Cobos.Por: Marcelo Sapunar


Idea, producción general y dirección.-


De cómo se pueden bastardear las instituciones de la República, generando una nueva forma de “usar” la vice presidencia de la Nación, respondiendo a intereses opuestos a los de todo el pueblo argentino. En esta nota se desmiente que Cobos sea un hombre formalista, apegado a los dictados constitucionales. Más bien se trata de uno de los mejores empleados del Poder Económico Concentrado, jugando con el sistema democrático e hipotecando su propia carrera política, por contar con el beneplácito de las corporaciones.

La memoria es uno de los grandes atributos de los seres humanos. Por tanto lo es también de los pueblos, fundamentalmente en su afán colectivo de no volver a tropezar con la misma piedra. Julio Cobos, ingeniero, ex decano de la Universidad Tecnológica Nacional en Mendoza, ex ministro, ex gobernador provincial y ex vicepresidente de la Nación, se convirtió en una experiencia nefasta para el proceso de desarrollo de la nueva Argentina. Una piedra en el camino que molestó de una manera aun no suficientemente abordada.


Es que este ex primer mandatario provincial fue un protagonista inesperado del comienzo del primer mandato de Cristina. Su figura aparecía como la más importante del radicalismo a nivel nacional, cuando Néstor le ofreció establecer la unidad de criterios políticos para emprender un camino que superara los alcances del Frente para la Victoria y el Partido Justicialista, apuntando a crear un movimiento nacional y popular que resumiera lo mejor de las experiencias peronistas y radicales de la historia. Esta fue la apuesta y hacia allí se encaminó la experiencia.

A pocos meses del primer triunfo de Cristina, los patrones del campo argentino hicieron un paro que no registra antecedentes cercanos. El Grito de Alcorta aparece en línea de horizonte, pero dentro de calendarios bastante más antiguos de nuestra historia: 1912.

Se conoce como Grito de Alcorta a la rebelión agraria de pequeños y medianos arrendatarios rurales que sacudió el sur de la provincia de Santa Fe y se extendió por toda la región pampeana, con centro en la ciudad de Alcorta. Marcó la irrupción de los chacareros en la política nacional del siglo XX, dando origen además a su organización gremial representativa, la Federación Agraria Argentina.

Pero lo que ocurrió a mediados de 2008 fue conducido por la llamada Mesa de Enlace cuya nave insignia era la Sociedad Rural. Esta, junto a la Federación Agraria Argentina, Coninagro y Confederaciones Rurales Argentinas, pusieron al país en una situación verdaderamente destituyente. Trataron de producir un vacío de poder que habría terminado en un Golpe de Estado, si las condiciones objetivas así lo hubieran apuntalado.

Es claro: nunca se trató de un paro de la gente que trabaja el campo. Fueron los dueños de la tierra quienes -a la buena de los patrones de estancia-arrastraban a los laburantes de la tierra a dar apoyo a cortes de ruta y otras tareas igualmente retardatarias para todo el país, que pusieron en vilo al propio sistema democrático.

Cobos no es un formalista radical, ni siquiera. Es que de esa forma trató de mostrarse hasta el día que debió volver a entregar el bastón de mando a la Presidenta, el 10 de diciembre pasado.

Cobos es uno de los más rutilantes farsantes de los rincones más oscuros del gran libro de la historia argentina. Y esto es bueno decirlo así, sin eufemismos. Del mismo modo que lo hicimos por aquellas horas en las que desempató en la votación por la ratificación de las retenciones móviles que se sostenía en el Congreso Nacional, con el “voto no positivo” contra la propia propuesta del Poder Ejecutivo.

En el aire de radio Nihuil y casi en soledad, no dudamos en denunciarlo a pocas horas de la “noche de la 125”, que quedará en el recuerdo de muchos como una síntesis de lo peor que puede pasar con un aliado cuando no sólo decide traicionar lo que oportunamente suscribió, sino que además lo hace junto a los sectores más recalcitrantes de la derecha argentina en todas sus presentaciones.

Contraviniendo la propia plataforma del Frente para la Victoria, quien había llegado a la vice presidencia de la Nación por esa parcialidad política pocos meses atrás, logró los tan apurados como inusitados apoyos de Carlos Menem, Mauricio Macri, Elisa Carrió, Eduardo Duhalde, Francisco De Narváez, el Episcopado, la Mesa de Enlace; todos bailando al ritmo del director de orquesta opositor, desde el poder oligopolio. El grupo Clarín fue vocero y amplificador de estos hechos taimados, de cipayos de temer.

De esto se desprendió una “fama” hecha a punta de horas y horas dedicadas desde los medios hegemónicos a ensalsar al vendido, al cooptado, al que se estaba convirtiendo en una nueva forma del fraude al sistema, que no deja de sorprender. El fugaz momento de gloria quizás de deba a que Cobos no podía ser mucho más que eso, una especie de legalista de pacotilla, una suerte de vigilante de los intereses más oligárquicos (a propósito utilizo esta terminología supuestamente pasada de moda).

Es que los dos únicos caminos que tenía Cobos para transitar eran apoyar el proyecto del Ejecutivo (del que formaba parte) o renunciar al cargo de vide presidente de la Nación. Cualquier otro atajo solo estaría destinado a ser eso: una cortada (¿una coartada?) que produjo graves daños institucionales a la Argentina, a lo largo de un año y medio. Este “engendro institucional” dañó a nuestra Democracia, porque mucho piensan que cada uno puede hacer y decir lo que quiera, cambiando de parecer al mismo tiempo que vaciamos de contenido los andamiajes legales del país.

¿Desde cuándo alguien sigue detentando un cargo sin revistar junto a quienes lo llevaron a ese lugar? Este es el engendro que creó quien bastardeó las Intituciones Argentinas (quiero escribirlo decididamente así, con mayúsculas capitulares).

Luego, la declinación de su estrella sería casi un trámite seguro. Así como su nombre se va convirtiendo, poco a poco, en sinónimo de aquel que trabajaría nada más y nada menos que contra Jesucristo, ocupando las páginas más vergonzantes de la historia de las relaciones entre los hombres.

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