MENDOZA / Empresarios del terrorismo económico / Escribe: Ramón Abalo






Los empresarios que dieron a conocer un documento, hace unos días atrás, dejaron las huellas de su ideología cavernícola en ese papel en el que no dicen nada nuevo. Pero ratifican el decálogo de la miseria moral y social que los rige en sus embestidas contra las políticas de inclusión que se propalan desde la Casa Rosada.

Nada nuevo, reiteramos, pero en un momento en que en el horizonte de la vida argentina se instala con fuerza la política con las furias que desatan ya las usinas de las campañas en lo electoral. Son los de la oligarquía sojera bajo el paraguas de la Sociedad Rural, los bancos extranjeros, los monopolios y la embajada yanqui instalada en Baires. Con el poder de fuego mediático y el de la concentración económica y financiera del que son usufructuarios a manos llenas y sucias, han sido -y lo quieren seguir siendo- los que le marcaban la cancha al poder político, el que se instala como gobierno en el Estado...


Por eso en aquel papel-documento reiteran el decálogo: nada de regulaciones ni "precios cuidados", nada de control sobre los regímenes financieros y bancarios, recortes del "gasto" en educación, salud, alimentación, vivienda, cultura, ocio; nada de paritaria ni salarios y jubilaciones móviles, en todo caso un recorte en esos ítems. En fin, lo que ya sabemos.

Aunque algo más: a escondidas y si consiguieran el gobierno en lo institucional, nada de juicio y castigo a los genocidas: "hay que olvidar el pasado para transitar en paz el presente". Es un decálogo para ser cumplido por cualquier color político que asuma el nuevo gobierno el próximo primero de mayo en el 2015, porque era así hasta el 2003. Aquel poder se sigue expresando sin tapujos emotivos ni morales, al mejor estilo de ese empresariado que aquí se identifica en el Centro de Empresarios Mendocinos (CEM), y que tiene epicentro, al menos con olor académico, en la Universidad de Congreso (UC).

Uno de sus más alter ego hace una década atrás, el empresario metalúrgico Enrique Pescarmona expresaba pública y crudamente su decálogo ético-social: "Las chicas que trabajan en nuestras oficinas en Hong Kong están siempre dispuestas; no hay sábados ni domingos, si hay licitaciones y se tienen que quedar varios días sin dormir, lo hacen y no cobran horas extras ni piden nunca nada. Yo no hago filosofía sino negocios, no me pregunten lo que está bien y lo que está mal, sino cómo se hace para ser competitivo. Los asiáticos trabajan todos los días 20 horas por día, por 80 dólares por mes, y además están preparados, son educados y buena mano de obra. Si quiero competir, tengo que recurrir a ellas. Es el mundo globalizado" (Diario Página 12 del 18/II/1997).


En Mendoza no ha tenido mucha repercusión, pero ojo, porque las semillas del mal siguen germinando en los surcos de la acción política y social. Los que se han rejuntado en UNEN, están en sintonía con aquellos empresarios que practican el terrorismo económico y al que estos políticos adhieren sin pudor alguno. Sin excepción, salvando a las bases, pero no tanto, son neoliberales sin vuelta de hoja. Es decir en ellos no anida las medias tintas ni tienen fisuras ideológicas. A lo sumo, las trapisondas tradicionales de unos hacia los otros. En el otro costado, la cuestión es más tensa, en la que la ideología campea en las diferencias, distancias y enfrentamientos. Por un lado la cúpula partidaria, los capitostes del justicialismo, diferenciándose tajantemente del kirchnerismo. Algo así como derecha e izquierda, sin claroscuros en ningún lado.

Ya hace rato que el justicialismo, como expresión partidaria electoral, destila por casi todos los poros una derecha que se instala como antikirchnerismo. A su frente la cúpula del PJ, con Ciurca, Bermejo y varios más que no disimulan fruncir las narices cuando se trata del kirchnerismo. Y ello fue más que evidente en la campaña de las últimas elecciones, donde el diseño electoral fue "mendocinizado" por aquellos, borrando todo vestigio de kirchnerismo, y, lo que fue peor, de las políticas nacionales que tienen un firme y decidido tinte nacional y popular. Pero así les fue. Mejor dicho, así le fue al pueblo peronista.


Es que en el PJ sigue anidando una especie de peronismo que se aproxima a lo que potenciaba el lobo Vandor: "...hay que salvar a Perón, y para ello hay que estar contra Perón..." El mismo peronismo que se opuso al gobierno de Martínez Baca: "...pero de inmediato fue la diatriba, las prepeadas y, finalmente, el juicio político, la suspensión en un montaje de escenografía trucha que ondeó por encima de una auténtica vocación por realizar una transformación profunda de las estructuras del Estado... Le doblaron el brazo... pero Martínez Baca fue un gladiador que no fue derrotado, sino crucificado por los pilatos y los judas enmascarados de peronistas..."

Cualquier similitud es pura coincidencia. Y qué coincidencia, también desde la vicegobernación con el gordo Mendoza como titular. Y qué coincidencia también, otro vice, pero en las alturas presidenciales, traicionando lo comprometido en la campaña anterior. ¡Ojo con los vices!!!

Esta novela da para más, y la seguiremos en entregas posteriores.

(Fuente: La Quinta Pata)

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