Las estadísticas públicas, en especial el IPC, se han convertido en un terreno de disputa política a partir de la pérdida de legitimidad social del índice oficial. La prueba de esa puja es el dibujo del Indice Congreso. El Gobierno tardó en ingresar con ímpetu en ese campo porque los números cuestionados del IPC-Indec no tenían impacto en la adhesión electoral, como quedó demostrado con el contundente triunfo del 54 por ciento en las elecciones presidenciales de 2011. Un frente externo complicado por la amenaza de sanción y riesgo de expulsión del país del FMI alteró el cuadro de situación y, luego de aceptar la colaboración técnica de ese organismo internacional, comenzó la elaboración de un nuevo Indice de Precios al Consumidor, de alcance nacional. Ayer hizo su debut, con una cifra elevada.
Primer round, el político, superado. Los siguientes meses serán cruciales para consolidar la recuperación de la credibilidad del indicador oficial.
La discusión sobre la metodología de cómo se construye un indicador estadístico, en este caso el IPC, es muy tedioso, como quedó demostrado en la presentación del IPCnu. Debatirla es un espacio para especialistas, bastante lejano del ambiente de políticos, consultores y analistas. Sobre ese tema, es prudente escuchar a quienes entienden de la materia y eludir a promotores de la ignorancia. Encuesta nacional de hogares, canasta de bienes y servicios, ponderaciones, precios promedios, cantidad de localidades y comercios relevados son conceptos básicos en la elaboración del IPC. Cualquier otra consideración, como la inflación del changuito u otras definiciones que parten del ombligo, sólo contribuyen a la confusión. La metodología del nuevo índice no recibió hasta ahora objeciones de relevancia, y lo más probable es que el Fondo la avale teniendo en cuenta el trabajo conjunto con el Gobierno.
Segundo round, el técnico, pasó el objetivo.
El aspecto más sustancial de un indicador estadístico es que facilita la orientación de medidas, su evaluación y la comprensión de determinados hechos económicos. Cuando pierde representatividad, ya sea porque está desactualizado o porque no es creíble para los actores económicos, debe ser reformado o directamente construir uno nuevo. Alcanzada esa etapa, como la que ahora nace con el IPCnu, irrumpe en forma nítida lo importante: la inflación.
Tercer round, el económico, es la pelea central. Es el más trascendente y el único que interesa a las mayorías: los aumentos de precios.
(Diario Página 12, viernes 14 de febrero de 2014)