Comprometido con sus vivencias y el duro vivir del gaucho argentino, viajó a Buenos Aires capital federal de la República Argentina a los diecisiete años, a probar suerte y con el sueño inalterable de realizarse como cantante, pero pasó bastante tiempo, cantando tangos, boleros y todo tipo de canciones para poder tener para comer, fue también marinero, hasta que pudo imponer un estilo sin igual, donde prevalecía canciones folklóricas comprometidas con el amor, los trabajadores, las injusticias y la lucha contra todo tipo de regímenes autoritarios.
El maestro Herminio Gimenez lo contrata para cantar en su orquesta, nace el CANTOR. Un festival en Moscú influye tanto en su vida profesional como la personal.
Antes de viajar deja grabado su primer LP, y cuando él regresa de su viaje ya estaban sus canciones en boca de todo el pueblo folklórico argentino gracias a la difusión realizada por Miguel Franco en las audiciones radiales de la época.
Si se calla el cantor calla la vida
porque la vida misma es todo un canto,
si se calla el cantor muere de espanto
la esperanza, la luz y la alegría.
Si se calla el cantor se quedan solos
los humildes gorriones de los diarios,
los obreros del puerto se persignan,
quién habrá de luchar por sus salarios.
Qué ha de ser de la vida si el que canta,
no levanta su voz en las tribunas,
por el que sufre, por el que no hay ninguna razón
que lo condene a andar sin manta.
Si se calla el cantor muere la rosa,
de qué sirve la rosa sin el canto,
debe el canto ser luz sobre los campos,
iluminando siempre a los de abajo.
Que no calle el cantor porque el silencio,
cobarde apaña la maldad que oprime,
no saben los cantores de agachadas,
no callarán jamás de frente al crimen.
Que se levanten todas las banderas,
cuando el cantor se plante con su grito,
que mil guitarras desangren en la noche,
una inmortal canción al infinito.
Si se calla el cantor...calla la vida...