuerzan la mano. Desde anuncios de retiradas de tropas en Irak o Afganistan, cerrar Guantánamo, los planes de salud, la reforma migratoria hasta este mismo caso en que luego del anuncio del respaldo presidencial a la difusión del informe, los responsables de la CIA anunciaron que no habría castigos.

Esta debilidad recuerda el apoyo inicial que Obama brindó a la Argentina en el caso de los reclamos de los fondos buitre pero que luego cambió a prescindencia cuando apareció Griesa. Mi lectura es que allí también el sector financiero buitre le dobló el brazo al presidente.

En esta clave hay una tensión entre una parte de lo que Eisenhower llamó el complejo industrial militar, sumado a las agencias de inteligencia, con sectores de la política, incluido quizá el Departamento de Estado.

2- Las implicancias en política internacional

Uno de los grandes temas del mundo actual, seguramente el más trascendente en términos geopolíticos, es qué tanto puede hablarse de hegemonía estadounidense. El imperio ve por primera vez en décadas cómo su primacía mundial comienza a verse amenazada en distintos campos. Sus respuestas hacen hablar a muchos analistas de una especie de retorno a la guerra fría. Las sanciones económicas a Rusia y la actual caída en los precios del petróleo parecen corroborar la idea de que Estados Unidos ha decidido un “ataque” a ese país por medios no bélicos (aunque sí incluyendo el enfrentamiento militar en otros escenarios como Ucrania o Siria).


En un contexto en que John Kerry, el encargado de la política exterior, necesita recorrer continuamente el mundo para sostener frágiles sistemas de alianzas, el hecho de reconstruir un imaginario al que apelar les urge.

Es decir, necesitan recuperar su excusa favorita: decir que tal país viola los derechos humanos. Con muy poco tiempo de diferencia el Senado norteamericano presenta este informe y “sanciona” a líderes venezolanos por supuestamente “violar los derechos humanos”.

Con todo derecho ud., lector, dirá: -sancionan a Venezuela por encarcelar a un tipo que generó decenas de muertos y cometió delitos que abarcan medio código penal, con toda la protección legal y en el marco del estado de derecho y Estados Unidos confiesa que tortura de la peor manera, en cualquier parte, sin respetar ninguna soberanía ni derecho de ningún tipo de sus prisioneros... ¿cuál es la equivalencia?

Claro que ud. ya sabe la respuesta: ninguna.

Pero eso no es nuevo, el doble estándar no es nuevo.

Lo cierto es, me parece, que en el tembladeral de su hegemonía les sirve generar al menos la simulación de que ellos “cuestionan” cualquier violación de Derechos Humanos, en un sistema –su sistema- que funciona con pesos y contrapesos.


3- El Estado terrorista

Los argentinos sabemos de primera mano que un Estado terrorista genera un conjunto de consecuencias tan enormes que no se agotan un escenario. La legitimación a las torturas por parte de la CIA no es un problema ajeno al asesinato de afroamericanos a manos de la policía.

Se aplica aquí, en sentido inverso, el apotegma de que la política exterior es una prolongación de la política interior. Validar las torturas en terceros países va de la mano con la feroz conculcación de libertades que aceptaron los mismos ciudadanos estadounidenses desde el 11 de setiembre de 2001.

La publicación del informe puede, entonces, verse también como una reacción al descontrol de sus organismos policiales, o mejor, a la rebelión de los negros.

4- En pleno desarrollo

Así se encuentra el debate mundial acerca de si el orbe se ordenará de acuerdo a algún sistema de derecho o a una jungla con nula regulación. Nuestro país, con el liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner, es una referencia mundial poco valorada internamente, una vanguardia en la lucha por un mundo de paz, justicia y derecho. Los planteos de la presidenta en cada uno de los foros internacionales siguen cuidadamente esta línea. Una línea de política exterior que puede sostener porque para adentro también muestra una defensa y promoción de derechos humanos como no habíamos conocido en nuestra historia. Comparar este programa de Cristina con las insinuaciones de candidatos presidenciales opositores sobre Derechos Humanos es imposible, pertenecen a distintas dimensiones.

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