Periodista
Dirigente Justicialista
“El cambio ha llegado a Estados Unidos”. La afirmación, contundente, de Barack Obama sonó como un latigazo en la madrugada del miércoles 6 de noviembre, cuando ya se confirmaba el triunfo del candidato presidencial demócrata en la contienda electoral estadounidense.
Imposible no emparentarla -por tantos motivos simbólicos y reales- con otra afirmación, así de lacónica y contundente: “Ahora es cuando”, el slogan de campaña con el que Evo Morales ganó la Presidencia de Bolivia en diciembre del 2005.
El primer negro que alcanza el máximo galardón político en Estados Unidos y el primer indígena que hace lo propio en Bolivia. Parece que aquellos que Frantz Fanon llamó “los condenados de la Tierra” han comenzado a revertir la sentencia y romper las cadenas. Las distancias entre los dos personajes son enormes y entre los dos escenarios, siderales. Pero la reivindicación sustantiva es esencialmente la misma.
Luce muy pulcro el adjetivo “afroamericano” con el que casi todos califican a Obama. Esa combinación de Africa y América recubre, sin embargo, una de las tragedias más tarribles e injustas de la historia moderna: esa peregrina idea con la que las Metrópolis coloniales decidieron brindarles a los salvajes africanos la bendición de pertenecer como esclavos a la civilización europea, trasplantándolos como objetos al nuevo continente.
Algunos de esos antepasados de Obama se habrán encontrado con los antepasados de Morales, quizás en el Cerro Rico de Potosí, inagotable fuente de plata para la Corona española y cementerio masivo de africanos trasplantados y de collas hambrientos. El Cerro Rico... la plata... la muerte: símbolos ineludibles de siglos de explotación que, por fin, comienzan a ser contrastados por símbolos de aceptación y de poder.
Luego de su lapidaria afirmación de cambio, Obama sostuvo que “en ningún otro lugar del planeta hubiera sido posible mi historia”. En eso se equivocó o quizás fue demasiado autorreferencial. Hace tres años, Evo Morales había escrito una historia muy similar en un pequeño país llamado Bolivia.