MENDOZA / Bajo La Alumbrera (segunda parte) / Escribe: Alberto Lucero






VIENE DE LA EDICION DE AYER

Aunque parezca repetitivo, seguiremos con la historia que dio lugar a la actual explotación de la mina catamarqueña conocida como Bajo La Alumbrera, pues las sociedades deben conocer su pasado, para poder entender su presente. Los descubrimientos de los ricos yacimientos mineros, realizados por el farmacéutico Abel Peirano en la zona de Aguas de Dionisio en Catamarca entre los años 1936 y 1938, permitieron estudiarlos organizadamente y evaluar su rentabilidad.

Entre 1940 y 1942, Peirano inscribe sus cateos y luego los dona a la Universidad Nacional de Tucumán, como ‘custodia’ ecuánime de las riquezas ‘descubiertas’ y como el instrumento apropiado para ponerlas al servicio del bienestar del pueblo en general, diciendo: “Deben ser explotados para beneficio total del pueblo argentino y quien ose entregarlos a grupos reducidos, tendrá que dar cuenta al pueblo entero de nuestro país”.



El sabía de la existencia de presiones de grupos interesados en que accedieran empresas extranjeras vinculadas a los mercados externos para su explotación, lo que se demostró claramente a partir de los golpes de Estado de 1955; 1966 y 1976. En 1956, ya ocurrida la Revolución Libertadora, el interventor de Catamarca puesto por el gobierno de facto de Aramburu, intentó entregar la exploración y explotación del área minera de Aguas de Dionisio a una empresa norteamericana, la National Lead Company y eso provocó la indignación de catamarqueños y tucumanos, que hicieron una pueblada en ambas provincias rechazando la iniciativa, con la participación predominante de la CGT y de los gremios, logrando dejar sin efecto el decreto de Aramburu, pues luchaban para la conformación de una empresa completamente estatal, que se ocupara de la totalidad del proceso minero-metalúrgico y orientada a la industrialización del país.

Eso por fin se logró con el gobierno constitucional de Arturo Frondizi, que sancionó la ley 14.771, por la que se creó YMAD, (Yacimientos Mineros Aguas del Dionisio), que rechaza toda injerencia de capitales privados y en particular extranjeros, en la explotación de los yacimientos, con palabras que hoy son proféticas para San Juan: decían en los fundamentos de la Ley 14771: “Se trata de defender la riqueza minera nacional de los acaparamientos de los trusts internacionales, porque no puede haber ingenuidad en materia tan importante y ya se sabe lo que son capaces de hacer esos poderosos consorcios, cuando les interesan las riquezas de alguna región y, lamentablemente, sabemos que en provincias pobres como Catamarca, ante la posibilidad de contar con algo de dinero, cualquier gobierno sería capaz de entregar sus riquezas a estas organizaciones internacionales”.

El artículo 1° de la Ley 14.771, crea YMAD con el objeto de "realizar el cateo, exploración y explotación de los minerales, de cualquier categoría, existentes en la zona minera de Agua de Dionisio, y la comercialización e industrialización de sus productos y la realización de cualquiera otra actividad o explotación vinculada a su objetivo principal”. Al mencionar expresamente cada una de las etapas del proceso minero, se está indicando la voluntad expresa de la Ley de que sea YMAD quien controle todo lo referido a la explotación de los yacimientos. Su artículo 5° es el más fuerte y dice taxativamente: "YMAD no podrá transferir por ningún concepto los derechos que se le otorga, total ni parcialmente, a personas o empresas privadas, nacionales o extranjeros", lo que constituía un impedimento real para la injerencia del capital extranjero en ese yacimientos y marcaba una pauta a tener en cuenta para la minería en general del país.



De allí que el siguiente gobierno militar, la Revolución Argentina de Onganía, alineada con los Estados Unidos, se empeñó en suprimirlo y Adalbert Krieger Vassena, su ministro de economía, quiso modificar el citado artículo 5° por el siguiente texto: "YMAD podrá transferir los derechos de propiedad y posesión de la concesión minera a personas físicas o de existencia ideal nacionales o extranjeras, a los fines de la exploración o explotación total o parcial de los yacimientos de su distrito minero” e impulsó la firma de un contrato entre YMAD y la Compañía Andina Cities Service S.A., de capitales ingleses, a quién se concedía los yacimientos de YMAD por un término de 50 años, a cambio de un pago de U$S dos millones por todo concepto y con plena libertad de transferencia de remesas al exterior. Esto originó en Catamarca una violenta reacción popular en noviembre de 1970, con intensas jornadas de protesta que obligaron a la renuncia del interventor federal designado por Onganía, el Gral. Brizuela y a la anulación del convenio con la Cities Service.

¿Le parece una película? Lamentablemente es parte de lo vivido por la sociedad Catamarqueña, hoy empeñada en evitar el mismo guión en Agua Rica. Por eso los cortes y las manifestaciones; por eso la violencia contra ellos; por eso el silencio de los grandes medios de comunicación y por eso, nosotros seguiremos contando el resto de la historia de Bajo La Alumbrera.

SIGUE EN LA EDICION DE MAÑANA

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