ARGENTINA / "Hay que discutir si se grava la renta financiera" / Escribe: Mariano Beristain






El presidente del Banco Provincia, Gustavo Marangoni, analizó en una entrevista con Tiempo Argentino la realidad económica. Defendió la política de emisión monetaria que lleva adelante el Banco Central como parte de un programa más amplio de inclusión y se mostró partidario de aumentar la oferta productiva como herramienta central para combatir la inflación. Además, criticó con dureza las recetas ortodoxas y elogió el aumento de la presión tributaria entre los sectores que tienen más ingreso y consumen más como elemento central de una política redistributiva de la riqueza.

–¿El Banco Provincia está cumpliendo con las pautas que estableció el Banco Central de financiar con a las empresas con créditos a la producción a una tasa del 15 por ciento?
–Tenemos desde el 1 de julio disponibles estos créditos. Es importante recordar que antes de esta disposición nosotros estábamos asistiendo con tasas preferenciales a las empresas, por lo tanto, para el BAPRO colocar estos créditos es un esfuerzo adicional, porque mientras para los bancos que les resulta más fácil, porque arrancan desde cero porque le están ofreciendo a sus clientes servicios que no tenían. A nosotros, que ya veníamos entregando créditos, tenemos muchos clientes que ya habían tomado estos préstamos, que ya los tienen, y entonces debemos hacer un esfuerzo adicional para colocarlos entre nuestros clientes. Pero vamos muy bien y ambicionamos estar…


–Pero, ¿creen que van a cumplir?
–Estamos todas las semanas colocando créditos porque no sólo se trata de entregar créditos en la franja corporativa (las empresas más grandes), sino que tiene que haber un equilibrio con la pequeña y mediana empresa. Hemos realizados muchos viajes al interior de la provincia y vamos muy bien. La semana pasada alcanzamos los $ 300 millones y tenemos en carpeta compromisos que alcanzarían los 800 o 900 millones. El 31 de diciembre debemos llegar a los $ 1400 millones. Estamos haciendo todo el esfuerzo para cumplir.

–Sigue habiendo muchas críticas con respecto al rol que cumple el sistema financiero. Además, hay algunos números que muestran niveles de rentabilidad excesivos para el sector?
–El sistema financiero argentino es sólido pero es chico. Representa 14 puntos del PBI, pero de ese 14%, la mitad es banca de individuos (préstamos personales y un segmento pequeño hipotecario) y la otra mitad corresponde a empresas. Encima, cuando ese 7% se desagrega, se observa que la asistencia, fuera de la banca pública, no tiene como corazón a las pymes. Entonces hay que hacer un esfuerzo por ampliar ese 14% y ampliar el 7% que le corresponde a las empresas. Sin embargo, existen políticas públicas, tanto del Banco Central como del propio gobierno nacional, que están muy bien orientadas, porque quizás algunos actores del sistema siempre van por el camino más fácil, dirigidas a los préstamos más rentables y los negocios de bajo riesgo.

–¿Esto debería cambiar?
–Hay que estar en todo; y el crédito es el que tiene que apalancar la economía, porque la inversión requiere del estímulo del crédito y es la vacuna natural para poder solucionar los desafíos que tiene el presente y el futuro de la Argentina. Hay que ampliar el nivel de producción de nuestras plantas industriales y de un sistema más audaz.

–¿Las pymes piden créditos?
–El BAPRO colocó entre enero y octubre $ 20.000 millones (ver aparte). Es decir que las pymes toman créditos. Te puedo asegurar que el proceso de reindustrialización que se ha dado a lo largo de la provincia es impresionante, incluso existen lugares donde hay desocupación cero, donde hay pleno empleo. Fábricas que estaban cerradas, en Coronel Suárez, hoy emplean no sólo a la población local sino a la de los alrededores. Y encontrás también a la industria de maquinaria agrícola que hace diez años no existía en la Argentina y hoy existe, y exporta a mercados de África, de Europa del Este. Eso genera empleo, valor agregado, y esos empresarios solicitan créditos.

–¿Según lo que usted indica, ¿existe un desbalance entre el papel activo que está desempeñando la banca pública y la privada, en el marco del proceso productivo?
–Los bancos públicos estamos a la vanguardia de todo este proceso porque estamos en aquellos lugares donde el resto de los bancos no están. Por ejemplo, hay 100 localidades de la provincia donde nosotros somos el único banco y en otras 100 localidades sólo están el Banco Provincia y el Banco Nación. Así que nosotros estamos donde es negocio estar y donde tenemos que estar. Así que impulsamos y formamos parte de todo este proceso. Nosotros tenemos tasas subsidiadas de créditos de la provincia porque es una decisión del propio gobernador (Daniel) Scioli, cuando asumió en el 2007, de que el banco tenía que ser un aliado estratégico del sector productivo. Para el resto de la banca se requiere un Estado sólido y un Estado que oriente, regule e indique, porque si no, está probado que aquellas conductas que espera del sector financiero no aparecen espontáneamente y es ahí donde tiene que estar el Estado.

–¿Qué le pareció la reforma de la Carta Orgánica del BCRA?
–La acompañamos desde el primer momento. Era una medida indispensable porque no podés profundizar las transformaciones económicas que se hicieron en los últimos años con un Banco Central que respondía a paradigmas anteriores. Es muy virtuosa la reforma de la Carta Orgánica porque plantea una cuestión sencilla, que el ciudadano común lo supo siempre, que la economía y el sistema financiero tienen que estar al servicio de la producción y el empleo porque son los que generan riquezas. Entonces, tenés que tener un activo impresionante que favorezca la producción, la regionalización y la descentralización. Las últimas medidas del BCRA premian a los bancos sucursaleros, que tienen más sucursales y cajeros en los puntos más alejados.

–¿Y qué piensa sobre la posibilidad de gravar la renta financiera?
–Creo que es una decisión política que tendrá que evaluar, en el mérito, en la oportunidad y la conveniencia, el gobierno nacional y después llevar la Poder Legislativo. Pero va a ser sano discutirlo. Creo que es sano que la sociedad se haga ese planteo.

–A usted, ¿le parece conveniente?
–Es importante debatirlo, con la mayor apertura mental y viendo cada circunstancia. Por eso digo que el que tiene la visión más integral es el que conduce la política macroeconómica. Yo soy presidente de un banco, pero el que coordina las políticas puede entender cuando es el momento más adecuado. Me parece que no hay que tener tabúes porque es importante contar con un sistema más progresivo fiscalmente. Pero en eso estamos todos de acuerdo, en el concepto, pero después… Yo, por ejemplo, estoy de acuerdo en que la Argentina tenga más de un 30% de presión tributaria, porque si tiene un 20% de presión tributaria como ocurría hace diez años, no puede sostener la inversión pública en educación, no puede sostener la inversión pública en infraestructura. Entonces, hay que lograr niveles de presión tributaria que permitan algunos de los logros que se han dado en el país en los últimos años. Para tener un 6% del PBI en educación, bueno, hay que aumentar la presión tributaria y gravar lo que se gana, lo que se tiene y lo que se consume, y en ese orden. Hay que gravar a los que más ganan y que más consumen. En algún momento eso estaba invertido; se gravaba más a los que consumían, independientemente del nivel de consumo y se gravaba a aquellos que consumían menos y los tenían altos niveles de participación en la renta no estaban alcanzados por la presión tributaria.

–¿Algunos sectores quieren minimizar el papel que debe jugar el Estado?
–Sí, porque miran con mucha mezquindad y mucho egoísmo a la Argentina y a la economía. Tienen un esquema casi neofeudal de la economía. Pensando que los bolsones de riqueza se van a ir generando vía efecto derrame sobre la sociedad, y no funciona así. Está probado en la Argentina y en el mundo. La crisis y el derrumbe del muro de Berlín llevaron a la convicción cierta de que no podía haber Estado sin mercado , pero esto llevó a la euforia de pensar que el mercado no necesitaba del Estado; pero en los últimos años, a partir de la crisis de Lehman Brothers y la crisis en España y en Grecia queda evidenciado también que no hay posibilidad de un desarrollo armónico sin un Estado presente, que regule, que le ponga límites a las burbujas especulativas, que no pinche desde un comienzo esa ilusión que el dinero genera dinero; el dinero lo genera el esfuerzo, el trabajo, el espíritu emprendedor, y para que existan esas condiciones tiene que haber un Estado que sepa a dónde va. Y en la Argentina, desde el 2003, hay mucha claridad con respecto al caballo adelante del carro y no al revés.

–¿Pero cree que un mercado triunfante está en condiciones de aceptar un rol más protagónico del Estado?
–Para eso está la política. Creo que no hay sociedad a lo largo de la historia que pueda prescindir de la política, que debe pensar, como dice la Constitución, en el bienestar general. Establecer las reglas y los límites para que los que están detrás puedan tener las alternativas y las posibilidades. Entonces, el rol de la política democrática tiene ese componente igualitario, porque si la política resigna ese componente igualitario, es componente de derecho, y se deja todo librado a la oferta y la demanda, se queda entrampado en una regla que tiende hacia la desigualdad. En el mercado hay competencia, pero esa competencia debe ser reglada por una visión política que entienda que debe haber posibilidades de inclusión. La política no puede resignar esas cosas y tiene que abordarlas, porque si no, es una política diet, bajas calorías, que no aporta nada. Es importante establecer consensos y diálogos, pero siempre teniendo en claro que la política debe conducir esos consensos a partir de algo irrenunciable, que es una sociedad que les dé esa igualdad a todos. Para eso está la construcción del poder político, del Estado, la construcción de los partidos.

–¿Cree que debe existir continuidad de este tipo de políticas en los futuros gobiernos?
–Sí, estoy convencido de que sí y de que el Estado debe tener un rol importante. Cuando el Estado se retira de estas funciones avanzan los poderosos y crece la desigualdad. Entiendo que pueden cambiar la calidad de los instrumentos de regulación y contención pero no pueden desaparecer y esas es una convicción que se basa en la observación de nuestro país. En la década del '30 había mecanismos de regulación; la Junta Nacional de Granos, la Junta Nacional de Carnes y el propio BCRA se crea en la década del '30. Es decir que hasta los conservadores entendían que el Estado necesitaba regular, lo que pasaba es que regulaba en función de intereses muy pequeños. El gran aporte del Justicialismo en la década del '40 fue que con los mismos mecanismos reguladores colocaban las políticas activas al servicio de los sectores del trabajo y las clases medias.

–¿Cómo observa hoy el modelo económico?
–Creo que la Argentina termina un año difícil con crecimiento. Creo que el año que viene va a haber un año mejor con un crecimiento del 4 por ciento. Pero hay un indicador que siempre hay que mirar, que es el nivel de empleo. Y este indicador está muy bien. Hoy la Argentina tiene un nivel de desempleo que está en el 7%, casi pleno empleo, y el trabajo es el gran ordenador social. Entonces, esta es la gran variable que hay que mirar. No digo que al resto de las cosas no hay que prestarles atención, pero si tengo que elegir por nivel de importancia cuél es el que hay mirar, es el nivel de empleo.

–¿La inflación hoy es un problema?
–Siempre lo es, siempre hay procurar que los logros y las conquistas que hubo en los últimos años, básicamente, la recuperación de los salarios, puedan preservarse en su recuperación para que no pierdan por el lado del consumo lo que ganan por el lado del salario. Creo que en la lógica virtuosa que apunta al empleo y la producción se puede resolver mucho más que en la lógica viciosa del modelo del ajuste y del empequeñecimiento de la economía o de la apertura tonta o de la Aduana boba.

–¿Cuáles son las herramientas que hay para pelear contra la inflación?
–La inversión, porque hay que ampliar la oferta. Esa es la vacuna natural contra la inflación, la inversión. Entonces, el gobierno y el Banco Central van por el camino correcto cuando advierten que hay que estimular el crédito productivo porque por ahí viene la solución. En los viejos paradigmas de la Argentina, en el pasado, si vos no estimulás la producción en lugar de producir más vasos prefiere aumentar el precio de los vasos. Hay que aumentar la cantidad de bienes y servicios en oferta, y para facilitar las inversiones tenés que hacer un crédito mucho más accesible.

–¿Cómo se puede revertir esto porque en la Argentina los empresarios usualmente optan por aumentar los precios antes que la producción?
–Creo que hay que separar la paja del trigo. Algunos empresarios están en esa lógica, pero otros afortunadamente no. Nosotros vemos cómo reinauguran plantas, amplían la capacidad instalada y apuestan al modelo de mayor producción porque, si no, no se explicaría el crecimiento del consumo de alimentos, autos, electrodomésticos, etc. Hay empresarios que apuestan a crecer y hay otros que, por cuestiones culturales, siguen apostando al camino más corto. Por eso se requiere del Estado, de manera conjunta con el mercado.


–Desde la ortodoxia, insisten con la idea de que la emisión monetaria es muy grande. ¿Usted qué cree?
–Los ortodoxos sólo ven aquello que quieren ver y se desinteresan del resto. Entonces, se desinteresan de la producción, del empleo, de la distribución de la renta. Yo lo que digo es que tienen que tener una mirada amplia, ver toda la película, no pueden tomar la fotografía de la película que más les conviene porque siempre la quieren ver descontextualizada del resto. Dentro de la lógica de que la Argentina tiene que seguir generando empleo y valor agregado.

–¿En ese contexto, el nivel de emisión monetaria está bien o es alto?
–Hasta el momento, le ha servido para que la Argentina en el contexto de una crisis global muy importante pueda seguir creciendo y dinamizando su producción y su consumo. Después están los expertos, y yo no lo soy, para saber cuál es el momento para acelerar en un plano o desacelerar en el otro. Pero yo estoy convencido de la visión de conjunto, de la visión estratégica, que es buena y va en la buena dirección.

–¿Qué piensa de la política que está implementando la Argentina frente a los fondos buitre?
–Es una ley de la república que se está cumpliendo. Y a mí me parece también que hay sectores financieros internacionales que compraron deuda argentina anterior para buscar megarentas, megaganancias, por cuestiones meramente especulativas. «

Profundizar la bancarización

–¿Cómo es la salud del Banco Provincia?
–Colocamos $ 20 mil millones en créditos entre enero y octubre, una cifra mayor que la de todo el año pasado y la proyección de noviembre y diciembre nos permiten inferir que vamos a superar los $ 24 mil millones. Esta es la clave de un banco público que cumple muy bien su rol de estímulo a la inversión, al consumo. El 65% de estos créditos son a empresas y el 25% a las familias y los préstamos hipotecarios, donde duplicamos las cifras del año pasado.

–¿Y desde el punto de vista financiero?
–El BAPRO cerró un año con utilidades, otro año más. Eso nos permite estar en el camino de la autocapitalizacion. Además, tenemos el home banking que permite hacer todas las operaciones desde de su casa. Somos el banco, que la semana pasada ganó el premio link de oro, que más cajeros automáticos a incorporado. Entre enero y octubre hemos sumado 130 cajeros automáticos. Es la entidad que más cajeros automáticos incorporó de todo el sistema y el que más tiene en todo el país. Hoy la bancarización en la sociedad es un 50% pero la porción de mayores ingresos de la sociedad está bancarizada en un 90% mientras que los de más bajos ingresos sólo un 20 por ciento. Ampliar la bancarización es ampliar los umbrales de ciudadanía.

La inversión pública es clave

–Hay sectores de la ortodoxia que cuestionan la eficiencia del gasto público. ¿Se puede mejorar?
–Todos los que tenemos la responsabilidad de administrar la cosa pública debemos hacer el esfuerzo de administrarlo más y mejor. Chocolate por la noticia que a la inversión pública hay que asignarla muy bien, pero muchas veces quienes esgrimen ese argumento parten de la idea de que el sector público siempre va a ser ineficiente.

–Y, ¿por qué parten de esta premisa?
–Plantean eso como una suerte de trampa ideológica: "no al aumento de impuesto porque el Estado gasta mal, dilapida o derrocha". Y te dice, "bueno, porque le vas a quitar la riqueza al sector privado que es el que mejor la puede aprovechar". Es una visión muy corta, muy mezquina porque no se dan cuenta que cuando el Estado recauda e invierte y lleva la inversión pública a las rutas y caminos, el agua potable y cloacas mejoran las condiciones de vida del conjunto de la sociedad y también mejoran la competitividad de la economía. Quién va a ser los caminos, quién va a ampliar el parque de asfalto, cómo podes terminar Atucha II y elevar la cota de Yacyretá o haber terminado la autopista Rosario-Córdoba, sino fuese con inversión pública, sino es con los recursos que provienen de los impuestos y de los impuestos que gravan a los que más tienen. Una economía exitosa funciona gracias a esa redistribución positiva que hace el Estado con recursos que también benefician a aquellos que pagan.

(Diario Tiempo Argentino, domingo 18 de noviembre de 2012)

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