Legisladores republicanos y demócratas coincidieron en pedir que se escuchen su opiniones, antes de un acuerdo definitivo en junio. Y reiteraron sus planes de presentar un proyecto que permita al Congreso revisar y anular un trato final.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, insistió ayer en que el acuerdo preliminar alcanzado con Irán sobre su programa nuclear es, “de lejos”, la mejor opción para su país, sus aliados y el mundo entero, al subrayar que niega al régimen iraní “el plutonio necesario para fabricar una bomba”. El objetivo del líder demócrata es aplacar la inquietud de los republicanos que dominan el Congreso y que podrían limitar el pacto alcanzado.
En su tradicional mensaje de los sábados transmitido por radio e Internet, Obama reiteró que es “un buen acuerdo” que cumple “objetivos fundamentales” de Estados Unidos como las “limitaciones estrictas” al programa de Teherán, y “cortar” a ese país el camino hacia el desarrollo de armas nucleares. “La diplomacia es un trabajo minucioso. El éxito no está garantizado. Pero hoy tenemos una oportunidad histórica para evitar la propagación de armas nucleares en Irán, y hacerlo pacíficamente y con el firme apoyo de la comunidad internacional”, declaró Obama, en línea con su discurso del pasado jueves en la Casa Blanca.
Ese día, tras anunciarse en Lausana, Suiza, el acuerdo nuclear preliminar entre el G5+1 (China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia, más Alemania) e Irán, Obama compareció en la Casa Blanca para defender ese pacto prioritario dentro de sus objetivos en política exterior para sus dos últimos años como presidente. Igual que entonces, el mandatario señaló en su discurso sabatino que el acuerdo “no se basa en la confianza hacia Irán”, sino “en una verificación sin precedentes”.
“Los inspectores internacionales tendrán un acceso sin precedentes al programa nuclear iraní, porque Irán enfrentará más inspecciones que ningún otro país. Si Irán miente, el mundo lo sabrá”, enfatizó el mandatario.
Los detalles técnicos y legales del pacto nuclear deben negociarse hasta el próximo 30 de junio y, según Obama, “nada está acordado hasta que todo esté acordado”.
“Aquí, en Estados Unidos, espero un fuerte debate. Mantendremos al Congreso y al pueblo estadounidense plenamente informados sobre el contenido del acuerdo”, prometió. De hecho, Obama empezó ya con su comparecencia del jueves a intentar vender el acuerdo con Irán al Congreso estadounidense, donde la oposición a él se remonta a cuando comenzaron las negociaciones entre las potencias del G5+1 y Teherán hace año y medio.
Legisladores republicanos y demócratas coincidieron en pedir que se escuchen sus opiniones antes de un acuerdo definitivo en junio. Y reiteraron sus planes de presentar un proyecto de ley que permita al Congreso revisar y anular un pacto final. Otro proyecto de ley, con apoyo de representantes de ambos partidos, aumentaría las sanciones a Irán en caso de que en junio no se llegue a un entendimiento. Obama podría vetar esas leyes siempre que el Congreso no las aprobase con dos tercios de votos, lo que parece difícil porque requeriría de un apoyo significativo demócrata. El acuerdo final no necesitaría ser votado al no ser un tratado internacional.
El vicesecretario de Estado de EE.UU., Tony Blinken, explicó que en las próximas semanas se detallará en público y privado el acuerdo ante los legisladores. Pero dejó claro que la administración Obama quiere que el Congreso se limite a votar sobre sus propias sanciones. El 13 de abril es la fecha clave para medir con precisión la respuesta de los legisladores. Ese día regresan de vacaciones.
Los republicanos se oponen frontalmente a las negociaciones con Irán, porque recelan de cualquier acercamiento a un país con el que Estados Unidos no mantiene relaciones desde 1980, y creen que toda concesión allana el camino de Teherán a la bomba atómica. Los legisladores intentaron en las últimas semanas hacer descarrilar la negociación, con una carta de senadores republicanos a los líderes iraníes y con la invitación al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para que diera en el Congreso un discurso crítico con las negociaciones con Irán.
Los posibles candidatos republicanos y demócratas a las elecciones presidenciales de 2016 también analizan el pacto. Otro alto cargo republicano, el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Bob Corker, pidió que el Congreso pueda revisar cualquier acuerdo final para garantizar que se “elimina la amenaza del programa nuclear de Irán”. Y confió en un “voto fuerte” de su comité a mediados de abril a favor de un proyecto de ley que permita dicha revisión. También, el senador Marco Rubio y posible candidato republicano presidencial calificó de “muy preocupantes” los detalles iniciales del acuerdo. Jeb Bush, hijo y hermano de ex presidentes, y otro posible aspirante republicano, lamentó que incluye “concesiones significativas” a Teherán.
Mientras, Hillary Clinton, su posible rival demócrata en los comicios y ex secretaria de Estado con Obama, aplaudió el pacto, pero fue cauta: avisó de que “no será fácil” ultimar los detalles en junio y reclamó ser muy exigentes con Teherán. El senador demócrata Bob Menéndez –partidario de nuevas sanciones a Irán si fracasan las negociaciones–, dijo que el pacto requiere de un análisis “riguroso” y subrayó que el Congreso debe cumplir “sus responsabilidades de supervisión” de un acuerdo que “alterará fundamentalmente” la relación con Irán y las sanciones impuestas.
En el “debate” que se avecina, Obama quiere dejar claro que sólo hay “tres opciones” de enfrentar el programa nuclear iraní: el “bombardeo” de instalaciones, lo que abriría “otra guerra” en Medio Oriente; confiar en las sanciones, “pese a que siempre han llevado a Irán a hacer más progresos”, o un acuerdo “robusto y verificable”, como el que se acaba de lograr.
(Página 12, domingo 5 de abril de 2015)