Cuba, bajo la guía del Partido Comunista, continúa inmersa en un proceso de actualización del modelo económico y social del país, del cual depende, según palabras del propio presidente Raúl Castro, la sostenibilidad y preservación del sistema socialista.
La baja productividad del trabajo —acompañada, en un verdadero círculo vicioso, por bajos salarios que no estimulan la producción—, la falta de liquidez en sus finanzas, los altos precios de los alimentos en el mercado internacional y el bloqueo económico que Estados Unidos mantiene contra la Isla, son los principales problemas que enfrenta la nación, imposibilitada en estas circunstancias de continuar con una política estatal paternalista que otorga excesivos subsidios y gratuidades y mantiene un infructuoso control sobre todas las formas de propiedad.
En el camino hacia las necesarias transformaciones, ya han comenzado su marcha las primeras dos grandes medidas: el reordenamiento de las plantillas en todos los sectores y la ampliación del trabajo por cuenta propia. Este último servirá como alternativa de empleo a los 500 mil trabajadores que quedarán disponibles en esta primera etapa, de un total de un millón 500 mil que ocupan puestos innecesarios a todos los niveles de la vida productiva nacional. Baste señalar a modo de ejemplo, que existen policlínicas en ciudades del interior del país donde se encuentran emplantillados 6 ó 7 técnicos de rayos X, que no llegan a efectuar como promedio per cápita ni siquiera una radiografía al día.
La idoneidad demostrada de cada cual frente a la labor que realiza será el parámetro fundamental que se tendrá en cuenta por las administraciones —apoyadas por un comité de expertos en el que estará representado el sindicato— a la hora de decidir quiénes se quedan en cada puesto.
Las autoridades y el propio Raúl han enfatizado en que la Revolución no dejará a nadie desamparado y considerará a aquellos que por diversas razones particulares necesiten de una ayuda. Además, para todos los que queden disponibles habrá garantías monetarias por un tiempo mínimo hasta que encuentren acomodo en las casi 200 modalidades de trabajo por cuenta propia que recibirán licencias.
Sobre esta base, podrá establecerse una política salarial que se corresponda con los resultados del trabajo y estimulen la producción, pues resulta insostenible pagarles a seis por una labor que pueden realizar dos.
Nuevas formas de propiedad que estimulan la iniciativa privada y libran al estado de una pesada carga, serán implementadas principalmente en el sector de los servicios.
El propio sector empresarial estatal dejará de estar subordinado a los ministerios y dispondrá de facultades, reglamento y mecanismos de supervisión propios. Las empresas públicas decidirán con independencia la integración de sus directivas, su personal y sus inversiones, podrán mover sus precios y tarifas, dentro de una política general y no financiarán su producción con recursos del presupuesto nacional.
El proceso de actualización del modelo económico cubano estará en el centro del próximo congreso del Partido Comunista, que se celebrará en abril del próximo año y cuyo único tema será este. Previamente, se realizará un amplio proceso de debate popular sobre el Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido, que se distribuye en los estanquillos de prensa de todo el país.
Paralelamente, Cuba mantiene abierta su economía al capital extranjero, principalmente en el sector del turismo, que ha continuado creciendo pese a la crisis financiera internacional, y continúa potenciando la colaboración desinteresada con los pueblos del Tercer Mundo.
La mayor de las Antillas tiene relaciones diplomáticas con 187 países.