MENDOZA / El uso del carbón / Escribe: Alberto Lucero






Entre los años 1750 y 1900, el carbón fue la herramienta que permitió el crecimiento económico de Inglaterra; de Alemania y de Francia, pues de él obtuvieron la energía que demandó su industrialización, pero ese esquema cambió cuando irrumpió el petróleo en los comienzos del 1900, que al ser más limpio y manejable, desalojó parcialmente al carbón, aunque sin que desapareciera completamente de la escena.

Hoy, lamentablemente el sucio carbón está volviendo a ser el combustible más utilizado en el mundo, ya que la actual Sociedad Hipertecnológica Global depende para su funcionamiento de la energía eléctrica barata y las centrales térmicas de gran porte funcionan con carbón y, a pesar de las elevadas emisiones de CO2 y otras partículas originadas durante su combustión, un país como China, que atesora grandes yacimientos de Carbón con costos de extracción muy baratos, en el año 2009 fue el primer consumidor de Carbón del planeta con 47% del total, triplicando el consumo de los EE UU que consume el 15% del carbón mundial.



China está muy preocupada por los altos costos de salud relacionados con la combustión del carbón, por lo cuál está prohibiendo que aumente su uso en 3 ciudades costeras muy contaminadas y en las cuales el aire tiene tanta polución, que los chinos ya no pueden ver el sol.

Esta Sociedad Hipertecnológica Global es como un iceberg que nos muestra su lado más amable, que son todos los adelantos que nos proveen confort, pero no se ve la parte más oscura y de mayor tamaño, que permanece sumergida y oculta gracias al acuerdo entre las empresas que manejan en el mundo la producción de combustibles fósiles y los grandes medios de comunicación que guardan silencio al respecto.

Pero gracias a Internet y al uso creciente que hace la juventud de toda la información que está en la web, esa parte oscura se está haciendo más visible y difícil de ocultar, mostrando que la lógica de expansión indefinida de la Sociedad actual, está chocando con los límites de la Biósfera y que la excesiva quema de combustibles fósiles, especialmente Carbón, para generación de energía, está produciendo un cambio climático irreversible, que conducirá a la capa de vida del planeta a un colapso ecológico que se llevará puesto al causante, es decir, al Homo Sapìens.

La Crisis Global que hoy padecemos tiene tres caras: la Crisis Energética; el Cambio Climático y el Colapso Ecológico; las tres están íntimamente relacionadas y se configuran como un triángulo diabólico para el futuro de la Humanidad y de todas las otras formas de vida conocidas sobre el Planeta Tierra.

Hay responsables por lo que nos está ocurriendo y el Instituto de Responsabilidad Climática del Estado de Colorado, en los EE. UU. dirigido por el científico Richard Heede, dio a conocer un informe sobre la emisión de gases de efecto invernadero, en donde responsabiliza a 90 grandes empresas de causar el 63% de las 1.450 gigatoneladas de dióxido de carbono, que fueron lanzadas a la atmósfera desde el año 1751 hasta el 2010, aclarando que la mitad de estas emisiones se produjeron en los últimos 25 años.



El ex vicepresidente de EE.UU, Al Gore, sentenció: “Ahora ya sabemos quiénes han sido históricamente los responsables de la contaminación de la atmósfera y todos ellos deberían buscar soluciones, pero en su lugar, estas compañías han estado financiando estudios para negar el cambio climático, obstaculizando así cualquier tipo de acción”.

Mientras tanto acá, en la Argentina, en el lejano sur del Planeta, por leyes permisivas dictadas en los ´90 y que no podemos modificar por 30 años, una sola Empresa llamada Bajo La Alumbrera, desde el año 1997 es el principal consumidor de energía eléctrica del País, para llevarse el Oro; el Cobre y decenas de otros minerales valiosos y, ella solita, consume por año mas de 800 millones de kW/h o sea casi el doble de lo que consume, por todo concepto, TODA la provincia de Catamarca.

Para generar ésta fabulosa cantidad de energía, todos los argentinos pagamos la importación de una factura creciente de combustibles, que ayuda a la restricción externa que asfixia la economía nacional.

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