MENDOZA / UNEN: más con el diablo que con dios / Escribe: Ramón Abalo






Para nada nos rasgamos las vestiduras al visualizar y analizar el variopinto político que agrupa a los componentes del UNEN, el frente formado por los más conspicuos opositores al gobierno, la mayoría destituyentes, retrógrados, con miradas al norte y nada para el sur. En verdad que es poco, muy poco, lo que los separa más allá de las vestiduras ideológicas. En realidad, lo que los une es la ideología del neoliberalismo, el pro capitalismo financiero, bancario, corporativo y monopólico.


En el sistema electoral republicano y democrático, el poder político se legítima, en pos de logros en los niveles del Estado, y se accede al mismo, en esta era globalizada, mediante alianzas de partidos y organizaciones que suelen tener como afinidad el afán de gestionar en el gobierno a ganar. Con una porción de poder institucional, se asegura la devolución de favores electorales, negocios públicos de envergadura para la consagración y el consenso de gran parte de la sociedad, ascenso social, autoestima. Y lacras de la condición humana.

Todos, hijos y entenados, navegando en el mar proceloso del Estado, pero al menos en la Argentina, con el intento de confrontar con proyectos que delimitan muy claramente a unos y otros, en contradicciones profundamente opuestas. Los de UNEN son el pasado reciente de latrocinios y destrucción de las vitalidades de la Nación.

Y enfrente los que afirman que hay que recrear las utopías y consolidar los avances, que se deben profundizar los grandes logros obtenidos, promoviendo cambios estructurales para ampliar la democracia y lograr más igualdad, así como fortaleciendo la organización popular que las concrete. Son los que afirman que los problemas estructurales e históricos del capitalismo deben afrontarse con más Estado, más democracia en la sociedad y en las empresas, más economía social y solidaria, más participación popular, especialmente de los jóvenes y, sobre todo más organización y empoderamiento de las mayorías populares. Aunque también con dios y con el diablo, claramente -y muy expresivamente- los andariveles son profundamente disímiles.


A los Lilita, a los Pinos, a los Cobos y Sanz, a los radicales, socialistas, libres del sur, a los de la derecha y la semiderecha, sí que los UNEN el espanto y la anemia de proyectos populares, nacionales y latinoamericanos. Y se añade desde la recientemente conformada Convocatoria Popular: "...podríamos decir que Cristina es uno de los actores fundamentales para contener a la derecha, pero como con ella sola no basta, planteamos que tiene que haber una gran movilización de masas y de organización social para ir por más... Un espacio de estas características ha sido muy necesario siempre, pero se visualiza mucho más en tanto queda mucho más claro que la derecha tiene un plan global para producir un retroceso en la Argentina".

Hay que ganar la calle, como ha sido lo clásico del pueblo argentino para asegurar la soberanía popular y nacional. Más claro, echale agua.

(Fuente: La Quinta Pata)

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