La obra para chicos de Walsh, basada en las nursery rhymes inglesas, pero también en las coplas españolas, en la utilización de la rima como juego y en el disparate conceptual, se encuentra en la base de la formación intelectual, cultural y afectiva de por lo menos cuatro generaciones de argentinos. Sin duda, buena parte del enorme prestigio intelectual y moral que ha llegado a tener María Elena Walsh debe su origen a esta magnífica obra para chicos, que pertenece ya a la categoría de clásico indiscutible de la cultura argentina.
Estaba la Reina Batata
sentada en un plato de plata,
el cocinero la miró
y la reina se abatató.
La reina temblaba de miedo,
el cocinero con el dedo,
que no que sí, que sí que no...
de malhumor la amenazó.
Pensaba la Reina Batata:
"Ahora me pincha y me mata"
y el cocinero murmuró:
"Con ésta sí me quedo yo".
La reina vio por el rabillo
que estaba afilando el cuchillo
y tanto tanto se asustó
que rodó al suelo y se escondió.
Entonces llegó de la plaza
la nena menor de la casa,
cuando buscaba su yoyó
en un rincón la descubrió.
La nena en un trono de lata
la puso a la Reina Batata
colita verde le brotó...
(a la Reina Batata, a la nena, no)
Y esta canción se terminó.