INTERNACIONAL / El año negro de Il Cavaliere / Escribe: Elena Llorente






El 31 de diciembre se cierra el peor año de la carrera política del empresario Silvio Berlusconi, quien por una condena judicial definitiva fue expulsado en noviembre del Senado. Había llegado al Parlamento en 1994 y, desde entonces, había sido varias veces diputado y desde 2013, senador. Esperaba que el presidente de la República, Giorgio Napolitano, le concediera la gracia. Pero no sucedió. También fue un año negro para el ciudadano Silvio Berlusconi, que se ve acosado por varios juicios al mismo tiempo pero uno, en particular, por prostitución de menores y abuso de poder. Sin embargo, y pese a la grave crisis económica por la que atraviesa Italia, no ha sido el peor año para el empresario Silvio Berlusconi, cuyas numerosas empresas familiares, según datos oficiales, aumentaron entre 2012 y 2013 un 77 por ciento el valor de sus acciones cotizadas en la Bolsa. Según la revista estadounidense Forbes, con un patrimonio personal estimado en 4560 millones de euros, Berlusconi sería el séptimo hombre más rico de Italia.


Lo cierto es que la expulsión del Senado, el 28 de noviembre, fue un hecho bastante increíble en la política italiana y causó semanas enteras de polémicas, protestas, amenazas e insultos, especialmente desde el 1º de agosto, día en que Il Cavaliere fue condenado por primera vez de modo definitivo por la Corte Suprema a cuatro años de reclusión, por fraude fiscal en la compra de derechos televisivos de una de sus empresas, Mediaset. Según la ley italiana, ningún parlamentario puede permanecer en su cargo si tiene una condena definitiva, aun cuando esa pena fue reducida a un año por indultos precedentes. No hay antecedentes en la historia reciente de un caso similar. La última noticia de expulsión del Parlamento se tuvo en 1925, durante el fascismo. A diferencia de Berlusconi, los parlamentarios acusados en todos estos años han preferido siempre renunciar antes de la expulsión. Ni Berlusconi ni sus partidarios se quedaron atrás con los epítetos que usaron para calificar esta medida. Hablaron de “asesinato político”, de “golpe de Estado”, de “acto inmundo” y de “sentencia criminal”. Y las mujeres berlusconianas del Parlamento se vistieron de luto ese día.

Al año negro del hombre político se le agregó la escisión del partido berlusconiano Pueblo de la Libertad (PDL), provocada por los ministros de ese partido cuando el propio líder quiso boicotear al gobierno del primer ministro Enrico Letta, del que ellos eran parte, a causa de la condena judicial. Y entonces le dijeron NO. Un NO que sonó grande como una casa y con un eco que repercutió en todo el país. Porque, por primera vez, alguno se le oponía frontalmente al líder. La “traición”, como seguramente la vivió Berlusconi, estuvo encabezada nada menos que por quien era el secretario del PDL y protegido de Berlusconi, el actual ministro del Interior Angelino Alfano. El ex premier entonces refundó Forza Italia, su viejo partido con el que se metió en política en 1994, y rápidamente se puso en la oposición. Alfano, de su parte, fundó uno nuevo, Nuevo Centro Derecha, con el que sigue aliado a Letta.


Muchos están a la espera de saber qué sucederá con los varios juicios que tiene abiertos Berlusconi, ahora que no tiene inmunidad parlamentaria que lo proteja y que no podrá, porque su partido dividido no tiene mayoría en las Cámaras de ninguna manera, hacerse las leyes a medida, como es acusado de haber hecho durante sus cuatro períodos –alternados– como primer ministro, que empezó en 1994 y terminó en 2011. Es que si bien en los últimos 25 años fue sometido a unas 30 causas judiciales, buena parte de ellas cayeron en prescripción y otras gozaron de amnistía. Una sola vez antes recibió una condena y fue amnistiado. La condena de 2013 es la primera efectiva en absoluto, aunque en realidad debería cumplir un año haciendo servicios sociales. Pero de eso nada se sabe todavía. Ni con quién lo hará ni cuándo.

Actualmente el ex primer ministro tiene cuatro procesos abiertos en su contra. El más famoso es el llamado Caso Ruby, donde está acusado de prostitución de menores y corrupción de oficial público. Se refiere a una joven de origen marroquí que supuestamente habría tenido relaciones sexuales con Il Cavaliere siendo menor de edad, en ocasión de las fiestas del “bunga bunga”. La acusación de “concusión de oficial público” se refiere a las presiones que él ejerció sobre una jefatura de policía de Milán para que liberaran a Ruby, acusada de un robo, diciendo que era la sobrina de Mubarak, el ex presidente egipcio, aunque no era verdad. La condena de primera instancia en 2013 fue en total a siete años de prisión. Se espera ver el resultado de la segunda instancia, es decir de la apelación. Pero a ese resultado se le agregan los efectos de otro juicio, denominado Ruby Bis, porque se refiere a las fiestas del “bunga bunga” y a las chicas que tres colaboradores le conseguían al ex premier, por lo que están acusados de fomentar la prostitución. Pero en la sentencia de este juicio de primera instancia contra estas tres personas (condenadas a siete y cinco años de cárcel) resulta que Il Cavaliere es “seriamente sospechoso” de “corrupción de actos judiciales”, es decir de haber pagado considerables sumas de dinero a los testigos de este proceso a fin de que no declararan en su contra.


Políticamente trata de no quedarse quieto. Es que probablemente eso lo ayuda a sobrevivir. Está tratando de reactivar –incorporando a muchos jóvenes– Forza Italia. Y a todos les dice que se preparen porque en 2014 habrá elecciones políticas anticipadas.

Algunas otras cosas menos visibles fueron de gran ayuda al parecer para el hombre Berlusconi. Por una parte, que en octubre la Justicia le permitió reducir el dinero que está obligado a pagarle mensualmente a su segunda ex esposa, Verónica Lario, madre de sus tres hijos más jóvenes. Ya no tendrá que pagarle tres millones de euros al mes, sino “sólo” 1,4 millones. El otro gran consuelo para Il Cavaliere parece ser su novia, Francesca Pascale, que no sólo es 49 años más joven que él, sino que ha estado presente en los difíciles momentos de estos últimos meses y tiene un perrito, Dudu, que los acompaña a todas partes. Dudu hasta despertó la simpatía de Vladimir Putin, según se vio en una foto tomada en la casa de Berlusconi cuando el líder ruso estuvo en Roma hace poco más de un mes.

(Diario Página 12, domingo 29 de diciembre de 2013)

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