ARGENTINA / Scioli acaricia su meta / Escribe: Alberto Dearriba






De aquel escenario en el que una arrasadora inundación sorprendió a Daniel Scioli en calzoncillos, seguido del batuque montado en Tucumán con el objetivo de desparramar sospechas sobre la elección presidencial, a este clima generado por el escándalo Niembro y el festival de pautas del gobierno porteño, hay una diferencia notoria que seguramente debe haber producido algún impacto en los electores que hasta ahora creían que Mauricio Macri dirigía un liceo de señoritas.

De aquel escenario en el que una arrasadora inundación sorprendió a Daniel Scioli en calzoncillos, seguido del batuque montado en Tucumán con el objetivo de desparramar sospechas sobre la elección presidencial, a este clima generado por el escándalo Niembro y el festival de pautas del gobierno porteño, hay una diferencia notoria que seguramente debe haber producido algún impacto en los electores que hasta ahora creían que Mauricio Macri dirigía un liceo de señoritas.



Los triunfos del FPV en Tucumán y en el Chaco, en la última elección de la ronda provincial previa a las generales de octubre, devolvieron la iniciativa al gobierno que encara el último mes de campaña con optimismo. Las denuncias tramposas de fraude fueron rechazadas por el máximo tribunal tucumano de justicia y se tornaron en un boomerang político para una oposición que apareció incapaz de aceptar democráticamente la derrota.

Una encuesta telefónica de CEOP publicada por Página/12 relevó datos que indican que Daniel Scioli estiró su diferencia con una intención de voto del 41,6%, seguido por Macri con el 29,2% y luego por Sergio Massa con el 20,2 por ciento. Si los porcentuales del sondeo se cumplieran, a un mes de las elecciones presidenciales el candidato oficialista aparece con la posibilidad de consagrarse presidente de los argentinos en primera vuelta.

Pero todavía falta un mes en el que se pueden generar nuevos chanchuyos y, por otra parte, las encuestas son falibles. De hecho, admiten una posibilidad de error de dos puntos hacia arriba o hacia abajo,lo cual podría determinar una segunda vuelta. Sin embargo, con escasas diferencias, los distintos sondeos revelan que Scioli también podría ganar en balotaje.

A fines del año pasado la mayoría de los analistas creía que si el gobernador bonaerense no conseguía eludir una segunda vuelta, sería derrotado por una coalición de centroderecha que se conformaría espontáneamente en las urnas en una segunda instancia. Sin embargo, las resistencias a votar por Macri de electores que perderían a sus candidatos en un eventual balotaje, aumentan la posibilidad de un triunfo oficialista aún en segunda vuelta. Para muchos peronistas que votan a Massa o a Adolfo RodriguezSáa y para algunos radicales que votaron a Ernesto Sanz, Macri sigue siendo un límite.

Los sondeos de distintas encuestadoras coinciden en describir un escenario en el cual Scioli ronda el 40% , Macri el 30 y Massa el 20, en tanto Margarita Stolbizer, Nicolás del Caño y Adolfo RodriguezSáa, suman más o menos otro 9% en total. Entre los votantes del FrenteRenovador, Scioli consigue más apoyo que Macri. Pero aún si ese 29% de votantes que quedarían fuera del ballotage se dividieran por mitades entre el FPV y Cambiemos, ganaría el oficialismo. Más sencillamente, los números –siempre falibles en política- pronostican que en primera o en segunda vuelta Scioli será el nuevo presidente.

Por más que los radicales le dieron una mano a sus ex adversarios conservadores al prestarle su estructura centenaria, la alianza de centroderecha sólo consiguió ganar hasta ahora en Mendoza, en tanto la derrota en Santa Fe y el ajustadísimo triunfo del Pro en la Capital Federal golpearon el optimismo de la centroderecha que se lanzó a la arena electoral con la esperanza de capitalizar el estancamiento del PBI en los últimos dos años, el desgaste de 12 años de gobierno y el bombardeo de los medios hegemónicos que describen una realidad turbia y degradada, donde reina la pobreza. Pero las PASO mostraron que no es la opinión de muchos y las elecciones provinciales revelaron que los deseos de Sanz de que la UCR ganara diez o 12 provincias, eran sólo eso, deseos. Simultáneamente los escándalos de corruptela en el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, bajaron a los macristas del cielo a la tierra, con lo cual uno de sus principales argumentos se convirtió al menos en un discurso hipócrita.

Atrincherado exclusivamente en la Capital Federal,Macri no ofrece a muchos electores las garantías de gobernabilidad que brinda Scioli, acompañado de gobernadores y de dos bloques numerosos en ambas cámaras del Congreso.



Pese a las resitenciasdel kirchnerismo duro, el gobernador bonaerense se consolidó popularmente como el candidatode Cristina Fernández, la dirigente política de mayor apoyo en los sondeos, que llega al final de su segundo mandato con una imagen positiva superior al 50 por ciento . Sólo Néstor Kirchner terminó su período constitucional con un apoyo similar, ya que sus antecesores se marcharon en medios de situaciones críticas. Cristina igualó o superó a su compañero, ya que se marcha en similares condiciones, pero luego de dos mandatos presidenciales. Cuando Kirchner se negó a la reelección y prefirió una estrategia de alternancia con su esposa, uno de los fundamentos fue precisamente el temor a los segundos mandatos. Cristina quebró ese mito y el del pato rengo.

La presidenta refuerza la campaña de Scioli con nuevas obras transmitidas por cadena, se mostró una vez más con el Papa Francisco en Cuba y viaja a Nueva York para facturar el éxito de la iniciativa argentina sancionada por abrumadora mayoría por la Asamblea de Naciones Unidas, que decidió ponerle límites a las garras de los buitres. El gobernador aprovecha este respaldo, aunque a veces emergen diferencias. En su plan económico, por ejemplo, propuso una estrategia antiinflacionaria, que jamás se planteó Cristina, más preocupada por el consumo y el crecimiento.Scioli tampoco tuvo pruritos en mostrarse con el cabecilla de la revuelta sojera, Eduardo Buzzi. "Hay sumas que restan", disparó Agustín Rossi. Pero esta disputa comenzará después del 25 de octubre. Hasta entonces, el FPV esquiva diferencias internas y se concentra en derrotar a Macri. Está cerca de lograrlo.

(Tiempo Argentino, sábado 26 de setiembre de 2015)

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