HISTORIA / Helder Cámara, el obispo de los pobres (segunda parte) / Escribe: Manuel Losada






(viene de la edición de ayer)

También en Medellín, ‘Dom’ Helder desempeñó un papel poco común, no sólo en la preparación sino en la redacción de los textos del documento final.

En opinión de Comblin, ‘Dom’ Helder no era un obispo administrador, tridentino, que gobierna la diócesis con el código en la mano; era un obispo del tercer milenio, un profeta cuyo palco era el mundo. El día de su toma de posesión como obispo de Recife, no quiso ser recibido en el templo sino en la plaza pública (en paralelo con el nacimiento de Jesús en el Evangelio de Lucas), allí donde el pueblo se congrega; deseaba hacer llegar su mensaje a todos. Fue allí donde dijo: “En el Nordeste, Cristo se llama Zé, António, Severino... ‘ecce Homo’:¡ he aquí al Cristo, he aquí al Hombre! El es el hombre que necesita justicia, que tiene derecho a la justicia, que merece justicia”..


‘Dom’ Helder se resistió a la dictadura militar instalada en el país en 1964; esta le persiguió, le calumnió y mató a algunos de sus colaboradores inmediatos. Durante el gobierno Geisel, desde el Itamaraty (palacio de gobierno en Brasilia) se empeñaron en que no recibiese el premio Nobel de la Paz. Tal vez maniobras similares expliquen, también, por qué no recibió de la curia romana el capelo cardenalicio. Perdió el Nobel, perdió el cardenalato. Como dice Frei Beto, ‘Dom’ Helder hubiera engrandecido tanto uno como otro.

De su relación con la policía militar, el pueblo cuenta algunas anécdotas significativas. En cierta ocasión, la policía federal llamó a su puerta: - Venimos a ofrecerle un equipo de seguridad. Si usted muriera en accidente o fuera asesinado por un malvado, la culpa recaería sobre el régimen militar. ‘Dom’ Helder rechazó el favor y con seguridad respondió: Ya tengo tres personas que cuidan de mí. Los delegados se quedaron sorprendidos: No consta en nuestros archivos. Nadie puede tener seguridad privada sin autorización oficial. Denos sus nombres. El arzobispo respondió: son el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

En otra ocasión, una familia pobre llamó a la puerta del arzobispo: Señor obispo, la policía se llevó a nuestro padre confundido con un bandido. Están pegándole. ‘Dom’ Helder compareció inmediatamente en la delegación. ¡Señor obispo! -exclamó el delegado- ¿usted por aquí? Sí -le respondió ‘Dom’ Helder- he venido a buscar a mi hermano. ¿Su hermano? Si, está detenido aquí. ¡Es fulano! El delegado ordenó la inmediata liberación del preso. ¡Pero, ustedes son tan diferentes -observó el delegado- en el color de la piel y en el nombre! Sin titubear, ‘Dom’ Helder dice: Es que somos hijos del mismo Padre.

Dejó el palacio episcopal y pasó a vivir en una casita en medio del pueblo, detrás de la Iglesia de las Fronteras, para poder acoger a todo el mundo. Durante el Concilio, escribió una carta al Papa Pablo VI aconsejando acabar con el estado Vaticano. Proponía que el Papa hiciese una profunda reforma en la curia romana para volverla instrumento de comunión y articulación de las Iglesias locales. Como en tiempos antiguos, el Papa volvería a habitar en la Iglesia de Santa María la Mayor, cerraría las nunciaturas en el mundo entero y se comunicaría con las Iglesias locales a través de las conferencias episcopales. Hasta su muerte esperó una respuesta que no vió.

Defensor acérrimo de los pobres, toda su actuación se guió por la búsqueda de una alternativa que superase tanto el comunismo como el capitalismo. A causa de esa utopía, recorrió el mundo, aprendió a hablar inglés con acento nordestino y movilizó multitudes en los países desarrollados. A causa de esa utopía, movilizó las “minorías abrahámicas”, Justicia y Paz, la no violencia, los Derechos Humanos y la Operación Esperanza.

En el final de siglo y del milenio, escuchamos un doble anuncio de la muerte de las utopías: de una parte, el optimismo científico-tecnológico (especialmente la informática y la ingeniería genética) está diciéndonos que no es ya necesario soñar: podemos realizar materialmente nuestros sueños. De otra parte, el neoliberalismo, después de la caída del socialismo, sería la única alternativa posible.

En otras palabras: la democracia liberal en su expresión capitalista realizaría, definitivamente, las posibilidades humanas de la sociedad. Es una cuestión de perfeccionamiento, pero no hay espacio para soñar, para la utopía.

Es en este contexto donde la figura de ‘Dom’ Helder será más añorada.

Su trayectoria de vida simboliza y sintetiza lo mejor que ocurrió en la Iglesia Católica en esta segunda mitad del siglo XX, como señala Frei Beto.

En opinión del teólogo Leonardo Boff, ‘Dom’ Helder Câmara es el mayor profeta del Tercer Mundo, incluso de toda la Iglesia Universal.

Su último sueño era llegar al “Año 2000 sin miseria” 2, eso no consiguió realizarlo.

Según el testimonio del sacerdote que lo asistía antes de morir, sus últimas palabras fueron: “não deixem cair a profecia” 3.

1 NT. Hay un juego de palabras en el original entre don, tratamiento respetuoso de la persona y don de donación.

2 NT. “Año 2000 sin miseria” es una campaña de mejora de las condiciones de los empobrecidos lanzada hace algunos años por ‘Dom’ Helder.

3 “No dejen que se vaya perdiendo la profecía”

CULTURA PARA LA ESPERANZA número 37. Otoño 1999.

EL “OBISPO ROJO”

Nacido en Fortaleza el 7 de febrero de 1909, el 27 de Agosto de 1999, a los 90 años de edad muere Dom Hélder, llamado el “obispo rojo”, quien fue uno de los grandes defensores de la Teología de la Liberación, impulsor de la creación del CELAM, hombre del pueblo y hombre de Dios.

Símbolo de la resistencia a la dictadura militar brasileña y emblema de la lucha a favor de los pobres, defensor de los derechos humanos, del diálogo mundial y del ecumenismo. Propuesto para el Nobel de la Paz por los alemanes, lo boicotearon los militares por miedo a que adquiriera mayor prestigio internacional.

Los escuadrones de la muerte atentaron varias veces contra su vida y su casa mostraba los impactos de balas, pero nunca desistió de sus principios democráticos y de su trabajo a favor de los pobres. Solía decir durante la dictadura: «Si doy comida a los pobres, me llaman santo. Si pregunta por qué los pobres no tienen comida, me llaman comunista».


era uno de los 12 hijos de Joao Câmara (periodista y crítico teatral) y Adelaide Pessoa (maestra). Entró en el seminario a los 14 años y en 1931 fue ordenado sacerdote.

Este mismo año organizó la Juventud Obrera Cristiana.

La Iglesia conservadora le pidió que abandonara dicha actividad y lo enviaron a Río de Janeiro a organizar la enseñanza religiosa en las escuelas.

Fue nombrado Arzobispo auxiliar de Río, organizando enseguida un nuevo movimiento para «urbanizar, humanizar y cristianizar las favelas».

Fue el gran impulsor de la creación del CELAM. En 1964 (año del golpe militar), asumió el obispado de Olinda y Recife. Desde ahí desempeñó una infatigable labor de denuncia contra las torturas, en defensa de los presos políticos y de las clases más empobrecidas.

Al cumplir los 76 años, sin darle un año más, Roma le pidió que dejara la diócesis.

Desde entonces se retiró a vivir, escribir y meditar en una casita simple de Recife. Con más tiempo, se dedicó a llevar por todo el mundo su mensaje de paz y justicia social.

Murió como le hubiera gustado, en su humilde casa y rodeado de sus seres queridos, por insuficiencia respiratoria, a los 90 años de edad.

Pedro Casaldáliga dijo, a su muerte: «Fue una de las máximas figuras de la Iglesia en este siglo, y no sólo de la Iglesia Católica, lo ubicaría al lado de Gandhi (líder hindú) y de Martín Luther King (el defensor estadounidense de los derechos ciudadanos)».

Rincón de la Memoria de los Mártires de América Latina Servicios Koinonía:

1989 - Encuentro Mundial de la Juventud

EL AMOR ES MAS FUERTE QUE EL ODIO

Don Hélder Cámara acudió al Encuentro Mundial de la Juventud celebrado en Santiago, con 80 años, una estructura física frágil, pero con firmeza. Allí pronunció estas palabras que nos invitan a la conversión...

“Quiero denunciar una vez más ese orden establecido por un desorden estratificado”...

”Tened el coraje de reexaminar a fondo los conceptos de propiedad”.

”La propiedad no es para nadie un derecho absoluto inalienable. Ayudadme a demostrar que cuando alguien tiene más de lo que necesita para vivir no tiene derecho a guardárselo cuando existen otros que ni siquiera tienen lo necesario”.

“Vamos a comenzar a trabajar, si Dios quiere, para lograr una verdadera presión moral liberadora. No os escandalicéis, llegaremos a una presión moral liberadora; es la única manera de evitar la violencia armada y este estado general de desesperación...No nos interesan las mini reformas, no resolveremos nada. Necesitamos un verdadero y profundo cambio de estructuras. Y es cierto que para llegar a ese cambio de las estructuras deberemos comenzar por el cambio de las estructuras mentales. Esta es la conversión que nos habla el evangelio”.

“Sólo hombres de visión planetaria y de corazón universal serán instrumentos útiles para el milagro de ser violentos como los profetas, auténticos como el Cristo, revolucionarios como el evangelio, más sin dañar el amor.”

Hombre, hermano mío, ¿qué has hecho?

No vuelvas la cabeza.

¿Quién quitará esas estructuras que aplastan a millones de hijos de Dios y que llegan a matar más que las más sangrientas guerras?

Es media noche en el mundo...Más ¿cómo olvidar que tú, el Hijo de Dios, en tu encarnación has querido nacer precisamente a media noche?.

¿Cómo olvidar que tanto más bella es la aurora cuanto la noche es más sombría?

¡Cuando Dios ayuda a los niños, hacen temblar a los gigantes!.

Porque el amor es más fuerte que el odio.

(Sinfonía de los dos mundos. Hélder Cámara).
Publicado por Solidaridad.net 25/09/2003

EL PUENTE

Para librarte de ti mismo,
lanza un puente
más allá del abismo de la soledad
que tu egoísmo ha creado.
Intenta ver más allá de ti mismo.
Intenta escuchar a algún otro,
y sobre todo
prueba en esforzarte por amar
en vez de amarte a ti solo...
Si quieres ser,
perdona que te lo diga,
tienes que librarte ante todo
del exceso de poseer
que tanto te llena,
de pies a cabeza.
(Hélder Cámara)

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