América Latina en Malvinas / Escribe: José Steinsleger






En la primera mitad del siglo XIX, el Banco de Inglaterra (fundado por el pirata William Paterson) respaldó al imperio esclavista de Brasil, urdió la balcanización de las Provincias Unidas del Río de la Plata, y junto con Washington conspiró contra la Federación Morazánica y la Gran Colombia bolivariana. Y en la segunda mitad, financió la guerra de la Triple Alianza contra Paraguay, y el militarismo chileno que en la del Pacífico despojó a Perú de territorios sureños y dejó a Bolivia sin mar.


EL PRIMER MINISTRO DE GRAN BRETAÑA, DAVID CAMERON, APROBÓ UN PLAN DE EMERGENCIA PARA AUMENTAR LA PRESENCIA MILITAR BRITÁNICA EN LAS ISLAS MALVINAS, EN MEDIO DEL FUERTE CONFLICTO DIPLOMÁTICO DESATADO DESPUÉS DE QUE EL PREMIER ACUSARA AL GOBIERNO ARGENTINO DE “COLONIALISTA”.
Minimizando el colonialismo en el Caribe, Asia, África y Medio Oriente, los cipayos leen la historia de Inglaterra como dechado de civilización versus barbarie, cuando no ha sido más que fábrica de historiadores sicofantes y pensadores que abominan " todo lo que no es inglés y pensando que los demás pueblos solo pueden ser felices si adquieren sus instituciones, las costumbres, las maneras que a ellos los hacen felices " (Eça de Queirós, 1882).
Luego de la derrota militar en las islas Malvinas (1982), el historiador Jorge Abelardo Ramos recordó las palabras burlonas de Margaret Thatcher al decir que " habría sido la lucha de la ‘democracia inglesa’ contra la ‘dictadura argentina’". Lo irónico, concluye Ramos, no radicaba tanto en la proverbial hipocresía británica, sino en la de ciertos intelectuales y políticos que, a raíz del infausto desenlace bélico, descubrieron el terrorismo de Estado que venían solapando desde 1976, y mucho más letal que el patético gobierno constitucional de Isabel Perón.
Hace unos días, ajustado a esa política de difamación y arrogancia imperial, el premier David Cameron se pasó de tragos. Frente a la solidaria decisión de los países del Mercosur de no permitir que buques con bandera de las llamadas Falklands atraquen en puertos de la subregión, sostuvo que el reclamo argentino sobre el archipiélago del Atlántico Sur era "mucho más que ‘colonialismo’ (sic), porque esa gente —los kelpers, habitantes de las Malvinas— quiere seguir siendo británica ".
Cameron se sirvió otro trago y, a continuación, leer para creer: ¡invocó el derecho de los pueblos a la autodeterminación! Deferencia que Su Majestad le negó al pueblo de Hong Kong, cuando la excolonia británica pasó, finalmente, a manos de China popular (1997).
El vicepresidente argentino, Amado Boudou, calificó las declaraciones del inglés como "un exabrupto torpe e ignorante de la realidad histórica la Argentina nació en su pelea contra el colonialismo". Por su lado, el canciller Héctor Timerman, de gira por los países de América Central, observó en entrevista con el diario Página 12 de Buenos Aires: "Llama la atención que Gran Bretaña hable de ‘colonialismo’ cuando es un país sinónimo de colonialismo".
Dick Sawle, uno de los miembros de la Asamblea Legislativa de las Malvinas (3 000 habitantes), aseguró que "el Reino Unido ahora mismo no es un país colonialista. Es un error hablar de eventos de hace más de 170 años". Opinión que a más de unir al Congreso argentino en un solo puño, mereció del dirigente político Pino Solanas la siguiente aclaración: De los 16 enclaves coloniales que aún subsisten en el mundo, 11 son del Reino Unido.
Los ingleses sangran por la herida: en 1833 ocuparon las islas y en 1982 ganaron una batalla. Sin embargo, desde el 2003 la política exterior independiente y soberana del gobierno de los Kirchner viene ganando la guerra en el campo de la diplomacia, las negociaciones que Londres se niega a entablar en el marco del derecho internacional y las resoluciones del Comité de Descolonización de Naciones Unidas.
De hecho, Página 12 recuerda que la única estrategia del Foreign Office ha sido la decisión de apelar al poderío militar y al Consejo de Seguridad de la ONU, una vez que no prosperara la maniobra para que la Comunidad Europea reconociera a las islas como territorio británico de ultramar. Frustración que llevó al general David Richards a elaborar planes de contingencia, frente a los informes de Inteligencia recibidos por Cameron, dando cuenta de una eventual invasión de pescadores para plantar en Malvinas banderas argentinas.
Los tiempos han cambiado. La causa anticolonial de Malvinas ya no es un asunto meramente argentino. América Latina cierra filas. En concreto, Chile y Uruguay rechazaron el ingreso de buques con rumbo a las islas, los países de América Central se han solidarizado con Argentina, y el canciller Antonio Patriota, haciendo honor a su nombre, convalidó estas posiciones en el transcurso de una conferencia de prensa sostenida junto con su homólogo británico, William Hage.


El Departamento de Estado, inclusive, acaba de reconocer que el diferendo compete al entendimiento bilateral entre Argentina y Gran Bretaña. Las únicas posiciones discordantes fueron las de un par de senadores chilenos (pinochetistas), y la de México.
A pesar de haber suscrito en todos los foros internacionales los derechos inalienables de Argentina sobre las Malvinas, la cancillería mexicana no ha dicho una palabra sobre de las bravatas políticas y maniobras militares de la piratería inglesa en las aguas del Atlántico Sur.
(Granma, Cuba, 3 de febrero 2012)

Retroceso cultural / Escribe: Carlos Almenara






Tunuyán festejó su vendimia. El cierre estuvo a cargo de Palito Ortega. No hace falta presentarlo, es suficientemente conocido. Es un artista indudablemente convocante. También es recordado como gobernador menemista de Tucumán o candidato a vicepresidente de Duhalde entre otras funciones políticas.


Interesa Ortega como símbolo cultural.

Ortega comenzó su carrera a principios de los sesenta o antes, y ya era sumamente popular cuando tomó el poder la dictadura genocida.
Están disponibles en youtube fragmentos de sus películas del período 1976 - 1983.

Por caso, “Brigada en acción” (1977) en la que, además de protagonista, fue director y productor. Muestra las andanzas de un agente de la policía federal, “una de las mejores preparadas del mundo” dirá su personaje. En 1977. ¿Hace falta volver a contar qué pasaba en la policía federal en 1977? ¿Hace falta relatar a qué se dedicaban las “brigadas en acción” de esos años?

O podemos hablar de “Dos locos en el aire”, de mediados de 1976. Que cuenta historias de la Fuerza Aérea. En 1976 hace una película propagandista de la Fuerza Aérea.

En ese período realiza, además: El tío Disparate (1978), Amigos para la aventura (1978), Las locuras del profesor (1979), Vivir con alegría (1979), Millonarios a la fuerza (1979), Locos por la música (1980), ¡Qué linda es mi familia! (1980), Cosa de locos (1981), Un loco en acción (1983).

Esos años finales de la dictadura, en una recordada producción, trae a Frank Sinatra al país.

En fin, si nombramos los principales íconos culturales de la dictadura, sin dudas Palito Ortega es uno de ellos. No le adjudicamos culpas no probadas, sólo marcamos un hecho.

¿Puede ser casual?

¿Qué sentidos, qué significados están en juego ahí?

Porque además de todo, además de todo lo que ya valdría por sí mismo el hecho de que sea ícono de aquél tiempo; el arte, los valores que contiene el arte que sirvió para propagandizar la dictadura no puede ser el relevante a nuestro tiempo. Mucho menos para quienes estamos comprometidos con este tiempo.

Es cierto, es un artista que puede entretener a miles, puede garantizar un éxito.

¿Pero puede una comuna, sin daño psíquico a los interlocutores, avalar una política nacional de derechos humanos de memoria, verdad y justicia y al mismo tiempo convocar al cierre de su vendimia a un referente cultural del genocidio?

La contracara de esto, el rumbo cultural para pensarnos hoy, está en la referencia ineludible de los festejos del bicentenario. Allí hubo una impecable construcción artística, histórica, estética, que dio como resultado un relato posible de una patria que somos todos.

Una patria que somos todos no esconde la tierra (la “¿mugre de la historia?”) bajo la alfombra. Una patria que somos todos no es una patria en que la Fuerza Aérea dice quién es la patria. Ni el ejército. Ni Palito Ortega.

Y ellos lo hicieron. Y construyeron el genocidio del que todavía no salimos.

Discutir la cultura popular, debatir qué tiene que promover el Estado, pensar los sentidos, las implicancias de los haceres artísticos es una de las polémicas más importantes de la sociedad democrática.



Y refutar, repensar, rebatir, la iconografía de la dictadura sigue siendo un proyecto cultural totalmente actual. Por ejemplo para combatir a Magnetto. Porque el problema Magnetto es aquél mismo traído a las particularidades de hoy.

Si al debate, no a la represión / Documento






El EJECUTIVO NACIONAL del MOVIMIENTO EVITA apoya el llamado de la Presidenta y convoca a dar un debate serio y sin posturas dogmáticas sobre la minería; a la vez que condena la represión de la protesta social en cualquier punto del país.


► Apoyamos las palabras señeras de la compañera Presidenta de la Nación como forma de encuadrar la cuestión del medio ambiente y la minería, avanzando a las reformas profundas y estructurales en la legislación y en las políticas a desarrollar.
Por tanto convocamos a dar un debate serio, sin posturas dogmáticas y llamando a la reflexión sin que esto implique una confrontación. Ponernos de acuerdo en qué tipo de minería y qué tipo de industrias ambientalmente sustentables queremos tener en el país.



La Argentina se debe un debate riguroso al respecto, superador de los activismos anti que muchas veces circunscriben su crítica sólo a la contaminación que estos emprendimientos generan, en una simplificación de estar a favor o en contra en una dicotomía impuesta por los medios. Debemos dar un debate ancho y profundo que abarque la cuestión de las corporaciones transnacionales, sus utilidades, y la competencia de éstas a nivel planetario por la apropiación de las riquezas extractivas.

Si en mancomún los pueblos de Sur América incorporamos como las constituciones de Ecuador y Bolivia el concepto de Derechos de la Naturaleza equiparándolos con los Derechos Humanos, el debate propuesto debe abarcar con amplitud no sólo la minería, sino la cuestión del agua; la extracción petrolera –control y propiedad del ente-; la riqueza ictícola (pesca) tanto en la plataforma como en alta mar; como la extranjerización de la tierra incluyendo la sojización ilimitada, el uso de los pesticidas, y la tala de bosques.

La ligereza sin reflexión no beneficia al país, y concientemente o no: se ubican en segundo plano los verdaderos aspectos de la disputa.

► Las respuestas a la demanda popular, la incorporación del conflicto en políticas que sostengan los intereses de los mas desprotegidos es una política de Estado desde el 2007 con la conducción de Néstor Kirchner. Jamás la represión o la criminalización de la protesta fue aceptada en ese marco.
Por ello repudiamos y no convalidamos ningún tipo de represión en la provincia que sea, con el gobierno sea de quien fuere. A la vez reclamamos a los dirigentes de estos lugares sean consecuentes con los principios liminares de Justicia Social que el gobierno nacional y popular sostiene pese a quién le pese.

► Condenamos la campaña sucia de Clarín, Magnetto y compañía, quiénes de repente se ponen ropajes de ambientalistas en su agenda directriz de incesante desgaste al gobierno popular. No garantizaron el medio ambiente cuando José Aranda –V.Presidente del grupo- desvió cursos de agua, contaminó esteros en el Iberá y trató de imponer su interés arrocero sobre el proyecto Ayuí. Fueron impulsores y protectores de la deforestación junto a la Sociedad Rural y “hombres de campo” en pos de la sojización y hasta del asesinato de compañeros del MOCASE que pretendían frenarla. Justificaron el uso del glisfosato, y aún hoy siguen condicionando las áreas de fumigación sin importarles la contaminación de poblaciones enteras.
A esa agenda infame se suman los políticos serviles de la Corpo que con frases efectistas ahora denuncian, y sólo denuncian, sin capacidad de establecer el debate que propone Cristina.



► Denunciamos a ONGs ambientalistas internacionales con estrecha dependencia –fundamentalmente económica- de los centros de poder del Imperio, que toman como bandera la cuestión minera en circunstancias en que el gobierno inglés militariza nuestras Islas Malvinas para garantizar la extracción petrolera que tendrá su impacto ambiental con características de gravedad como el exterminio de la fauna marítima o la extracción indiscriminada de las especies (pesca) ; agravado con la radicación de armas nucleares en su suelo. Ya se ha visto cómo la conciencia ambiental del norte y su mejora en la calidad de vida es funcionalmente defendida por estas organizaciones que batallan con el opuesto en otro lugar del planeta. Callan, otorgan, promueven operaciones de inteligencia fijando prioridades, cuando una Nación debate su soberanía, que también implica soberanía ambiental.

Video acerca de Jauretche






La Ceniza y la Brasa (5 / 8) Arturo Jauretche es uno de los autores fundamentales en la creación colectiva de nuestra identidad nacional. El realizador de "La Ceniza y la Brasa", Julio Fernandez Balaibar, intenta trazar una semblanza de Arturo Jauretche en su dimensión de político, escritor y pensador; y una relación de los momentos históricos que Jauretche protagonizara. Con entrevistas a Alejandro Dolina, Aníbal Ford, Jorge B. Rivera, Noé Jitrik, Fermín Chávez y otros. Música compuesta e interpretada por Juan Falú.


El general Invierno / Escribe: Horacio Verbitsky






Antes de que llegue el frío el gobierno se propone retomar el control de YPF. Pero todavía no decidió el modo. Una hemorragia en la balanza comercial que compromete las ventajas comparativas del país. Junto con la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central es la principal medida del segundo mandato de CFK. El modelo argentino visto con ojos brasileños. El ministro Casal implora que Dios lo salve.


No es casual que los dirigentes sindicales que se reunieron con Dilma Rousseff le hayan mencionado el ejemplo argentino, como reverso de la política económica que sigue Brasil. En 2011 la economía brasileña creció algo menos que el promedio de los países que integran el Grupo de los 20 (2,7 por ciento de Brasil contra 2,8 por ciento del G-20). Pero la diferencia se agiganta con los tres países del Grupo que más crecieron: la Argentina (9,5 por ciento), China (9,2 por ciento) y la India (7,3 por ciento). Dilma se reunió por más de dos horas con los dirigentes de las seis centrales sindicales de su país, quienes se quejaron por la desindustrialización, consecuencia de la apertura financiera y el flujo masivo de capitales especulativos, que produjo un persistente atraso cambiario, al estilo argentino de la década pasada. Los sindicalistas le opusieron el ejemplo de la Argentina, donde el mayor crecimiento se da en las exportaciones de Manufacturas de Origen Industrial (MOI). Uno de los asistentes dijo que Dilma replicó: “¡Pero la Argentina tiene 20 por ciento de inflación!”. Esa referencia a la inflación fue el eje de la cobertura en la prensa argentina que, en cambio, ignoró el encomio sindical al modelo argentino. Dilma “nos dio una clase sobre lo que está haciendo, pero todas las medidas son lentas y el país está quebrado”, dijo Paulo Pereira da Silva, el líder de Força Sindical, la central obrera creada por Lula.

Verdad y consecuencia
El gobierno brasileño desmintió la frase transmitida por los sindicalistas, alegando que la presidente nunca hablaría de asuntos internos de un país hermano y para más presidido por una amiga. Se comprende, porque Brasil no sale favorecido ni en el cotejo de 2011 ni en las previsiones para 2012. Que Dilma haya dicho o no lo que le atribuyen tiene así una importancia menor, si se compara con la no desmentida posición sindical. Esto no debería ser motivo de jactancia sino de preocupación, ya que no hay forma de impedir que el flojo desempeño de la economía brasileña provoque también una desaceleración de la argentina dado que Brasil absorbe un tercio de nuestras exportaciones. Según el Estimador Mensual de Actividad Económica del INDEC, la tasa de crecimiento interanual argentina en diciembre fue del 5,5 por ciento. Similar efecto se percibe en los datos de enero del comercio exterior y en la recaudación tributaria. Entre agosto de 2011 y enero de 2012, el valor de las exportaciones se redujo un 28,4 por ciento. Pero el valor de las importaciones tuvo una caída aún más pronunciada, del 29,6 por ciento. Esto permitió mantener en enero un superávit comercial de 550 millones de dólares, pero el Centro de Investigaciones de la CTA, CIFRA, entiende que este impacto incipiente de la crisis global en nuestro país explica en parte el menor nivel de actividad económica local en los últimos meses. Para estimar cuál será el resultado anual de la balanza no sirve multiplicar por 12 esos 550 millones de superávit de enero, ya que las restricciones aplicadas por el gobierno equivalen al freno de un mes de importaciones, unos 8.000 millones de dólares. La flexibilización posterior, que está serenando algunos ánimos exaltados, implica el compromiso de los importadores de retomar el ritmo normal pero sin recuperar ese atraso. El gobierno sigue confiado en que el saldo comercial del año rondará los 8.500 millones de dólares. En esta semana ha habido buenas y malas noticias para sumar a este cuadro. Las buenas son que la tonelada de soja que la Argentina exporta superó los 500 dólares, el doble de lo que vaticinaban los vinagres de siempre; las malas, que el barril de petróleo que la Argentina debe adquirir en el exterior subió más allá de los 120 dólares.

Del banco al pozo
Este contexto ayuda a entender las principales medidas económicas adoptadas por CFK en su segundo mandato: la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central, la derogación de varios artículos remanentes de la ley de convertibilidad y la decisión de tomar el control de la mayor empresa petrolera del país, YPF. La oposición sostiene que la motivación principal del gobierno para modificar la Carta Orgánica sancionada en 1992 durante la presidencia de Carlos Menem y el ministerio de Domingo Cavallo es acceder a las reservas del Banco Central para seguir pagando los compromisos externos. Lo más llamativo es que lo diga como una crítica, cuando se trata de la medida más apropiada posible en el ya descrito marco internacional. Las reservas son un seguro y éste es el momento de acudir a ellas para atenuar los embates de la crisis global. Si ésta creciera y se prolongara, no habría ningún nivel de reservas capaz de poner a salvo a un país medio como la Argentina. La alternativa es recurrir una vez más al endeudamiento externo, con las condiciones que implica, o practicar el ajuste brutal sobre las necesidades populares que postula la derecha pura y dura. Por cierto que hay mucho más en el proyecto que el Senado convertirá en ley esta semana. También servirá para que el Estado prosiga la tarea de disciplinamiento del sistema financiero, que comenzó con la recuperación del sistema previsional y continuó con el tope a las tasas que pueden percibirse por créditos sin riesgo a jubilados, con descuento automático por código de la ANSES. No lo hará reformulando la ley de entidades financieras que Martínez de Hoz dictó en 1977, sino incorporando uno de sus artículos a las facultades del Banco Central. En defensa del nivel de actividad y el empleo, faculta a la autoridad monetaria a “regular las condiciones del crédito en términos de riesgo, plazos, tasas de interés, comisiones y cargos de cualquier naturaleza, así como orientar su destino por medio de exigencia de reservas, encajes diferenciales u otros medios apropiados”. CFK y Mercedes Marcó del Pont trabajaron desde diciembre en la reforma.

Otoño caliente
Antes de que comiencen los fríos del invierno, el gobierno nacional planea asumir el control de YPF. La expresión es imprecisa, porque está menos definido el procedimiento que la meta: obturar una gigantesca hemorragia de recursos que se van en el pago de una creciente factura energética, como consecuencia de un movimiento de pinzas. Por un lado, el sostenido crecimiento del precio del barril de crudo que esta semana rozó los 125 dólares; por otro la caída de las reservas, de la exploración y de la producción de petróleo y gas, como consecuencia de decisiones deliberadas de YPF dirigidas a maximizar ganancias y obligar al Estado nacional a modificar su política de precios. La Argentina no puede modificar la primera parte de la ecuación, influida por la geopolítica mundial y que con alta probabilidad seguirán su marcha ascendente, dados los preparativos bélicos contra Irán. Pero sí puede actuar sobre la segunda, ya que tiene en su territorio el petróleo y el gas imprescindibles para sustentar el crecimiento económico y la inclusión social. Esa es una ventaja comparativa que debe aprovechar. La YPF privatizada a fines del siglo pasado exacerbó la exportación de hidrocarburos ya explorados por la YPF estatal, sin reponer ni siquiera uno de cada cinco barriles extraídos. Esta racionalidad empresarial permitió monetizar reservas, que la compañía de accionistas españoles utilizó para invertir en otros países de Norte y Sudamérica y en el norte de Africa. Dentro del país concentró todas sus inversiones en yacimientos no convencionales. Las retenciones que Néstor Kirchner impuso a esas exportaciones desacoplaron el precio interno del petróleo de los niveles internacionales. Según el investigador de la Fundación Bariloche, ingeniero en petróleo Nicolas Di Sbroiavacca, además de contener una escalada de precios estas medidas permitieron al Estado apropiarse de una parte de la renta extraordinaria que la devaluación les produjo a las petroleras por la diferencia entre los costos de producción aquí y el precio internacional. “Esta proporción de la renta petrolera que quedó en el país fue luego redistribuida entre la sociedad (los verdaderos dueños del recurso), ya sea en forma de subsidios o planes asistenciales, evitando que se convirtieran en dividendos empresariales de privados, que luego hubieran sido remitidos principalmente al exterior.” También garantizó la competitividad de la economía.

Una matriz importada
A pesar de las inversiones estatales de largo plazo para reactivar las industrias nuclear e hídrica y desarrollar nuevas fuentes de energía, la participación de los hidrocarburos en la matriz energética argentina aún se acerca al 90 por ciento y no es previsible que baje del 80 por ciento en los próximos veinte años. Para colmo, esto ocurre con preponderancia del gas, que es donde la caída de la producción local ha sido más dramática, forzando la importación de combustibles líquidos para quemar en las centrales térmicas. En sus discusiones con el gobierno el financista catalán que preside YPF, Antoni Brufau, dijo que las reservas no convencionales identificadas en la cuenca neuquina son las terceras del mundo y que si el gobierno liberara los precios, podría llevar al autoabastecimiento del país en no más de tres años, como ocurrió en Estados Unidos. Pero Di Sbroiavacca señala que una cosa son los recursos identificados y otra las reservas comprobadas que, en el principal yacimiento, el de Vaca Muerta, es del 0,15 por ciento de aquellos recursos “según el informe de la consultora Ryder Scout realizado recientemente para YPF”. Es decir que las soluciones con hidrocarburos no convencionales son de mediano y largo plazo, cuando casi todos estaremos muertos. Disciplinar a YPF (como antes a Techint para que invierta en el país parte de las ganancias obtenidas aquí, a Telecom para que no remita sus utilidades a la casa central o a Clarín y La Nación para que quienes compiten con ellos en el mercado de diarios puedan acceder al papel prensa a precios razonables), es imperioso ya.

La parte del león
En su pugna por mayores márgenes, YPF se sentó sobre los pozos y así forzó sucesivas ventajas, como los planes Petróleo, Gas y Refino Plus, que a partir de 2008 y hasta hace 45 días cuando CFK los suspendió, mejoraron sus ingresos. (Los incentivos que el Estado otorgaba cada año a todas las compañías por esos planes superaban los 2000 millones de dólares e YPF se llevaba la parte del león.) A fines del año pasado el gobierno temía que el déficit de la balanza comercial energética se acercara en 2012 a los 5000 millones de dólares. A los precios actuales, ya sabe que superará con holgura esa imponente cifra. Hasta 2007, YPF distribuyó un promedio anual de mil millones de dólares de dividendos entre sus accionistas. Desde entonces se acerca a duplicar esa suma, con la particularidad de que la empresa paga dividendos superiores a su utilidad neta. Pese a la contención de precios que le impone el Estado nacional, YPF y sus sociedades controladas han tenido en estos años ganancias anuales extravagantes, que se acercan al 20 por ciento sobre sus activos (RAE) y superan el 40 por ciento sobre su patrimonio neto (ROE). En el mismo lapso, ha contraído deudas que se aproximan a los 4.000 millones de dólares. Desde 2008 las deudas crecieron más que los activos. Es el método del vaciamiento. Según cuánto crezca el Producto Interno Bruto, la factura energética para los cuatro años del mandato presidencial de Cristina oscilaría entre 28.000 y 38.000 millones de dólares. Este costo golpearía en forma directa las cuentas públicas, porque si se trasladara a quienes consumen ese combustible, sólo la producción agropecuaria resultaría competitiva en el mercado mundial, pero con un vertical proceso de concentración.



¿Y la solución?
El gobierno tiene en claro que éste es el problema, lo cual no equivale a decir que sepa cuál es la solución. Cristina ha recibido distintas propuestas y debe decidir entre ellas. Sin dogmatismo, preferiría que YPF se comprometiera a realizar las inversiones que no hizo hasta ahora. De no hacerlo, habría otros interesados en hacerse cargo. Pero también hay funcionarios que se inclinan por una salida estatal, y existen varias de diferente intensidad, empezando por una intervención. Los remedios aplicados hace unos años, tuvieron un efecto paradojal. Kirchner impulsó el ingreso a la sociedad de un socio argentino, al que Brufau describió en una irónica declaración como experto en mercados regulados. El Grupo Petersen (elegante denominación con la que giran Papá y Baby Eskenazi), carecía de recursos para adquirir la participación accionaria que Repsol quería ceder y por eso se convino una ingeniería financiera para que la pagara con futuras ganancias. Gracias a eso, lejos de propiciar la reinversión se convirtió en el principal interesado en la distribución de dividendos, y acompañó cada planteo de Repsol a favor de aumentos en los precios del petróleo y del gas que produce. Esta es la línea de los ex secretarios de Energía acaudillados por Daniel Montamat, para quienes la utopía del autoabastecimiento sólo se alcanzará caminando hacia el horizonte de precios del mercado mundial, en cuyo caso caería el consumo local y volverían los abundantes saldos exportables. El gobierno obtuvo algunos éxitos, como la rebaja de un 30 por ciento en el precio del combustible aéreo, que YPF le facturaba al precio internacional a Aerolíneas Argentinas. Como le falta información y el análisis de costos no es su fuerte, el gobierno acudió a una fórmula importada: como en Estados Unidos, el precio del JPI para aviones no podrá exceder en más de 2,7 por ciento el de la nafta especial en la estación de servicio más próxima al aeropuerto. Pero Brufau rechazó la pretensión oficial de importar el faltante de producción propia de hidrocarburos y venderlo al precio de producción local. Y ante la decisión de las provincias de revertir las concesiones allí donde la inversión y la producción no fueron los comprometidos, YPF muestra voluntad de judicializar la relación, con lo cual no habría una solución inmediata. Que el Estado le limpie los pozos muertos o agonizantes no le preocupa mientras mantenga las reservas no convencionales de Vaca Muerta. Por eso, luego de las reversiones dispuestas por Chubut y Santa Cruz, la acción de YPF subió de precio. Con el respaldo del Reino de España, Repsol tiene más espaldas que Eskenazi para resistir una ofensiva del Estado en toda la línea. El discurso de la nacionalización suena muy bien, pero esconde grandes riesgos, como acaba de advertir Hugo Moyano. El barril de petróleo es mucho más caro que en el momento de la privatización pero las reservas son mucho menores. Tal vez si el Congreso declarara la utilidad pública de YPF, la merma en su capitalización la pondría más al alcance de una toma hostil en el mercado. Como se ve las alternativas son varias. Más difícil parece modificar el plazo. El autoabastecimiento a precios locales no es una cuestión ideológica, sino de supervivencia.
(Página 12, 18 de marzo 2012)

El mito de la discusión perdida / Escribe: Virtudes Della Santa





Una nota de nuestra columnista
acerca de uno de los debates fuertes
que pudimos disfrutar en el programa 678.
Leer este texto, tiene aun actualidad, y mucha.


Lo veía a Andahazi en la edición de 678, si muchachos, lamento mucho, pero no me flagelo viendo A dos toses ni en pedo. Lo veía, digo, repetir una y otra vez, intentando convencer, subyugar, doblegar a un Horacio González, que con calma solemne y estoicidad franciscana escuchaba, sin bajarle la mirada ni un instante, que la discusión estaba perdida.
Sin embargo, bien se muestra que en todo caso podríamos hablar de tablas, puesto que el propuesto mártir de la “inquisición K”, eligió hacer un discurso moderado y no el de barricada neoliberal insoportable al que suele apelar, y terminar reconociendo el gesto de Cristina, enarcando la ceja ante los aplausos que sacó la sola mención de la primera mandataria.
Habitaba en Andahazi, una especie de posesión demoníaca, digo, hay que ver que el devenir histórico de la derecha vernácula deba recurrir a él, en lugar de un Sebrelli o un Aguinis, o finalmente un siempre engolado, aunque ahora desbigotado, Asís. Y quería su victoria, para ofrecerla en el altar del gangoso a un Magnetto refulgente.


El éxtasis de Andahazi, no es más que un burdo recurso de acción psicológica destinado a amilanar al adversario antes de un combate. “Toda la guerra psicológica ofensiva debe tender a debilitar y quebrar la moral de guerra del adversario, desbaratando su ajuste psicológico.”, decía Ramón Carrillo en un curso sobre GP. Lo que Andahazi no sabe, como buena parte del establishment es que en política siempre se puede correr el arco, y que como decía Jauretche: “El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza.”
Para el caso, ya está demostrada la calidad de sus dirigentes, como Macri o Jellou Jaquet, y la de los nuestros, como Horacio González, por ejemplo.
Somos duros y de largo aliento. Sabemos que el partido es largo y estamos dispuesto a jugarlo, a jugarlo siempre, porque lo que defendemos como decía San Martín es la felicidad de todos.
La Revolución es un sueño eterno.

Aborto, la Corriente Causa Popular aplaude el fallo de la Corte / Documento






El fallo emitido por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, sentando jurisprudencia sobre la interpretación del art. 86 del Código Penal es un paso adelante en el acceso a la salud integral de todas las habitantes de nuestro país. La interrupción de los embarazos producto de violaciones dejará de ser un privilegio de quienes pueden pagar costosas intervenciones.


Al confirmar por unanimidad –con un fallo histórico- la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Chubut que autorizo el aborto legal de una adolescente de 15 años con un embarazo producto de una violación, la Corte clarifica el equivoco planteado desde 1921 al despenalizar el aborto en todo caso de violación, y no sólo en caso de victimas con discapacidad mental.

La Corriente Causa Popular aplaude esta resolución, ya que está ampliamente comprobado que las muertes por abortos clandestinos son en su gran mayoría de mujeres pobres, porque la interpretación restrictiva de la norma nunca logró que la práctica no se realice; sino que envió a l mujeres a la inseguridad, la muerte o las lesiones permanentes.

La Corriente Causa Popular expresa su enérgico repudio a las declaraciones del Ministro de Salud Publica de la provincia de Corrientes, Julio Dindart, quien dijo que “algunas chicas se embarazan porque obtienen un recurso económico como premio”, refiriéndose a la Asignación Universal por Hijo/a y Embarazo, una de las políticas de Estado revolucionarias implementada por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Estas declaraciones –graves en cualquier caso- son lamentables, ilegales e imperdonables cuando provienen de un funcionario publico que manifiesta una profunda discriminación y violencia hacia las mujeres, especialmente las de bajos recursos.


Estamos construyendo una sociedad más igualitaria. A pesar de los palos en la rueda y los obstáculos permanentes. En ese sentido marchamos con el pueblo de la Patria.


MESA NACIONAL de la CORRIENTE CAUSA POPULAR
Luis Gargiulo (Necochea), Eduardo González (Córdoba), Julio Fernández Baraibar (Cap. Fed.), Eduardo Fossati (Cap. Fed.), Laura Rubio (Cap. Fed.), Juan Osorio (GBA), Cacho Lezcano (GBA), Marta Gorsky (Gral. Roca), Ismael Daona (Tucumán), Alberto Silvestri (Esquina), Magdalena García Hernando (Cap. Fed.), Marcelo Faure (La Paz ER), Tuti Pereira (Santiago del Estero), Ricardo Franchini (Córdoba), Liliana Chourrout (GBA), Oscar Alvarado (Azul); Ricardo Vallejos (Cap. Fed.), Alfredo Cafferata (Mendoza), Juan Luis Gardes (Cipoletti), Omar Staltari (Bahía Blanca), Gabriel Claverí (Cnel. Dorrego), Rodolfo Pioli (Jujuy) y Horacio Cesarini (GBA).
Central de Mujeres Manuelita Sáenz - Ateneo Arturo Jauretche de Jujuy.


En la senda de Manuel Ugarte, Arturo Jauretche, Jorge Abelardo Ramos y Juan Domingo Perón

Video acerca de Jauretche






La Ceniza y la Brasa (4 / 8) Arturo Jauretche es uno de los autores fundamentales en la creación colectiva de nuestra identidad nacional. El realizador de "La Ceniza y la Brasa", Julio Fernandez Balaibar, intenta trazar una semblanza de Arturo Jauretche en su dimensión de político, escritor y pensador; y una relación de los momentos históricos que Jauretche protagonizara. Con entrevistas a Alejandro Dolina, Aníbal Ford, Jorge B. Rivera, Noé Jitrik, Fermín Chávez y otros. Música compuesta e interpretada por Juan Falú.

La minería, la invención democrática y el desarrollo sustentable / Escribe: Ricardo Forster






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Pensar la democracia es intentar desnaturalizarla, es decir, abordarla no como algo dado de una vez y para siempre sino como una continua invención capaz de redefinir sus condiciones históricas y el horizonte de sus posibilidades. Pero también es penetrar en sus contradicciones, conflictos y tensiones no resueltas, esas mismas que hoy se despliegan en el interior de ese otro magma de la vida contemporánea que es el mercado, la economía global y su forma actual, que es el capitalismo financiero.



La democracia, que recorrió un largo camino desde su alborada griega, hoy se encuentra ante los límites del liberalismo, ideología que, una vez desplazados los modos totalitarios encarnados por el nazismo y el estalinismo, se enfrenta ante una profunda crisis que arrastra consigo su gran invención: el individuo imaginado como sujeto de su propia libertad mientras queda atrapado en la alienación mercadolátrica.

En todo caso, la bancarrota económica de países como Grecia y España pone en evidencia no apenas los problemas del paradigma de acumulación y valorización financiera del neoliberalismo, sino que desnuda las carencias del individuo en el interior de una sociedad dominada por el consumismo y el egoísmo; carencias que lo dejan inerme ante la tempestad desatada por las fuerzas indescifrables, para ese individuo autofestejado y socialmente fragmentado, del mercado global que terminan por poner en evidencia la fragilidad de su supuesta libertad allí donde queda desnutrido de palabras e ideas para revertir la catástrofe social a la que ha sido arrastrado por el “anarcocapitalismo financiero”.

Una sociedad construida bajo las premisas de la objetualización y la rentabilización de todas las esferas de la vida, que no ha podido parir otra realidad que la de la sumisión del individuo a las fuerzas inescrutables de la economía-mundo, tiene como consecuencia necesaria la profunda despolitización de esa misma sociedad que equivale, esto también hay que señalarlo, al vaciamiento de la democracia que hace pareja, desde sus orígenes, con la política entendida como la lengua que se hace cargo de lo no resuelto y del conflicto en el interior de las relaciones sociales.

Por eso entre nosotros, y pienso en Argentina y en otros países sudamericanos, la salida, todavía incipiente y contradictoria, de la brutal dominación del capitalismo neoliberal se dio bajo la forma de la repolitización de nuestras sociedades. En una época en la que nada parecía torcer el rumbo triunfante del economicismo hegemónico de matriz especulativo-financiera reapareció, bajo las condiciones del retorno de lo social popular, la conjunción entre democracia y política; una conjunción que no anula ni oculta los conflictos en el interior de las sociedades, sino que los procesa políticamente bajo el paradigma de otra concepción de los sujetos sociales, de la esfera pública, del rol del Estado y de los derechos de cada uno de los que integra la vida en común.

La democracia, siguiendo esta perspectiva, condensa pluralidad y diversidad de intereses, visiones, concepciones, experiencias, tradiciones y prácticas que en su entrelazamiento no dejan de evidenciar sus problemas no resueltos y sus contradicciones.

Uno de los puntos nodales, al menos para países como los nuestros que se enfrentan a la imperiosa necesidad de reducir los índices de desigualdad y pobreza, es encontrar el difícil equilibrio entre políticas de desarrollo y crecimiento económico (que incluye industrialización, tecnologías innovadoras y nuevas formas de extracción de las riquezas naturales) y esa doble dimensión que articula la sustentabilidad medioambiental con los derechos históricos de los pueblos a continuar con sus estilos de vida, formas productivas e identidades culturales que en más de una ocasión chocan con la lógica del desarrollo. Democracia, entre otras cosas, es ese movimiento complejo y abigarrado que tensiona todas estas dimensiones pero bajo la matriz innegociable de la soberanía popular a la hora de determinar qué políticas, para qué y para quiénes.

2 Los tiempos de la política se cruzan, lo sabemos y no podría ser de otro modo en una sociedad absolutamente atravesada y saturada por los lenguajes comunicacionales, con los del periodismo. A veces porque lo ocurrido tiene, de por sí, una dimensión que no puede ser ignorada por los medios de comunicación; otras porque son esos mismos medios los que se apropian de un acontecimiento y lo convierten en el centro de su cotidiano machacar hasta hacer de algo menor el centro exclusivo y excluyente de la realidad.

Hay, sin embargo, otra ocasión, tal vez la más significativa, en la que se potencia el suceso por sí mismo impulsando tanto a la política como a la construcción mediática. Y esos suelen ser momentos en los que ni la intencionalidad política de los gobiernos o de las oposiciones ni la construcción virtual de los medios define las condiciones de emergencia y de continuidad de un acontecimiento. Suelen ser coyunturas que se enraizan en antiguos reclamos y que movilizan a amplios sectores populares que salen en defensa de derechos, historias, tradiciones, identidades, conquistas, sueños y hasta futuro enfrentándose, incluso, a las promesas de progreso y bienestar de quienes son los portadores de las fuerzas del cambio. En un extraordinario, bello y erudito libro sobre Emiliano Zapata y la revolución mexicana, el historiador John Womack le explica al lector que “éste es un libro acerca de unos campesinos que no querían cambiar y que, por eso mismo, hicieron una revolución. Nunca imaginaron un destino tan singular. Lloviera o tronase, llegaran agitadores de fuera o noticias de tierras prometidas fuera de su lugar, lo único que querían era permanecer en sus pueblos y aldeas, puesto que en ellos habían crecido y en ellos, sus antepasados, por centenares de años, vivieron y murieron...”

Difícil encontrar un comienzo tan potente y enigmático como el que eligió John Womack para tratar de explicar por qué los campesinos del Estado de Morelos se levantaron contra los proyectos de transformación productiva y tecnológica que, desde finales de siglo XIX, comenzaron a desarrollar, sin escatimar ningún tipo de “instrumentos” jurídicos, políticos, económicos, técnicos y de los “otros”, los nuevos empresarios del azúcar.

Sospecharon de la palabra “progreso” cuando se dieron cuenta de que ellos tendrían que pagar todo el precio de una promesa de futuro que, en el presente, significaba expulsión y violencia de quienes, por generaciones, habían vivido y trabajado la tierra de modo comunitario y que ahora eran brutalmente desalojados por los nuevos ingenios azucareros que representaban, para la gran prensa de aquellos días, para el poder político y para el paradigma cultural-civilizatorio dominante, la quintaesencia del progreso y de la innovación tecnológica.

Aquel tremendo acontecimiento de la historia latinoamericana que produjo uno de los líderes populares más significativos y míticos de nuestro continente, como lo fue Emiliano Zapata, puso en evidencia, una vez más, el conflicto entre los adalides del progreso y el desarrollo, por lo general provenientes de las ciudades y dueños del capital llamado a cambiar las formas económicas ancestrales y apoyados por los gobiernos de turno, y los campesinos que se levantaban contra las fuerzas de una novedad que la veían, quizás sin equivocarse, como las sepultureras de sus tradiciones y modos de vida. Lo que tal vez no pudieron ver ni Zapata ni el otro gran líder campesino, Pancho Villa, era que los vientos de la época soplaban a favor de la magia irradiada por la palabra “progreso” y que su lucha, allí donde no lograba comprender las complejidades de los nuevos tiempos, estaba destinada a la derrota si no lograba, como efectivamente terminó por suceder, encontrar los lenguajes, las fuerzas y las ideas que impidiesen la consumación de la hegeliana “astucia de la razón en la historia”, brutal eufemismo para ocultar la estela de violencia y barbarie que conllevó y sigue conllevando la lógica del “progreso”.

3 No se trata, estimado lector, de homologar las rebeliones zapatistas de principios de siglo XX con las protestas de las distintas poblaciones de La Rioja y Catamarca que, en las últimas semanas, vienen sacudiendo el escenario político y mediático argentino planteando, de una manera poderosa y provocativa, la compleja cuestión de la minería.

Se trata, antes bien, de señalar las raíces profundas que se manifiestan en los reclamos de muchos de los habitantes de Famatina y de Tinogasta, de Belén y de Andalgalá (los nombres más significativos que incluyen a otros pueblos y pequeñas ciudades cordilleranas), que se enfrentan, como en otros tramos de la historia caliente de nuestro país y del continente, a la sed de transformación e innovación que trae aparejadas el desarrollo económico y sus formas, que parecen irrefrenables, de expansión tecnológica y, en muchas ocasiones, ciegas ante los deseos y los derechos de los pobladores.

Pero a diferencia de aquellos campesinos que se rebelaron en el México de Porfirio Díaz y que en su rebelión contribuyeron a desatar una revolución que cambió la historia de ese país, y lo hicieron porque no tenían quien los pudiera escuchar, en la Argentina de 2012 hay una democracia que supo reencontrarse con la memoria de los derechos y que, desde que Néstor Kirchner llegó al gobierno, rechazó la represión como medio de dirimir las protestas sociales.

Una democracia, bajo el giro histórico que le imprimió el kirchnerismo, que recuperó la memoria de la igualdad y de la participación y que volvió a hacer visibles a los invisibles. Y es desde esta reinvención democrática de una Argentina que va logrando dejar atrás el modelo neoliberal que se vuelve indispensable no sólo impedir que policías provinciales acostumbradas a actuar como capangas y como fuerza de choque de los poderosos repriman la genuina protesta de quienes tienen derecho a oponerse a la minería a cielo abierto –y esto más allá del indispensable debate en torno a su sustentabilidad o no–, sino que también es tarea del gobierno (el nacional si los provinciales no se muestran interesados o simplemente juegan solo del lado de los intereses corporativos) convocar al diálogo y abrir, como lo señaló hace pocos días Cristina Kirchner, un profundo e indispensable debate sobre la minería capaz de incorporar cuestiones tan relevantes como la sustentabilidad medioambiental, la protección de las economías tradicionales y los caminos que hagan posible un desarrollo sin el cual resulta imposible construir una sociedad más equitativa que logre distribuir riqueza genuina y no pobreza.

Dicho de otra manera: cómo encontrar el equilibrio entre políticas de transformación económico-productivas que requieren de nuevas tecnologías y de emprendimientos extractivos, y sin las cuales es muy difícil imaginar la creación de riquezas socialmente distribuibles, y la protección del medio ambiente y de las identidades de los habitantes históricos de esas localidades que se han convertido en el centro de una nueva “fiebre del oro”. Bajo otras condiciones, algo de lo mismo viene sucediendo con la expansión de la frontera sojera y la expulsión de cientos de pequeños campesinos.

La pregunta inquietante, la que no se puede eludir, es de qué modo garantizar los recursos para hacer mejor la vida, la educación y la salud de una sociedad que no puede desentenderse de la riqueza de su suelo y de su subsuelo. Ninguna corriente ecologista o medioambientalista puede resolver la ecuación, extremadamente compleja, entre creación de riquezas, disminución de la pobreza y distribución igualitaria si es que no se hace cargo de darle alternativas a sociedades que necesitan salir del atraso y de la dependencia; alternativas que no respondan a visiones regresivas y neoconservadoras, sino que puedan dar un profundo debate, de matriz humanista, sobre los vínculos entre producción, tecnologías, medio ambiente, inversión necesaria y sustentabilidad. Lo demás es falso virtuosismo incapaz de pensar la cuestión social o simple cinismo.
Así como resulta absurdo, económica y políticamente, desconocer la historia y la proyección futura de la minería en un país que es atravesado de norte a sur por miles de kilómetros de cordillera, también resulta indispensable reconocer el derecho de los habitantes de esas geografías a ser partes activas a la hora de planificar y resolver estrategias de desarrollo que involucran directamente sus vidas y la de sus hijos. No hay soberanía territorial que no venga acompañada por la soberanía del pueblo, pero no entendida como unanimidad abstracta, sino como conjunción de diversidades. “Pruebas de fuego –escribe María Pía López– para los gobiernos populares, que deben refundar su legitimidad permanentemente en el ejercicio de una vasta conversación que se hace de conflictos, tensiones, discusiones y acuerdos. Nunca –salvo propicios y escasos momentos– de consensos unánimes. Por eso, las destrezas no deberían dedicarse tanto a la búsqueda de estas efímeras unanimidades –que conocimos en días de fiesta o de combate contra un enemigo exterior–, sino a la composición democrática de lo heterogéneo.


Ese es el abc de la democracia, el núcleo fundador de cualquier proyecto de nación que tenga como brújula orientadora la idea emancipatoria que reúne en un mismo movimiento la indispensable generación de riquezas –industriales y primarias–, la distribución equitativa, la preservación y expansión de los derechos y la protección del medio ambiente. Nadie dice que sea sencillo encontrar la ecuación adecuada. Esa es la tarea de la genuina invención democrática, la que aspira a construir una sociedad más justa.

(Página 12, 14 de febrero de 2012)

Juicios a los represores / Escribe: Pablo Salinas





Este artículo de nuestro columnista
fungió de respuesta al artículo de
Alberto Solanet, publicado en 2011
en diario La Nación y bajo el título:
“Derechos Humanos y Legalidad”.



Todos los represores están siendo juzgados por sus jueces naturales. No existía cosa juzgada porque las leyes de Punto Final y Obediencia Debida impidieron que se continuaran procesos en su momento, procesos que no concluyeron, por lo cual no existía cosa juzgada.



Con respecto a la decisión de la Presidencia de la Nación de instaurar el 24 de marzo como Día de la Memoria nada tiene de discutible ya que responde al saldo de 30 mil compañeros desaparecidos, a la lucha de años de los organismos de Derechos Humanos y a la toma de conciencia sobre las gravísimas consecuencias del terrorismo de Estado.

No existen dos historias o justicia total o dos demonios como pretende Solanet. En efecto, la Corte en la sentencia donde confirmó la nulidad de las leyes de impunidad descartó esta teoría con argumentos concretos y contundentes, fundamentalmente no es comparable, de ningún modo, un plan criminal desarrollado desde el Estado con la impunidad y control del aparato estatal y sus fuerzas armadas y de seguridad con actos insurgentes de organizaciones que no tenían control territorial y que al momento del golpe estaban diezmadas.

El terrorismo de Estado consiste básicamente en el dominio del aparato estatal para, a través de un aparato organizado de poder integrado por el Ejército con control operacional, secuestrar personas, por ejemplo a Lila de Marinis, y llevarla en camisón a altas horas de la noche en autos de civil para que la persona no aparezca más; las patotas se la llevan actuando con impunidad total y con los recursos provistos por el Estado.

Con respecto a la nulidad de las leyes de impunidad que tanto molesta a Solanet, debo decir que la Corte Interamericana en el caso “Barrios Altos (Chumbipuma Aguirre) c/Perú” y en el caso “Almonacid Arellano c/Chile”, dejaron absolutamente claro que las leyes de impunidad son inoponibles al Sistema Interamericano de Derechos Humanos y por lo tanto nulas de nulidad absoluta, y en este camino se va pronunciando toda la más destacada jurisprudencia del continente: pronto se abrirán los juicios en Uruguay y donde ya se reabrieron las investigaciones en Chile y finalmente, tendremos un reimpulso de investigaciones en Brasil según lo manifestado por la presidenta Dilma Rousseff.

No se trata de venganza sino de justicia lo que estableció nuestra Corte, que por otra parte es la Corte Suprema de Justicia más prestigiosa que ha tenido el país, integrada por juristas de nota y de prestigio internacional. En los fallos “Arancibia Clavel”, “Lariz Iriondo”, “Simón” y “Mazzeo”, la Corte no sólo no obedeció ninguna orden del Poder Ejecutivo como irresponsablemente dice este señor Solanet sino, por el contrario, aplicó los criterios sostenidos en la Corte Interamericana de Derechos Humanos en los casos “Barrios Altos” y “Almonacid Arellano”, pero también siguió la doctrina que ya había establecido el más alto Tribunal con otra integración en la causa “Eumekian” y en la “causa Priebke”, según la cual el derecho internacional de los Derechos Humanos debe ser respetado y los tratados y acuerdos contra la impunidad y dictaminando la imprescriptibilidad de los crímenes contra la humanidad deben ser juzgados y así fue con Priebke un Hauptsturmführer de la SS que fue encontrado en 1994 en Bariloche, Argentina, y con otro gobierno y otra Corte fue entregado a Italia, donde fue condenado en 1998 a prisión perpetua.

Por todos estos motivos es que la Corte Suprema no hizo más que aplicar la jurisprudencia y el derecho internacional; es decir, no hizo más que lo que le correspondía hacer al dictar los fallos que tanto agravian a Solanet y a todos los defensores del terrorismo de Estado. Dice Solanet y los defensores del terrorismo de Estado que se ha violado la cosa juzgada y el debido proceso legal y también la irretroactividad de la ley penal; como especialista en Derecho Penal puedo afirmar categóricamente y sin duda alguna que no se ha vulnerado ninguno de estos principios legales y que Solanet miente descaradamente.

En efecto, todos los represores están siendo juzgados por sus jueces naturales. No existía cosa juzgada porque las leyes de Punto Final y Obediencia Debida impidieron que, en su momento, se continuaran procesos, que no concluyeron por lo cual no existía cosa juzgada. Tampoco se ha violado la irretroactividad de la ley penal, ya que la Argentina era parte desde 1948 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, del pacto para la sanción del delito internacional de genocidio 1956, Pacto Interamericano contra la Tortura de 1975, de los Convenios de Ginebra de 1949 y en suma de todo el sistema internacional de Derechos Humanos que los represores y la Junta Militar no respetaron como tampoco la Ley 14.616 contra la Tortura, ni el Código Penal que establecía y establece el delito de Homicidio y Homicidio calificado.

Lo que está sucediendo en la Argentina en este momento que es el juicio a los responsables del ataque generalizado a la población civil más grande que existió en la historia argentina es mirado con admiración por el mundo entero. Reconoce escasos antecedentes: el juicio de Nüremberg, el juicio a los Einsatzgruppen o también la Causa 9 seguida por el consejo aliado contra Otto Ohlendorf, el juicio a los coroneles griegos, el juicio a Karl Adolf Eichmann en Jerusalén en 1961 (Eichmann era un Obersturmbannführer, es decir la más alta jerarquía de los SS y se presentó en el juicio diciendo que fue un simple administrativo y también proclamó que se le violaba su derecho a la irretroactividad de la ley penal y los principios legales). Luego, los juicios por Crímenes contra la Humanidad de Ruanda y de la ex Yugoslavia.

Todos estos antecedentes permiten decir que la Argentina está produciendo una página en la lucha contra la impunidad en el mundo. Así como los defensores de los nazis en Nüremberg, en el juicio a los Einsatzgruppen o en los juicios llevados adelante en contra de crímenes contra la humanidad en el mundo, siempre echan mano a los mismos argumentos defensivos y se agravian por considerar violados sus principios legales, principios que por otra parte ellos jamás respetaron con respecto a sus víctimas a las cuales secuestraron en horas de la noche, se apropiaron de sus hijos, torturaron hasta la muerte e hicieron desaparecer los cadáveres impidiendo a miles de familiares hacer el duelo y dar sepultura a sus muertos, todo el aparato del terrorismo de Estado les robó la muerte a nuestros compañeros y los privó de todo tipo de garantías y principios que ahora ellos consideran afectados porque se encuentran sencillamente presos.

Con respecto a las citas a Moreno Ocampo y Ledesma sólo puedo decir que son apreciaciones jurídicas que son utilizadas por Solanet para sostener sus argumentos pero que carecen de todo sustento en la más destacada jurisprudencia tanto Nacional como Internacional y no hay tribunal que haya receptado ninguno de estos planteos de prescripción, puesto que existe un tratado dictando la imprescriptibilidad de los crímenes contra la humanidad, el cual es ley en Argentina.


Con respecto a lo sostenido por el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, en cuanto a que los juicios por crímenes contra la humanidad no tienen marcha atrás y son política de Estado y de los tres poderes, Solanet dice que con esto se comete un grosero prejuzgamiento cuando sencillamente el presidente de la Corte Suprema reafirma la división de poderes y reafirma el principio según el cual estos juicios fueron impulsados por todas las fuerzas políticas argentinas, comenzando por el juicio a las Juntas, que fue un hito histórico en Latinoamérica y que no lo produjo el partido gobernante, esto es parte de lo que Solanet oculta en sus afirmaciones para poder sostener argumentos de persecución política que no resisten el menor análisis.

Para Solanet el orden justo es el orden de la impunidad y como bien sostiene Eduardo Galeano que nos visitó recientemente: “La impunidad estimula al delincuente, o sea, lo peor que puede ocurrir es la impunidad. La impunidad multiplica la delincuencia. Si vos matás uno, dos, tres, 50 y no te pasa nada, después terminás asesinando a un gentío.

Radiografía de un problema / Escribe: Eva Giberti





“En Occidente la sexualidad no es lo que callamos,
no es lo que estamos obligados a callar,
es lo que estamos obligados a confesar”.

M. Foucault, Los anormales.


En la presentación de estos datos se combina el trabajo de dos equipos del programa Las Víctimas contra las Violencias del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos: el Equipo de Violencia Familiar (que desde octubre de 2006 hasta octubre de 2011 asistió y acompañó interviniendo en domicilio a 11.868 victimas) y el Equipo de Violencia Sexual que se inauguró en abril de 2006, durante la gestión del presidente Néstor Kirchner y procede hasta la fecha. Solamente incluiré los datos del equipo que se ocupa de delitos contra la integridad sexual (Violencia Sexual) seleccionando la estadística a partir del año 2008 para no abundar en cifras.
Las que se publican en esta página corresponden a la ciudad, de Buenos Aires y permiten evaluar dimensiones de la violencia de género que habitualmente quedan lateralizadas ante la presencia homicida de la violencia contra las mujeres. No obstante, nuestra actividad en distintas provincias, entrenando a quienes deben intervenir ante estos episodios, ratifican los datos. Que se reiteran en América latina. Solamente en nuestro país, y mediante el programa mencionado, se inauguró una estrategia que se aplica cuando debe intervenir en estos casos, y un acompañamiento de las víctimas en servicios hospitalarios, en áreas jurídicas y familiares. Como consta en las memorias del programa y en la información popular que solicita nuestra presencia.
Los niños y niñas, que en los cuadros se diferencian por los colores tradicionales, rosa y celeste, son víctimas de los adultos, prioritariamente padres, abuelos, compañeros de la madre, tíos o hermanos mayores. Es decir, forman parte de las violencias de género que se desarrollan dentro del ámbito familiar. Documentos espeluznantes escritos por Tardieu, médico especialista en anatomía patológica publicados en 1850 refiriéndose a los padres, sumados a los juicios a violadores desconocidos, a partir del año 1616 (N. Chorier, Vigarello, .G y otros), nos advierten que no enunciamos novedades.
La mayoría de estos datos han sido acompañados por denuncias (lo cual no garantiza la sanción del agresor), pero un porcentaje significativo corresponde a los datos que obtenemos cuando se solicita nuestro acompañamiento y quien solicita ayuda no desea denunciar.
Suponemos que cuando determinadas informaciones se exponen detalladamente en los medios de comunicación sirven como inspiración para quienes asumen el delito contribuyendo en la desaparición de los que deberían ser sus frenos inhibitorios y sociales. La catarata de femicidios, que desde una mirada ingenua se suponen “copia” de otro anterior, nos evidencia las posibilidades homicidas de determinados sujetos, propias de quienes eligen aniquilar dichos frenos inhibitorios –que quizás no se incluyeron en su desarrollo– para gozar mediante el homicidio de una víctima mujer. Tema para la Criminología y la Psicología. Podemos suponer que los datos publicados se constituyen en fuentes de inspiración para el asesino, porque los femicidios por quemazón/incendio de la víctima se reiteran –aunque existieran precedentes– a partir de fines del año 2009, cuando Wanda Taddei instituyó el suplicio.
Pero, cuando se trata de agresiones a niños y niñas, los precedentes son históricos, están fechados hace siglos. Si exceptuamos la victimización de las criaturas mediante la pornografía, que precisa de la técnica del cine y del video, los ataques sexuales a niñas y niños se remontan en el tiempo y parecería que los victimarios domésticos o callejeros no precisaran nuevas formas de inspiración.
La mostración de los hechos horrendos suele incomodar a determinado público. Pero horrorizarse es el inicio de un despertar. Los hechos violentos contra los chicos y las niñas se encubren con la nomenclatura del “abuso sexual”, que neutraliza y difumina las características del ataque. Los adultos eligen ese lenguaje –que es el que los códigos promueven– en tanto y en cuanto aquieta la mente y posterga el saber.
El equipo que interviene ante el pedido de auxilio por violencia sexual, en el año 2011 realizó 1010 intervenciones, se atendieron 937 víctimas de delitos contra la integridad sexual, de las cuales 485 fueron niños, niñas y adolescentes. O sea, la proporción de intervenciones ante la solicitud de auxilio y acompañamiento aumentó en relación con el año 2010.

(Ver cuadros 1 y 2)


Hasta aquí, las evidencias hablan el lenguaje de los gráficos. Sin embargo, encerrado en cada cifra hay una descripción aportada por la víctima, cuyas edades oscilan entre los cero años (bebés) y los 18. Con un corte de cero a cinco años que no incorporo en este artículo.

(Ver cuadros 3 y 4)



Ante estas lecturas se producen varias reacciones. La primera, racional y angustiada, pregunta qué se hace con estas criaturas.
Otra reacción lógica: ¿no se detiene a los atacantes?
Otra reacción emocional intensa: pero esos no son padres, son monstruos.
También se pregunta: y ustedes, ¿qué hacen frente a estas cosas?
Es decir, múltiples reacciones, pero raramente surge la reflexión. ¿Qué sucede con las familias, con los adultos? y ¿de qué se trata la famosa frase de la Convención de los Derechos del Niño: el niño, la niña son sujetos de derecho?
Buscar culpables, más allá de los atacantes, paradójicamente reduce y amplía el problema al institucionalizarlo porque se encuentran muy rápidamente las responsabilidades de los otros. Que sin duda existen. Existimos. Pero si se produce un corrimiento del conflicto hacia lo jurídico y lo administrativo característico del liberalismo, se desemboca en un “desplazamiento de la política”, como diría Chantal Mouffe. Y el abordaje del tema exige, o por lo menos propone, un quehacer político que sostenga las luchas contra estos delitos.
Si ilustro con estos gráficos, producto del trabajo profesional de los equipos intervinientes en terreno y de los equipos de estadística e informática que forman parte del programa Las Victimas contra las Violencias, es porque la denominada violencia de género, que orienta la atención hacia las mujeres golpeadas, arriesga un deslizamiento ideológico que podría capturar las alternativas de estas violencias mediante el efecto de fascinación que la frase ejerce, al mismo tiempo que oscurece la figura del patriarcado. ¿O de dónde se supone que provienen los ataques sexuales a estas víctimas de cero a cinco, de seis a diez y de once a quince?
Las respuestas, análisis y consideraciones resultantes de estas evidencias no son las que podrían incorporarse en un artículo que, además, precisaría instalar una serie de matices. Esta publicación corresponde al derecho que tiene la ciudadanía de estar informada y conocer las estadísticas disponibles.
(Página 12, domingo 18 de marzo de 2012)

Video acerca de Jauretche






La Ceniza y la Brasa (3 / 8) Don Arturo Jauretche fue uno de los autores fundamentales de nuestra identidad nacional. El realizador de "La Ceniza y la Brasa", Julio Fernandez Balaibar, intenta trazar una semblanza de Arturo Jauretche en su dimensión de político, escritor y pensador; y una relación de los momentos históricos que Jauretche protagonizara. Hay entrevistas a Alejandro Dolina, Aníbal Ford, Jorge B. Rivera, Noé Jitrik, Fermín Chávez y otros. Música compuesta e interpretada por Juan Falú.

Malvinas, la visión argentina / Escribe: Aníbal Fernández






Movidos por quién sabe qué sentimiento patriótico -carnavalesco, un grupo de intelectuales (?) que bien podría ser el elenco estable del sainete Los Disfrazados, de Carlos Pacheco –una pieza en la que todos pretenden ser lo que no son– ha elegido este Miércoles de Ceniza (con todo los que su simbología conlleva en términos de la cosa efímera) para presentar un documento con “su postura” respecto de la Causa Nacional de Malvinas, pidiéndole al gobierno un cambio de políticas en el sentido que ellos proponen.
Este escrito, que acaso por el mismo espíritu de las carnestolendas fue anunciado con bombos y platillos (podrían agregarse algunos pitos, matracas y cornetas) por los propios pasquines donde los “intelectuales” del caso escriben, ha sido dado a llamar pomposa/desvergonzadamente: “Malvinas, una visión alternativa.”

El texto no va mucho más allá de lo dicho por los “intelectuales” que firman el opúsculo, como por ejemplo el ambidiestro periodista Jorge Lanata, quien ya había sentado posiciones tales como: “Tenemos que afrontar el hecho de que hemos perdido la guerra, Malvinas ya no es parte de Argentina… es parte de nuestra imaginación.”



También el historiador utilitario Luis Alberto Romero, quien días atrás se preguntaba en una nota escrita para el diario La Nación “¿Son realmente nuestras Las Malvinas?” o el estíptico cronista José Ricardo Eliaschev (no tengo confianza como para llamarlo “Pepe”) quien ya había advertido la cuestión de fondo de la postura, anticipando que el eje del documento era la “autodeterminación” de los isleños, es decir: un indiscutido y elevado gesto cipayo para defender la posición británica en el debate.

No es la intención de esta columna rebatir punto por punto el catálogo de sin razones de los “intelectuales” firmantes entre los que destacan el filósofo y entrenador de vóley femenino Fernando Iglesias o el licenciado en Ciencias Biológicas y ñoqui del área de difusión del Indec, Gustavo Noriega.

Si intento la tarea de dejar sentada mi postura –que por otra parte ya es pública– respecto de la certeza que las Malvinas son argentinas y que es la voluntad de este gobierno y conforme lo indicado en reiteradas oportunidades por Naciones Unidas, recuperarlas a través de un diálogo esclarecedor y constructivo con los usurpadores, quienes en otros casos, como el de Hong Kong, no se valieron de la falacia de la autodeterminación para devolverla a China.

Hago mías las ideas del doctor Marcelo Kohen, especialista en Derecho Internacional, quien ha afirmado que “es un escándalo que el Reino Unido invoque la libre determinación” de los isleños y que con estas maniobras, lo que se pretende es “ocultar que quien dispone de la fuerza impone una situación contraria a derecho”.

“Las islas eran españolas al momento de la independencia y a raíz de una regla universalmente aceptada como lo es la de la sucesión de Estados, lo que era territorio español dependiente de Buenos Aires se transformó en territorio argentino”, añade Kohen en su análisis. Y concluye: “El gobierno argentino tomó posesión de las islas en 1820 (por parte del Coronel de Marina Jewett) y el Reino Unido de Gran Bretaña no protestó, aunque tuvo conocimiento directo del hecho, reconoció a la Argentina y celebró un tratado de amistad con el país en 1825 y tampoco protestó, a pesar de que ya había actos posesorios argentinos.”

Esta es la posición académica de un especialista respecto de la “autodeterminación” que enarbola Gran Bretaña y ahora defiende este grupo de “intelectuales” vernáculos que evidentemente están arrepentidos de que los criollos hayan reconquistado o defendido a Buenos Aires en 1806/7 o de la patriada en Vuelta de Obligado o Angostura del Quebracho en 1845.
Mi mirada, seguramente nada académica, me indica que, sería como “si llenaras la cancha de Boca de hinchas de River, o la cancha de River con hinchas de Boca y después preguntaras a los ocupantes a quién pertenecen esas instalaciones”…

Pero mi postura, la de Kohen y la de casi todo el mundo, es contraria a la de Gran Bretaña, que se niega sistemáticamente a negociar.

Ningún país le reconoce al Reino Unido propiedad alguna sobre nuestras islas. El propio Comité de Descolonización de la ONU ha llamado varias veces al diálogo sobre el tema. Y nuestra América, la América morena, nos acompaña cada vez con más enjundia en nuestra prédica.

Así es hoy. Así era hace casi 180 años, cuando allá por 1833, John James Onslow manoseó el pabellón nacional al arriarlo para poner la bandera británica en su lugar, desalojando a las autoridades argentinas en las islas e impidiendo el regreso de los que tenían negocios allí y circunstancialmente se hallaban en Buenos Aires.

Cito parte de un texto de Marcelo Vernet, descendiente de aquel Luis Vernet que en 1829 fue designado gobernador de las Islas Malvinas.

“El 15 de enero de 1833, Manuel V. Maza, ministro de Relaciones Exteriores, presenta una protesta ante Philip G. Gore, encargado de Negocios británicos en Buenos Aires, haciéndole saber que “el comandante de la corbeta de guerra Clio, de SMB, ha ocupado en las islas Malvinas la de la Soledad, enarbolando el pabellón inglés donde flameaba el de la República Argentina.” Toda la prensa se hace eco de la conmoción que produce la noticia. La Gaceta Mercantil, El Lucero, El Federal oscilan en sus notas entre el estupor y la indignación. Una de las publicaciones de la época es el British Packet, que se edita en inglés y es vocero de los intereses mercantiles de los residentes británicos en Buenos Aires. Realmente se ve en apuros para tratar un tema que no puede evitar y que resulta tan espinoso. En su edición del 26 de enero de 1833 podemos leer: “Parece muy extraño que el Gobierno británico no haya notificado al Gobierno argentino su decisión de tomar posesión de las islas.”
Indignación, estupor y hasta extrañeza de parte del mismo diario que oficiaba de vocero de los intereses británicos. Y sin embargo, estos intelectuales módicos de hoy, apañados e impulsados por los medios que los publican, esgrimen un documento avieso, plagado de inexactitudes y dobleces. Absolutamente contrario a los deseos y sentires de la mayoría del Pueblo Argentino.

Ni el propio Jorge Luis Borges, desde su más profunda anglofilia, se animó a tanto. Por el contrario, en su célebre poema “Juan López y John Ward” rinde un fenomenal homenaje a esa sangre joven derramada en vano, en una guerra inútil y evitable.



Sin embargo, “nuestros intelectuales” –según algunos medios–, munidos de una carga de rencor o interés personal, tratan una vez más de condicionar al gobierno, sirviendo de brazo de palanca para que la oposición multimediática local e internacional haga presión con sus dichos y opiniones y exhiba como un triunfo, las aparentes contradicciones argentinas sobre el tema. Cipayismo básico. Seguramente durará lo que las cenizas de este miércoles. El Pueblo argentino se va a encargar de eso.

(Tiempo Argentino 21 de marzo de 2012)

Los formadores de precios siguen en la clandestinidad / Escribe: Miguel Longo






En nuestra sociedad actual, la mirada pública, discreta o indiscreta, llega a los lugares más recónditos. A través de tantos medios de información y comunicación, elevados a su máxima potencia por la multiplicación de artilugios cibernéticos, se pueden escudriñar desde intimidades personales hasta secretos militares.

Políticos y gobernantes, artistas e intelectuales, y ni hablar de jugadores de fútbol y directores técnicos, se las tienen que ver con ese fenómeno de exposición permanente. Aunque en muchas oportunidades sus acciones no tengan incidencia en la vida social y de conjunto, no por eso se los deja tranquilos.



Hay, sin embargo, un actor social cuyas decisiones tienen una incidencia crucial en la vida del conjunto social, pero que nunca aparecen, ninguna cámara ni ninguna mirada discreta o indiscreta se fija sobre ellos. Es como si vivieran en la clandestinidad. Esos actores son los denominados “formadores de precios”.

Algunos aseguran que no existen. Aducen que la fijación de los precios en una sociedad es un proceso tan complejo y con tantos intervinientes que es imposible identificarlos.

Esa denominación comenzó a manejarse con frecuencia en la década del 90 en la Argentina. Y según algunos manuales se los define como “una empresa o grupo de empresas que producen monopólicamente un producto y fabrican paralelamente su precio, ya que el producto que fabrican o producen no tiene sustitutos idénticos, y por ende se transforma en un maximizador de ganancias... “.

Simplificando: los precios en los mercados competitivos son menores a los precios en los mercados concentrados. Para que haya formador de precios se requiere un elevado grado de concentración en el mercado y la presencia de barreras al ingreso de terceros competidores.

Tomamos algunos ejemplos de un trabajo de Fernando Krakoviak, periodista especializado en la temática económica:

Lácteos. En el país operan 15.000 tambos, pero Mastellone (La Serenísima) concentra el 60 por ciento de las ventas de leche fresca. Es un mercado con características oligopsónicas pasible de conductas anticompetitivas

Yerba mate. Es un mercado de características conformado por pocos molinos industriales (tres concentran el 50 por ciento del mercado) y cerca de 18 mil productores (el 95 por ciento minifundistas) atomizados y con escaso poder de negociación

Gaseosas. Es un sector altamente concentrado. A fines de los ‘90, las multinacionales Coca-Cola y Pepsi (comercializada por Quilmes Industrial) controlaban el 80 por ciento del mercado. Con el estallido de la crisis fueron perdiendo terreno frente a gaseosas de bajo costo que llegaron a controlar el 29 por ciento de las ventas, dejando a Coca con el 53 por ciento y a Pepsi con el 18.

Azúcar. En el país operan 23 ingenios, pero cuatro controlan el 52,9 por ciento de la producción: Ledesma (20,2 por ciento), Concepción (16), San Martín de Tabacal (10,2), propiedad del grupo norteamericano Seaboard, y La Providencia (5,5), de Arcor.

Cigarrillos. El 99 por ciento del mercado es controlado por las multinacionales Phillip Morris (Massalín Particulares), que acapara el 64 por ciento del total, y British American Tobacco (Nobleza Piccardo) que acumula el 35 por ciento restante.

Envases. Los distintos mercados están dominados por una o dos empresas. En envases plásticos para gaseosas (PET), el único productor local es Voridian (los norteamericanos Eastman), que concentra el 50 por ciento de las ventas (el resto es importado). La producción de botellas de aceite y agua mineral (PVC) es controlada por el grupo belga Indupa Solvay (72 por ciento del mercado y único productor local). El tetra-brik y los envases para leche y yogures los fabrica exclusivamente la compañía sueca TetraPack, y en envases de vidrio Cattorini Hermanos controla el 50 por ciento.

Acero. Acindar, propiedad de la multinacional Belgo Mineira, controla más del 50 por ciento de la producción de hierro redondo, pues Siderar, el otro gran productor de acero, se especializa en laminados planos. El principal competidor es Aceros Bragado (13 por ciento). Luego siguen Aceros Zapla, que concentra su actividad en Salta y Jujuy, y Sipar Aceros (Grupo brasileño Gerdau).

Cemento. Loma Negra (Fortabat), Minetti (propiedad de la suiza Holcim) y Cementos Avellaneda (consorcio español Molins/Uniland) controlan el 97 por ciento del mercado y mantienen circuitos de comercialización diferenciados, con pocas zonas en las que se plantea competencia por precios.

Son simples ejemplos, que pueden mejorarse, ampliarse o quizás rebatirse, pero como en el caso de las brujas, dicen de los formadores de precios … ¡que los hay, los hay!
Y que, además, nunca dan la cara, ni asumen públicamente sus responsabilidades, ni explican por qué deciden tal o cual incremento de precios.

Sus estructuras de costos, beneficios de intermediación, márgenes y tasas de ganancia, siguen siendo dominio del Gran Bonete. Mal que le pese a la Constitución, que manda de manera perentoria que los consumidores y usuarios tienen derecho a “información veraz y adecuada”…

Probablemente, una forma de desbrozar el camino hacia esa meta constitucional sería recurrir a los estamentos académicos. Entre tantos miles de proyectos universitarios de investigación que se ejecutan, por qué no incluir unos cuantos que aborden y transparenten para el gran público, los mecanismos, procedimientos y protagonistas de la conformación de los precios en la Argentina. Sería un servicio realmente útil de la Universidad Pública y Gratuita a la sociedad.



Porque no sirve de mucho que, por ahí, algún centro de estudios releve el comportamiento de los precios, si no se ilumina ese comportamiento desde una perspectiva global, identificando intereses, protagonistas y su interacción. A no ser que se crea que la fijación de los precios es algo así como la Ley de Gravedad o un inciso de las Tablas de la Ley.

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