No hay cuentas de Máximo Kirchner ni de Nilda Garré en el Felon Bank de Delaware. De manera tajante las autoridades bancarias estadounidenses desmintieron la novela por entregas tejida por el diario Clarín y bordada por su periodista estrella Daniel Santoro, en base a información de "fuentes anónimas" publicada por la revista brasileña Veja, que se ha convertido en una base de operaciones de los fondos buitre. Ante la primera desmentida de Garré, Santoro se autojustificó indicando que tenía la información desde hace años y que "a pedido de sus jefes" retomó la investigación, a la que le puso no sólo su firma sino hasta el número de una cuenta que no existía.
En mayo de 2012, el autor de esta columna reveló en una serie de notas que Daniel Santoro y su colega Guillermo Lobo, de TN, estaban siendo investigados por el FBI y el Departamento de Estado en el contexto de una red de espionaje internacional desbaratada en Estados Unidos en junio de 2010 y que, por ese motivo, la Embajada de Estados Unidos les había cancelado sus visas para ingresar a ese país. Vale aclarar que quien firma esta nota contaba con tres fuentes confiables para tamaña aseveración, que ante el más mínimo error, hubiese sido total o parcialmente desmentida por la legación diplomática hasta por una coma mal puesta.
El 5 de mayo de 2012, antes de publicar una línea sobre el tema, el autor de esta nota se comunicó con Santoro, quien a lo largo de un extenso diálogo telefónico se negó a confirmar o desmentir si su visa estadounidense había sido cancelada.
No era necesario ser demasiado sagaz para percatarse de que Santoro a esa altura ya sabía que estaba bajo investigación, pero que no quería que el asunto tomara estado público, sino que apostaba a resolver el tema de manera discreta con las influencias de Clarín. Tras la publicación de la investigación en Miradas al Sur y revista Veintitrés, Santoro atribuyó las notas a una conspiración en su contra y –evitando hablar de su visa revocada– salió a buscar el respaldo y la solidaridad del Foro de Periodismo Argentino (Fopea), un organismo que él mismo fundó. Luego pidió una audiencia con la entonces embajadora de Estados Unidos, Vilma Martínez, quien lo recibió amablemente y le brindó una piadosa sonrisa como toda respuesta.
Pese a que Santoro ha iniciado una demanda por daños y perjuicios contra los directivos del Grupo Veintitrés y contra el autor de las notas, la confirmación más inesperada y lapidaria de que todo lo publicado era correcto vino de un editorial publicado el 17 de agosto pasado en Clarín. En la nota –que resulta demoledora para la menguante credibilidad de Santoro– no sólo se afirma que la visa le fue cancelada, sino que el periodista fue interrogado por el FBI: "Estados Unidos le quitó la visa y el FBI lo interrogó. Cuando todo se reveló como una verdadera patraña con origen en una sucia maniobra de inteligencia en Argentina, el Departamento de Estado le restituyó la visa", reza el editorial sin firma.
En efecto, después de una investigación que duró más de un año y medio, Estados Unidos "restituyó" en enero de 2014 la visa a Santoro. El bochorno con las cuentas de Máximo Kirchner y Nilda Garré demuestra que lo que no logró recuperar es la credibilidad.
(Tiempo Argentino, domingo 12 de abril de 2015)