MENDOZA / Historias de taxistas / Escribe: Eduardo Antonio Martínez Guerra






Me tomo un taxi desde Aeroparque al hotel, junto a un compañero anti-K.

El tachero, luego de hablar del tiempo y esas pelotudeces, nos empieza hablar mal del Gobierno, de los chorros que son estos tipos, decía.

Yo, silencio estampa y mi amigo gozándola y gozándome.

Obviamente mi intención no era discutir y terminar a las trompadas con el tachero y mi amigo anti-K.

Pero me llamaba la atención el grado de violencia y tenacidad para insultar a Cristina.


Entre tantas descalificaciones y diatribas me dejo un espacio para meter un bocadillo.

- Bueno de tantas maldiciones e injurias que le tiran al parecer algunas hicieron mella en su humanidad y la tuvieron que operar, le digo.

El tipo la vio venir y al palo me dice:

- Es mentira, todo mentira, el que la tiene clara es Lanata y Magdalena, la mina (Así hablaba de la Presidenta) simulo, es una mentirosa.

Como ven mucha capacidad de maniobra no tenia, es decir no había banquina para evitar el choque.

No sé por qué ni en qué momento, deja de hablar mal del gobierno y nos cuenta una anécdota del año 2002.

Con ustedes el relato…

Era una tarde calurosa, nos dice… No había hecho un mango, ni un solo pasajero, estaba preocupado porque volvería a casa con el ánimo por el piso.


Me voy al puerto y de repente veo venir a un marino mercante petizo y flaquito. Me llama. Paro, se sube y cuando pronuncia las primeras palabras no entendí nada…

- ¡+**%**+++*- INTENRTIONAL!
- No lo entiendo, no lo entiendo…
- ¡+**%**+++*- INTENRTIONAL!

No había caso no le entendía un pomo, ando unos metros con el marino y me paro al lado de un prefecto y le pregunto si alguien podía decirme que decía este marino que estaba sentado atrás de mi taxi.

El prefecto lo escucha y me dice en vos baja:

- Quiere que lo lleves a un locutorio, quiere hacer una llamada internacional, el locutorio está a 8 cuadras de aquí, pero vas hacer lo siguiente… Tenés que irte hasta Lanús o La Matanza y lo paseas un rato. ¡Eso sí! El dato que te di te va a salir 5 pesos.

Le doy los 5 mangos y me llevo al marinero chino, tailandés o coreano, en realidad no sé de dónde era, al conurbano, estuvimos casi una hora viendo calles y casas…

Yo miraba a mi compañero y no hacíamos ni un solo comentario, simplemente escuchábamos el relato.

Sigue…

Bueno, llego al locutorio y le marco lo que decía el reloj, 32,50 pesos (Año 2002).

El marinero me quiere pagar con 100 dólares que en ese tiempo, nos recuerda este buen hombre, el dólar había llegado luego de la convertibilidad a 4,50 pesos, es decir, el tipo me quería pagar con un billete que representaba 450 pesos.

Le digo que no le puedo cambiar, que no tenía un peso. El marino insistía en dármelos y al parecer no quería cambio.

Yo no lo puedo cagar más a este chino, me dije, ya lo pasee por todos lados, ¡no lo puedo cagar más! (la doble moral de este personaje me dejo boquiabierto).


El marinero se enoja, se baja del auto y por la ventanilla me tira los 100 dólares y se va. Yo no lo podía creer, me había hecho el día, les diría que la semana, nos dice.

Puse el taxi rumbo a mi casa y llegue con una sonrisa que ni mujer pudo quitarme. ¡Qué bárbaro, que suerte la suya…! Dice mi amigo anti-K a risa pelada.

Llegamos al hotel, le digo a mi compañero paga vos y luego pasas el ticket para que el Organismo te devuelva la plata. Asiente con la cabeza, me bajo del taxi y Martín le paga 65 pesos por el viaje.

El tachero le da el ticket y mirándome me dice:

- ¿Quieren dos ticket?
- ¿Dos tickets?, le digo
- ¡Si! Para que recuperen, los dos, el viaje.
- Mire mi amigo, le agradezco, pero soy, como dicen ustedes, ultra K, un talibán K. Es decir, soy parte de los “chorros” que lo gobiernan. Defiendo al Estado como regulador del Mercado. No le robo al Estado, porque estaría robándole a todos, es decir, a usted y a mí.

La cara del tipo pasó del color rojo al blanco en menos de una milésima de segundos. No contestó, solo miró el volante.

Miró a Martin y su cara no era diferente…

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