INTERNACIONAL / China libera la política de hijo único y cierra los campos de reeducación / Nota






La Asamblea Nacional Popular (ANP), el máximo órgano legislativo de China, aprobó ayer dos esperados avances en política social y de Derechos Humanos al poner fin a los controvertidos campos de reeducación y relajar la política del hijo único. Ambas decisiones fueron tomadas en la última reunión del año de la ANP, tras una semana de deliberaciones y un mes y medio después de que el Partido Comunista de China (PCCh) prometiera estas y otras reformas sociales y económicas.

Con la resolución de ayer el proyecto de abolición de los campos de reeducación entrará en vigor, pero su implementación quedará en manos del gobierno central y de las provincias. La ANP especificó que, una vez promulgada la medida, aquellos que cumplen pena en estos centros quedarán libres, aunque también subrayó que los castigos que fueron impuestos antes de la abolición seguirán siendo "válidos", por lo que las víctimas no podrán demandar al Estado para exigir indemnizaciones por el tiempo que pasaron allí.


El sistema de campos de reeducación fue instaurado en 1957 como un sistema para posibilitar castigos rápidos a delincuentes menores y ordenar privaciones de libertad de hasta cuatro años sin necesidad de sentencia judicial (bastaba apenas con una decisión policial). Estos centros acabaron convirtiéndose en una herramienta política y sirvieron, por ejemplo, para privar de libertad tanto a intelectuales (en las campañas contra "derechistas" de 1957) como a estudiantes que participaron en las protestas de Tiananmen de 1989. Ayer, fueron abolidos casi 60 años después de que el gobierno entonces liderado por Mao Zedong los implementara, "tras cumplir su misión histórica", tal como señaló la agencia oficial Xinhua.

Respecto a la reforma legal de la política del hijo único, también oficializada ayer, permitirá tener un segundo niño a las familias en las que uno de los cónyuges carezca de hermanos, una excepción que antes sólo se ofrecía si tanto el padre como la madre cumplían ese requisito. La resolución establece además que ahora está en manos de las asambleas provinciales chinas la puesta en práctica de la nueva política, ya que la aplicación de esta varía según cada división administrativa. Autoridades sanitarias y de planificación calculan que esta reforma beneficiará a entre 15 y 20 millones de familias y hará que nazcan dos millones de niños chinos más cada año, aumentando de siete a nueve millones la cifra anual.


La política del hijo único se inició a finales de los años '70 y principios de los '80 para frenar la superpoblación en el país asiático, pero en los últimos años expertos y legisladores chinos alertaron sobre problemas derivados, como el rápido envejecimiento poblacional o la escasez de mano de obra. En 2012, la población activa bajó en 3,45 millones de personas, mientras que los mayores de 60 años son ya casi la tercera parte del total de 1300 millones de habitantes, tendencias que, juntas, ponen en peligro la continuidad del crecimiento de la segunda economía mundial. El gobierno argumenta que si esa política no se hubiera aplicado, el país presentaría mayores problemas de superpoblación.

Amnistía internacional no festeja

Los organismos de Derechos Humanos internacionales llevan años criticando a China por sus campos de trabajo y, pese a su anunciada abolición, no vieron grandes motivos para celebrar. Así lo expresó ayer Amnistía Internacional (AI), a través de una de sus voceras, Corinna-Barbara Francis. "La abolición de los campos de trabajo es un paso en la dirección correcta, pero temo que no se trate más que de un cambio cosmético. En la actualidad, los campos de trabajo se llaman centros de rehabilitación para drogadependientes, pero siguen funcionando bajo los mismos principios", analizó.


Por su parte, la organización Chinese Human Rights Defenders (CHRD) alertó que las autoridades crearon un sistema de "cárceles en la sombra" en el que hacen desaparecer a los activistas u otros militantes que resultan molestos para el gobierno.

Las agrupaciones humanitarias estiman que hay entre 200 mil y 400 mil personas en unos 300 centros de este tipo. Sin embargo, según datos oficiales, a principios de este año quedaban en toda China 260 con unos 160 mil internos.

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