La mayoría de los consultores en campañas electorales sostienen que la fórmula única del Frente para la Victoria le da al oficialismo fuertes chances de tener a los candidatos más votados en la PASO, con buenas probabilidades de estar cerca o superar el 40 por ciento de los votos. El objetivo –según señalan los consultores– es mostrar contundencia desde el 9 de agosto, en las primarias, y establecer la mayor diferencia con Cambiemos, el frente que encabeza Mauricio Macri. Para los especialistas, la elección de Gabriela Michetti es una buena decisión amarilla porque tiene más perfil social y es más conocida, aunque todos coinciden en que no supera las dos limitaciones de la fórmula, el porteñismo y lo monocolor de la propuesta. Los consultores no se ponen de acuerdo respecto del relanzamiento de Sergio Massa: para algunos, el tigrense tiene espacio para crecer y combatir la polarización, mientras que otros sostienen que esa polarización es un hecho y no le da chances de crecimiento. Más acotadas están las posibilidades de Margarita Stolbizer y la izquierda.
Las conclusiones surgen de un amplio abanico de consultores que trabajan para distintos candidatos y campañas. Página/12 consultó a Manuel Mora y Araujo, de Mora y Araujo Comunicaciones; Roberto Bacman, del Centro de Estudios de Opinión Pública; Eduardo Fidanza, de Poliarquía; Analía del Franco, de Analogías; Ignacio Ramírez, de Ibarómetro; Hugo Haime, de Haime y Asociados; Ricardo Rouvier, de Rouvier y Asociados; y Artemio López, de Equis.
“Las decisiones tomadas durante la semana por el FpV, con la fórmula Scioli-Zannini –sostiene Bacman– dejan al descubierto que han decidido poner toda la carne al asador a fin de imponerse desde el principio. En la ingeniería electoral han priorizado una estrategia que les permita ganar las PASO, tanto por partidos como en candidatos, y de este modo obtener un posicionamiento con ventajas para transitar el camino hacia las elecciones generales de octubre. La idea, entonces, radica en operar sobre el voto estratégico y obtener valores por encima del 45 por ciento que le permitan ganar las elecciones sin necesidad de segunda vuelta.”
Es una mirada similar a la de Fidanza: “No podrá saberse la situación en que queda el FpV hasta no contar con datos acerca de la reacción social por la conformación de la formula Scioli-Zannini. Lo que tal vez se pueda evaluar es la estrategia a la que, creo, responde esta decisión. Me parece que se trata de una apuesta para convertir la PASO en una suerte de primera vuelta, donde el oficialismo, con una única fórmula, enfrente a siete opciones de la oposición. Se supone que esto puede redundar en un éxito que refuerce las chances de ganar en la primera vuelta efectiva, con lo que se descartaría el ballottage, la opción más riesgosa para el gobierno”.
Para Ignacio Ramírez, “el desenlace de esta semana termina por disolver una serie de mitos políticos. En primer lugar, la teoría del pato rengo, según la cual los presidentes al entrar en la pendiente de sus mandatos pierden gravitación. Segundo, el fin de ciclo: las encuestas muestran a la Presidenta con alta imagen positiva y a la población con cierto ánimo continuista. Y en tercer lugar la esterilidad sucesoria: si bien es cierto que el kirchnerismo enfrenta un desafío sensible relativo a contar con un diseño electoral que proyecte continuidad del proceso sin CFK al mando del Gobierno, lo cierto es que ha desplegado una fórmula y una oferta electoral, provista de competitividad y cargada de distintos significantes de prolongación identitaria, como la presencia de Carlos Zannini en la fórmula presidencial”.
Una mirada más cauta es la de Hugo Haime: “No creo que haya demasiados cambios respecto de la situación previa. Hoy Zannini no es conocido por el gran público. Fortalece al núcleo duro. Y Scioli sigue siendo Scioli, pero con el tiempo se pone a Scioli frente al desafío de demostrar que entiende que hay electorado que aprueba partes importantes del modelo pero que demanda soluciones que no han venido en términos de resolver temas tales como inseguridad, trabajo informal, inflación. El que no haya PASO presidencial pone a Scioli ante un importante caudal de votos. Antes había que sumar sus votos con los de Florencio Randazzo en las PASO para definir el valor del FpV. Hoy Scioli es igual al FpV. ¿Cuál es el caudal? Hay que volver a medir ahora que está la fórmula. Pero el valor va a estar entre el 35 y el 38 por ciento del total de votos”.
Artemio López ve la fórmula mucho más competitiva: “El FpV tiene como ejes de su potencia electoral tres núcleos. Primero, la popularidad de la Presidenta que llega ya a niveles de imagen similares a los del año 2011. Segundo, el piso electoral del 33 por ciento de los votos nacionales aun en coyunturas socioeconómicas estrictas como las del 2009 y 2013. Y en tercer lugar, las mejoras en los niveles de consumo y empleo en especial al momento de votar: se estima que el país en el tercer trimestre de este año crecerá al 4,7 por ciento anualizado. La fórmula Scioli-Zannini se apropia plenamente de la potencia electoral del espacio que representa y que hoy proyecta un triunfo en primera vuelta con un escenario similar al del año 2007. Veo claramente al FpV por encima del cuarenta por ciento de los votos”.
Para Manuel Mora y Araujo, con las decisiones de esta semana no se produjeron giros dramáticos: “No veo cambios significativos en las tendencias. Gran parte de estas últimas movidas para el grueso de los votantes es más ruido que nueces, aunque los analistas y las personas informadas encuentran muchos significados y discuten al respecto. Creo que Scioli seguirá liderando las intenciones de voto”.
Rouvier, en cambio, piensa que el choque Scioli-Randazzo hubiera traído costos: “El FpV quedó más consolidado. Evitó una pelea entre Scioli y Randazzo que prometía ser encarnizada, y de la cual el ministro había ya dado pruebas que incomodaban al peronismo y al gobierno. Esta fórmula es una propuesta estable y de síntesis entre el PJ y el kirchnerismo, entre la CGT oficial, muchos intendentes y muchos gobernadores y el riñón del kirchnerista. En ese sentido, la Presidenta agrupó fuerzas y eludió una campaña de desgaste; hoy se erige esta solidez frente a una oposición que soñó con un paseo fruto de la necesidad de cambio de la mayoría de la sociedad nacional. Pero, ese cambio puede ser expresado por la propia continuidad. Esa ecuación de cambio/continuidad es la que va a ganar. No ganaría una postura negacionista, ni la continuidad a pleno del mismo estilo. La decisión reafirma a Scioli pero también a la conducción de CFK y eso respalda la gobernabilidad. Hoy, podemos decir que sigue vigente la primacía de mayor caudal electoral del FpV en las primarias comparado con el resto del horizonte político”.
Por último, Analía del Franco también habla de consolidación. “Una de las razones es que si bien el FpV cuenta con el mayor caudal electoral a nivel nacional la diversificación del mismo en dos fórmulas tal como estaba planteado indefectiblemente debilitaba al ganador de la interna, en este caso Scioli, con la posibilidad de disputar así el primer lugar con Mauricio Macri, el 9 de agosto. No es lo mismo que las PASO de Cambiemos: el volumen de votos de Ernesto Sanz y Elisa Carrió en la interna del PRO, no resultan significativos en esa interna respecto del caudal de Mauricio Macri, al punto de debilitarlo. Por otro lado, los votos que en la interna se presentaban votando a Florencio Randazzo, eran de perfil kirchneristafull y en nuestras mediciones migraban por completo a Daniel Scioli si este ganaba las internas, incluso sin la presencia de Carlos Zannini, como garantía del modelo. De manera que creo que la ausencia de disputa en las PASO del FpV no cambiará las cosas. Scioli-Zannini puede considerársela una fórmula de síntesis sobre continuidad con cambio. Si bien todos los candidatos son receptores de esta demanda, es el FpV al que se le adjudican más dudas al respecto. Con esta fórmula estarían demostrando la voluntad de respetar ambas demandas y tener liderazgos para sostenerlas.”
(Página 12, domingo 21 de junio de 2015)