MENDOZA / Economía y medallas / Escribe: Roberto Utrero







En algún momento en mi época de profesor de secundaria, tuve la peregrina y no muy original idea, de intentar incentivar el interés de los alumnos por la materia que dictaba, Política Económica y, para ello, viendo que los jóvenes estaban entusiasmados con los juegos olímpicos de Atlanta, cruzamos producto bruto per cápita, gasto social (extraído del mismo) y resultado en el medallero. Me hago cargo del grosero método y la torpeza de emplear las estadísticas en tal empeño, en la remota pretensión de dejar algo.

Con sorpresa fuimos advirtiendo, incluido yo mismo, que Cuba superaba de lejos a los grandes de América Latina, Argentina, Brasil y México. Cuba en Atlanta 1996, se ubicó en 8vo. lugar, luego de EEUU, Rusia, Alemania, China, Francia, Italia y Australia, con 25 preseas (9 de oro, 8 de plata y 8 de bronce). En tanto los tres grandes, Brasil, en puesto 25, con 15 preseas (3 – 3 – 9), Argentina, puesto 54, con 3 medallas (0 – 2 – 1) y México, en el puesto 72 con una medalla de bronce.[1]


Comparando los gastos del gobierno central, entre 1986 y 1992, según UNICEF, los porcentajes del mismo para Salud, Educación y Defensa eran Argentina: 3(salud), 10 (educ) y 10 (def); Brasil: 7, 3, 4; Cuba: 23, 10, 0 y México: 2, 14, 2. La inversión de Cuba en salud y educación era lejos, la más elevada y, si a esto le sumábamos la promoción al deporte, la cuestión estaba clara. [2]

Atravesábamos la cresta de la ola del neoliberalismo, en donde la acción del Estado había sido reducida al mínimo y se prefería el mercado y la iniciativa privada. De ahí que, explicar que el desarrollo de nuestros atletas estaba ligada a la inversión social y al desarrollo de oportunidades que hacía la sociedad en su conjunto, no era una cuestión que un adolescente no pudiera entender.
Dado que la ventana de las aulas nos devolvía unas canchas yermas de tierra en donde los chicos jugaban con zapatillas remendadas y pelotas desinfladas, envueltos en una nube de polvo.

Poca información tenían de Cuba y, en todo caso, los más espabilados, preguntaban cómo era la cosa en la tierra de Fidel, para que fueran tan buenos atletas. Sobre todo, porque las imágenes de la Habana se mezclaban con aquellos automóviles extravagantes de finales de los cincuenta. No entendían qué era un régimen socialista, cuando nosotros nos despedazábamos en el más feroz individualismo y, el presidente Menem y su gabinete se empeñaban en convencernos que estábamos en el primer mundo. Cosa extraña de entender en una zona marginal, con gente desempleada y alumnos con muchas dificultades de aprendizaje. Como era de esperar, el resto de los países vecinos coreaba idénticas loas.

Lamentablemente en estos juegos de Londres 2012 los atletas cubanos no están dentro de los primeros diez países, han descendido a la siguiente decena. Pero de todos modos, siguen al tope de los latinoamericanos con 5 medallas (2 de oro, 2 de plata y 1 de bronce), seguido de Brasil, 8 (2 – 1 – 5); Venezuela 1 (1 – 0 – 0); México, 5 (0 – 3 – 2); Colombia, 4 (0 – 3 – 1); Guatemala, 1 (0 – 1 – 0) y, Argentina, 1 (0 – 0 – 1). Resultados al 09.08.2012.

Evidentemente, las políticas sociales han variado radicalmente desde los noventa y se han realizado grandes esfuerzos para mejorar las condiciones de vida de los habitantes y sobre todo, luchar contra la pobreza. Sin embargo, para que esto se vea reflejado en el resultado de los Juegos Olímpicos falta mucho. Sobre todo si, hilando más fino, comenzamos a observar las disciplinas en las que se compite, nuestra participación en los deportes más populares como son el fútbol, básquetbol, jockey, hándbol o tenis, es una cosa. Pero en aquellas menos populares y que requieren más apoyo como gimnastas, nadadores, ciclistas y muchas más que requieren equipos y apoyos especiales, la cosa cambia. No hay una tradición ni cultura en ese sentido. Y esto, lamentablemente no se elabora de la noche a la mañana.
Los sesudos analistas económicos se regodean con una verdad de Perogrullo, que el éxito depende del nivel de la cultura del deporte que tenga el país, las instalaciones y distribución espacial para su práctica, además de la capacidad de los gobiernos para sostener a sus deportistas y ello significa capital e inversión. Lo que permite también que los deportistas se dediquen a sus disciplinas sin tener que trabajar.
Con ese acerbo centran sus análisis en la comparación del PIB en la determinación del éxito de los resultados y en ese sentido, concluyen como esperable que Estados Unidos (77 medallas, 36 de oro) y China (81 y 34) encabecen los primeros puestos dado que son las economías más poderosas del mundo, aunque el PIB per cápita del primero sea 6,2 veces superior.[3]
Del mismo modo pueden pontificar por un tercer puesto del país anfitrión, Inglaterra con 48 medallas, seguida por Corea (25, 12), Federación Rusa (53, 11), Alemania (34,9), Francia (28, 8), Hungría (14,7) y Australia (27, 6).
No obstante, América Latina ha llegado a las 500 medallas, de las cuales 199 le corresponden a Cuba, aunque a las predicciones economicistas muchas se les hayan escapado.
Al fin y al cabo, las verdades estadísticas se diluyen cuando el promedio de consumo de pollo de una población sea de uno, es más sensato pensar que varios comieron más de uno y otros ninguno.



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[1] Medallero Juegos Olímpicos Atlanta 1996
[2] UNICEF, Estadísticas para América Latina y el Caribe, mayo de 1995, pág. 63
[3] Banco Mundial, informe para el primer semestre de 2012, USA u$s 47.153, China u$s 7.599, Reino Unido u$s 35.686, Corea del Sur u$s 29.101, Federación Rusa u$s 19.891, Alemania u$s 37.631, Francia u$s 34.753, Hungría u$s 20.545 y Australia u$s 38.160, ordenados según las medallas obtenidas en Londres 2012 al 09.08.2012

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