MENDOZA / Repaso de estos últimos días / Escribe: Alberto Lucero






Todo lo importante ocurrido en el plano internacional durante las últimas semanas, está teñido de razones ambientales. Empecemos por el cierre de la Conferencia Río + 20, así denominada, pues ocurrió a 20 años de la memorable Conferencia de Río en 1992, en la cuál se puso de manifiesto que un sistema de explotación infinita de los recursos del planeta, conduciría a un callejón sin salida. Ese sistema, insostenible desde todo punto de vista y que fue denunciado 20 años atrás, se ha agudizado en lugar de mejorar.


Este encuentro convocó a 50 mil participantes que buscaban alcanzar compromisos globales para la protección del medioambiente, la reducción de la pobreza y la promoción de la igualdad, pero al no haber logrado compromisos legalmente vinculantes entre las naciones poderosas y las más débiles, solo se han hecho declaraciones, a pesar de que los avances de la ciencia denuncian los problemas y los desafíos que enfrenta el planeta. Recordemos que en 1992 se programó avanzar sobre el calentamiento global y se propició el Protocolo de Kioto, en el cuál se propuso limitaciones a la emisión de gases de efecto invernadero, pero los EE UU se negaron a aplicar esas recomendaciones, con lo cuál se demostró que el sentido común de muchos estadistas, chocaba con los intereses económicos más crudos de los países dominantes.

Hoy, lo que se predijo en 1992 sobre las consecuencias del aumento de la temperatura del planeta, es una realidad y quienes más sufrirán serán los países pobres, pero eso no es algo que les quite el sueño a quienes manejan los hilos del poder mundial; la ausencia de Obama, Merkel y Cámeron son la prueba de que los poderosos del planeta aun no caen en la cuenta de que habitan la misma nave que los pobres y que cuando ésta naufrague, padecerán los mismos problemas.

Otro tema candente fue la destitución formal del Presidente Lugo en Paraguay, un país hermano, lastimado profundamente con la guerra de la Triple Alianza, también conocida como la Triple Infamia, que le dejó una estructura social dominada por intereses ajenos al sentir paraguayo; estructura que tiene aún tanto poder, que puede burlarse de las decisiones de la mayoría del pueblo de esa nación.

Lugo ha sido un defensor de la lucha de los campesinos por la posesión de tierras, en un país donde el 80 por ciento de ellas son latifundios concentrados en manos de un dos por ciento de los tradicionales terratenientes derivados de aquella guerra, todo asentado sobre el valioso acuífero Guaraní, inmenso reservorio de agua dulce ubicado por debajo de lo que fue territorio de los Guaraníes y que ocupa casi la mitad del territorio paraguayo. Los EE UU hace tiempo que declararon su interés en este acuífero y en muchos otros recursos naturales valiosos de Latinoamérica, por eso el Administrador de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, Mark Feierstein, dijo muy suelto de cuerpo que esa Agencia brinda apoyo a grupos de oposición en varios países latinoamericanos. Textualmente sostuvo: “la Casa Blanca mantiene una estrecha relación y entrega fondos a sectores antigubernamentales radicados en Bolivia, Ecuador, Cuba, Venezuela, Nicaragua y otras naciones de la región”.

Para completar este relato, vimos como las Cumbres del Mercosur y de Unasur, entre otras cosas debatieron el repudio al golpe institucional ocurrido en Paraguay. Estuvieron: la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner; Dilma Rousseff; José Mujica; Juan Manuel Santos; Rafael Correa (Ecuador); Evo Morales; Sebastián Piñera.

No fueron de la partida: Ollanta Humala ni Hugo Chávez. Sí lo vimos a Alí Rodríguez Araque, el nuevo secretario General de la Unasur, analizando el hilo conductor que vincula, desde la expulsión del Presidente Celaya en Honduras, cuando presentó en 2009 al Congreso su proyecto de derogación de las Leyes Mineras y el titular de ese Congreso, Porfirio Lobo logró que un avión de la CÍA lo sacara en pijama a Costa Rica; pasando por el intento de golpe policial a Rafael Correa en Ecuador; el anterior golpe mediático- militar a Chávez; los repetidos intentos de sacar del Gobierno a Evo Morales; el actual desplazamiento de Lugo y los sordos ruidos que se escuchan en la Argentina, todos países que, con sus gobernantes elegidos con amplia mayoría, gobernantes que se parecen a sus pueblos, se están poniendo de pié para ponerle límites al desenfrenado avance de las empresas extractoras de nuestros recursos, especialmente los minerales, sean gasíferos; petroleros o metalíferos.


Si el MERCOSUR y la UNASUR logran articular acciones exitosas, Latinoamérica seguirá su senda de crecimiento, pero si los intereses de las grandes corporaciones logran agrietar su unidad, nos esperan años aciagos. Ojala sepamos aprovechar la oportunidad de los pueblos.

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