HISTORIA / FORJA, a 80 años de su creación (segunda parte) / Escribe: Ernesto Jauretche







VIENE DE LA EDICION DE AYER

Hacia 1940, la facción liderada por Dellepiane y Del Mazo pactó su reintegración a la conducción nacional de la UCR, y abandonó el movimiento.

Esto favoreció a la línea más radicalizada, que representaba Scalabrini Ortiz —quien se incorporó formalmente al eliminarse la obligatoria adhesión a la UCR—, y colocó a Jauretche al frente del grupo.

“Se prepara una revolución radical”, anunciaba el coronel Pomar a sus amigos forjistas.

Aludía a las reuniones que oficiales del GOU sostienían con el general Arturo Rawson en Campo de Mayo.



A un llamado, los muchachos de FORJA se juntaron en el sótano de la calle Lavalle, uniformados, de boina blanca y bajo el liderazgo de Darío Alessandro.

Jauretche concurrió al Edelweiss de la calle Libertad, lugar habitual de reunión de nacionalistas y forjistas y allí, por boca de un mensajero de los conjurados, confirmó la partida de las tropas.

Trescientos forjistas marcharon hacia el Congreso para sumarse a la columna militar que baja por la avenida Rivadavia.

Diez mil hombres convergieron desde todos los rumbos sobre la Plaza de Mayo.

El movimiento castrense del 4 de junio de 1943 derrocó al presidente Castillo.

El general Arturo Rawson ocupó el sillón presidencial sin resistencia alguna.

El primer decreto del gobierno revolucionario nombró a oficiales del GOU en los comandos de los regimientos y de la policía.

El segundo disuelvió el Congreso y los partidos políticos.

Con un comunicado, FORJA caracterizaba al nuevo gobierno militar como el fin de la década infame: “FORJA declara que contempla con serenidad no exenta de esperanza la constitución de las nuevas autoridades nacionales, en cuanto las mismas surgen de un movimiento que derroca al ‘régimen’ y han adquirido el compromiso de reparar la disolución moral en que se debatía nuestra política y de crear un sistema basado en normas éticas y en claros principios de responsabilidad y soberanía. FORJA... ratifica su demanda total de emancipación nacional y soberanía política...”.

El nuevo jefe de gobierno, general Arturo Rawson, que ha firmado un decreto rompiendo relaciones con el Eje que no llega a publicarse, mantuvo una entrevista con Jauretche: “Con esas ideas, le dice, no va a ser presidente por mucho tiempo”.

El general Pedro Pablo Ramírez, de posición neutralista, desplazó al belicista Rawson y nombró a Farrell secretario de Guerra y éste a Perón en la subsecretaría. Los logistas instalaron otros integrantes del GOU en puestos clave de gobierno. Los forjistas miraban con esperanza el avance de los viejos conocidos y especialmente de Perón, en el que reconocen un lector de sus “Cuadernos”, los libros de José Luis Torres y la “Historia de los ferrocarriles” de Raúl Scalabrini.

Sin embargo, FORJA no cesaba su combate desde las bases.

El frente de trabajo universitario de FORJA había alcanzado para esas fechas importantes conquistas: el presidente de la FUA, Francisco J. Capelli, provenía de las filas forjistas de la ciudad de La Plata. Carlos Maya era presidente del Centro de Derecho de la UBA y Mario Pascale era delegado a la FUBA. En Córdoba, el forjista José Cafasso y Mario Roberto, vinculado a Sabattini, constituían una agrupación de gran relieve: la Unión Federalista Revolucionaria Argentina, que defendía posiciones federalistas y latinoamericanas. En Tucumán, Celestino Gelsi (que llegó a ser Gobernador de la provincia en la década del 50), en Mendoza Mathus Hoyos, en Santa Fe Alejandro Greca, en Salta Juan Carlos Cornejo Linares (también de distinguida actuación política más tarde) y en La Rioja Ramón Torres Molina eran militantes forjistas e importantes dirigentes universitarios. En todas las facultades de la Universidad de La Plata había forjistas que ocupaban cargos dirigentes.

A causa de la suspensión de los partidos políticos decretada por el gobierno de facto, FORJA funcionó como “Club Argentino” en Florida 334.

Ante ciertas actitudes autoritarias y ultramontanas de sectores del gobierno (como la prohibición del lunfardo en las letras de tango) y una serie de medidas inspiradas en el nacionalismo oligárquico, FORJA emitió un pronunciamiento: “La revolución del 4 de junio ha abierto un paréntesis en la política argentina y ese paréntesis se ha poblado de interrogantes...

La única salida del movimiento de junio es alinearse junto a la voluntad de las grandes mayorías sin sectarismos de estilo, subordinándose a un movimiento nacional que está en la calle y en las fábricas a la espera de canales políticos que lo interpreten...

Lo que en FORJA llamamos voluntad nacional, es cosa distinta a la simple y ocasional suma de voluntades que se da en oportunidades electorales... Y no puede construirse desde arriba sino trabajando en el seno del pueblo”.

En octubre del 43 el gobierno dió a conocer como decreto-ley el “Estatuto del peón”, lo que despiertó un violento rechazo de todo el establishment económico y político, encabezado por la Sociedad Rural y la “prensa seria”.

La serie de normas legales que tenían por objeto proteger a los trabajadores del campo, manejados hasta entonces como parias, había sido diseñada por Jauretche. Perón respondió con un discurso de neta hechura jauretcheana: “Hoy llegamos con el Estatuto del Peón.

Se bien que ello no agrada a algunos explotadores sin conciencia.

Se también que será motivo de crítica por parte de algunos merodeadores de las grandes empresas y escribas sin escrúpulos al servicio de los vacunos, que ya han visto mal que yo defienda con más entusiasmo el perfeccionamiento de la raza humana que la de los toros y los perros argentinos”.

El 16 de diciembre apareció el primer número del semanario “La Víspera”, un tabloid que dirige Francisco J. Capelli.

El primer editorial escrito por Jauretche decía: “La Víspera es una publicación modesta.

Saldrá una vez por semana.

El sábado... Del sábado inglés La Víspera aspira a hacer un sábado argentino...

No es La Víspera una voz nueva.

Viene desde el fondo de la historia... porque el pueblo está en la raíz de lo nacional...

En lo grande no se han equivocado nunca ni el pueblo de la emancipación ni el de los caudillos federales, ni el de Yrigoyen. Los doctorcitos son los que se equivocan...

Por eso no somos maestros de nada.

Nos dimos cuenta, simplemente, de lo que verdaderamente intuíamos hasta hacerlo pensamiento primero que otros, y nada más.

Ahora queremos ayudar a que ese descubrimiento de la verdad de cada uno se haga en todos.

Cuando ello haya ocurrido habrá dejado de ser La Víspera. Será el día”.

El periódico sobrevivirá a las graves penurias financieras y a la ofensiva reaccionaria hasta el 24 de marzo de 1945.

Adquirió la apariencia de vocero forjista, no siéndolo oficialmente.



Escribieron en sus páginas un nutrido grupo de intelectuales jóvenes que con los años se destacarán en la política y en la academia universitaria: José Aralda, Guillermo Borda, Miguel López Francés, Mario Pascale, Carlos Maya, César Bunge, Roque Raúl Aragón, Basilio Ruiz, Vicente Trípoli, Atilio García Mellid, Juan Pastor y los latinoamericanos Natalicio González, paraguayo, Tulio Cestero Burgos, puertorriqueño, Isa Carballo, cubano, etc. Publican poemas de Andrés Bello, Guido Spano, Rafael Alberti, Rubén Darío y, entre otros, de Julián Barrientos, seudónimo de Jauretche.

Algunos títulos de las principales notas son indicativos de la línea editorial del periódico: “El imperialismo: historia y utopía”, de Abel Cardelicchio; “La Tercera Posición”, de Alejandro Greca; “Rehabilitación de la figura revolucionaria de Castelli”, de Guillermo Borda; “¿Adónde va indoamérica”, de Cestero Burgos; “Valores estéticos en la música popular”, de Vicente Demarco; “Iniciativa privada y librecomercio: bases del predominio yanqui”, de López Francés, etc.

“La Víspera” defiendía la neutralidad argentina frente a la guerra mundial. Jauretche tituló su nota: “General Farrell: queremos morir aquí”.

El presidente Farrell clausuró entonces el periódico y el Club Argentino.

Al tiempo que el gobierno declara la guerra al Eje, EEUU envía al embajador designado para atender los asuntos argentinos: Spruille Braden. De allí en adelante los forjistas, contando con la anuencia y apoyo de Perón, empiezaron a recorrer el país.

En Villa María, Jauretche se entrevistó todas las semanas, durante todo un año, con Amadeo Sabattini, la más caracterizada figura del radicalismo de entonces.

Le planteó organizar un movimiento de solidaridad con la gestión de la flamante Secretaría de Trabajo y Previsión.

Sabattini, sin rechazar la propuesta, quedó en que lo pensaría, lo que dio lugar a otros numerosos encuentros. “... todos estaban de acuerdo, pero no se animaban a dar el primer paso.

Los radicales son enfermos de timidez”, acusará Jauretche admitiendo el fracaso de intentar hacer converger en un único movimiento político al radicalismo con la emergente fuerza histórica.

En otoño López Francés y René Orsi viajaron desde la Plata a la casa de Moisés Lebensohn en Junín con el mismo propósito.

A Lebensohn no le disgustaba la posibilidad de apoyar el Secretario de Trabajo, pero disentía con su posición de neutralidad frente a la guerra.

Al fin, solicitó tiempo para consultar con don Amadeo para fijar posición conjunta, lo que nunca se concretó.

Jauretche declina el ofrecimiento de Perón de ser nombrado Interventor Federal en la provincia de Buenos Aires.

En cambio, acepta comprometer a varios de sus compañeros forjistas para integrar el gabinete de gobierno del interventor militar designado: el general Juan Carlos Sanguinetti.

El acuerdo consistía en que la casa de gobierno de La Plata pasaría a ser el nódulo central de la política sustentada por FORJA.

Pero Sanguinetti no respeta el acuerdo y Jauretche se distancia entonces de Perón considerando que no ha hecho todo lo necesario para llevar a cabo el cumplimiento de su palabra.

E interrumpe sus visitas al coronel.

El mismo Jauretche le puso fecha a esta separación: “En julio del `44 me disgusté con Perón”.

El lunes 8 de octubre de 1945 Perón cumplía 50 años: una jornada turbulenta.

En la mañana siguiente renunciará a todos sus cargos: secretario de Trabajo y Previsión, ministro de Guerra y vicepresidente de la República.

La noticia sacudió al país.

En su despedida de los afligidos trabajadores que lo aclamaron cuando se retiraba de la Secretaría que él mismo había creado, Perón pronunció frases que quedaron para siempre grabadas en la conciencia proletaria: "Los trabajadores sólo deben confiar en sí mismos y recordar que la emancipación de la clase obrera está en el propio obrero".

El 11 de octubre Jauretche se entrevistó con el dirigente radical intransigente Amadeo Sabattini solicitándole que asuma el gobierno.

Pero los radicales insistieron con la entrega del gobierno a la Corte.

“Ya no hay otra alternativa para el país que Perón o la oligarquía –expresa Jauretche. Nosotros nos vamos con Perón”.



Entre los forjistas el 17 de octubre provocó un terremoto.

Unos iniciaron su emigración hacia el Partido Laborista; otros creyeron que eliminando la palabra Radical de la sigla, FORJA podría subsistir; los menos se aprestarán a regresar al radicalismo atemorizados por las masas en la calle.

El 15 de diciembre, FORJA se disuelvió:

“...el pensamiento y las finalidades perseguidas por FORJA están cumplidas al definirse un movimiento popular en condiciones políticas y sociales que son la expresión de una voluntad nacional de realización...

Las ideas que habíamos sembrado habían madurado y percibíamos su eclosión en el movimiento en marcha.

La bandera de las clases medias que el radicalismo irigoyenista no ha sabido sostener pasó a manos de los trabajadores que la llevaron a la victoria”.

Ernesto Jauretche
Club Argentino Arturo Jauretche
Junio de 2015

[1] Forja y la década infame. Arturo Jauretche
[2] Ibid

(NAC&POP)

Image Hosted by ImageShack.us