MENDOZA / Claroscuros de la emergencia en seguridad / Escribe: Ramón Abalo






No se puede negar la buena leche (1) (ojo, utilizo el lenguaje de representantes diplomáticos del Vaticano, por si acaso alguien me quiere tildar de guarango orillero de la Calle Larga y la Media Luna) de la mayoría de los legisladores que discuten en la Legislatura mendocina los proyectos de leyes para concretar o ser parte de la llamada emergencia de seguridad. Están preocupados por el dramatismo que provocan los delitos, o por los delitos en sí mismo, una práctica contraria al derecho universal de vivir en paz y con dignidad. Al menos al derecho de la vida misma y los atributos que se configuran para que esa vida sea en dignidad.

Precisamente en este claroscuro de los debates, las voces más fuertes y destempladas son las que comulgan con la mano dura, o sea los que enarbolan las banderas de "meta fierro nomás", como respuesta al "meta fierro" de los delincuentes, acompañado ese "meta fierro nomás" por un rasgo academicista de siglos pasados: el lombrosismo de Cesare Lombroso.


En síntesis la teoría lombrosiana afirma que las dimensiones craneanas del delincuente, o del potencial delincuente, responden a características físicas a estadios primitivos de la evolución, como ser las dimensiones del cráneo o de la mandíbula. Que se transmite hereditariamente. Que la mujer delincuente, también las prostitutas, ocupan un lugar inferior en la escala evolutiva, que no siente pena y falta de refinamiento moral. Que los anarquistas son casi todos criminales natos y locos. Vagabundos, ladrones y asesinos.

Esa mayoría lombrosiana en la discusión legislativa –por supuesto, no sabe que lo es- trasluce claramente esa adhesión porque sibilinamente, algunos, y otros desde el subconciente, tienen in mente al analizar la situación, rasgos de los potenciales delincuentes: morochos, con gorras y ropas determinadas, habitat, trabajo, militancia social y política: el zurdaje, el chavismo, los bolches, la Cámpora.


En el fondo de ese subconciente no les aflora para la discusión y las decisiones las problemáticas que conforman el quid de la cuestión cuando afirmamos que el asunto pasa por el derecho -claro que sí- a la vida misma y que esa vida sea en dignidad, es decir con el derecho pleno al trabajo, al salario, a la obra social, o sea a la salud, la educación, la cultura, vacaciones.

De esto no se habla en ese recinto al configurar un mapa del origen delincuencial en el ámbito local, por lo que las herramientas jurídicas

van a resultar más de lo mismo, de lo ya conocido. Una retahíla de leyes que van a quedar en manos de los elementos represivos del Estado y los gobiernos que los representan -policías, preventores, jueces, fiscales- que responden al sistema político e ideológico cuyo poder se manifiesta crudamente en los sectores concentrados de la economía y las finanzas. O sea las corporaciones industriales, agrarias y mediáticas. O sea la Sociedad Rural, los bancos extranjeros, el ingenio Ledesma, los diarios y monopolios de Clarín y La Nación, el vocero de los genocidas, o sea la Nueva Provincia.


O sea el imperialismo yanqui y la Europa socialdemócrata incrustada en la extrema derecha pero en plena decadencia. O sea lo que ya no es que insiste en ser.

(1)El cura vocero del Vaticano que dijo que la carta del Papa a Cristina era apócrifa. Cuando el mismo Francisco salió a desmentir, aquel pidió perdón y que lo que dijo que se había equivocado pero lo "había hecho sin mala leche".

(Fuente: La Quinta Pata)

Image Hosted by ImageShack.us