Con compras de dólares por más de 3000 millones en el mercado libre entre abril y lo que va de mayo, el Banco Central sólo pudo recuperar 1500 millones de dólares de reservas. La lectura inmediata fue que la autoridad monetaria está ahorcada por las crecientes necesidades de pago de importaciones, particularmente de energía, lo cual le impide capitalizar una mayor diferencia. Lo cual, además, llevaría implícito un riesgo a corto plazo: cuando desaparezcan los dólares de las exportaciones de commodities, el saldo del movimiento diario de reservas volvería a arrojar números negativos. Sin embargo, algunas referencias hasta ahora no conocidas acerca de la estrategia de ahorros y pagos en divisas que viene aplicando el Banco Central arrojarían conclusiones muy diferentes. En las últimas semanas la autoridad monetaria se habría dado una decidida política de cancelación de deudas y adelanto de pagos, liberándose de compromisos del segundo semestre y abriendo, incluso, el margen de confiabilidad necesaria para volver a “comprar a crédito” a los proveedores habituales de energía. Con los pagos realizados entre abril y mayo, el Central dejó en “cero” la deuda por compras de gas a Bolivia, una situación sin precedentes en los últimos años. También adelantó pagos de futuras importaciones de combustibles y otros insumos correspondientes al sector energético. Diversas deudas en cuentas de organismos internacionales también fueron canceladas, pagando incluso por adelantado los vencimientos (Banco Internacional de Basilea, entre ellos). Además, pagó deudas con el sistema bancario local dejando en cero el saldo pendiente por operaciones de Repo y otros mecanismos de cesión temporaria de activos. Esta holgura no declarada es la que le habría permitido al organismo madre del sistema monetario superar con cierta facilidad el repunte del dólar paralelo de estos días, desinflando el “runrún devaluacionista” que ya comenzaban a agitar, con indisimulado entusiasmo, algunos grupos de presión (ver recuadro). “No habrá un salto brusco de las reservas, seguirán creciendo en pequeñas dosis, homeopáticas a veces, pero en forma permanente, y sin retrocesos a lo largo de todo el año; lo que busca (Juan Carlos) Fábrega (presidente del BCRA) es marcar estabilidad en el curso de las reservas”, es la fórmula que transmiten quienes aseguran conocer la estrategia de la autoridad monetaria.
El resultado esperado es mantener un ritmo estable de suba de reservas, con un equilibrio en el que se mantenga firme el ingreso de divisas y se disponga de suficientes grados de libertad para decidir sobre los pagos de obligaciones. La señal que el equipo económico busca enviar es que, tras las fuertes correcciones que debieron implementarse en enero para frenar el ataque especulativo en el mercado cambiario, se va restableciendo la estabilidad y, con ello, el equilibrio de las distintas variables. Desde el Banco Central, como parte de esa estrategia, se apunta a generar confianza en la estabilidad de las reservas, con subas muy moderadas incluso en el período fuerte de liquidación de exportaciones, pero generando en paralelo las condiciones para amortiguar y hasta compensar la baja del ingreso de divisas en la “temporada baja” de las cerealeras. De allí que exista una estrategia no declarada, de la cual podría afirmarse que en la etapa actual “oculta” los buenos resultados para disponer de ellos más adelante.
Ventanilla de entradas
Por el lado de los ingresos, la autoridad monetaria cuenta con una precisa estimación de las liquidaciones de exportaciones elaborada por las cámaras cerealera (CEC) y aceitera (Ciara). Si bien se trata de una proyección y no de un compromiso, es una cifra que le permite al Central ir monitoreando el comportamiento del mercado y pedir precisiones cuando hay desvíos del horizonte previamente dibujado.
Esta proyección, que llega hasta diciembre, anticipa los ingresos probables de dólares mes a mes en el principal rubro de exportación (cereales y oleaginosas). Hasta ahora, se viene cumpliendo. Mayo había arrancado con cifras “excepcionales” que entusiasmaron a las autoridades del BCRA, que luego se fueron acomodando en unos escalones más bajos, pero que, de todos modos, mantienen el promedio de 170 millones de dólares de ingresos diarios liquidados por las cerealeras. “Es un buen nivel, podría ser mejor, si uno mira los números de la cosecha”, se engolosinan desde las filas oficiales. Un dato de coyuntura es que las intensas lluvias complicaron la salida del producto de los campos y su traslado a puertos, lo cual podría estar atrasando las liquidaciones de operaciones futuras.
Viendo hacia adelante, los analistas oficiales señalan una perspectiva de valores altos de exportación, teniendo en cuenta la perspectiva de cosecha record de soja, pero también de precios internacionales elevados para la oleginosa. En tal caso, el horizonte marcado por la proyección de CEC y Ciara podría quedar por debajo de la realidad.
En materia de ingreso de divisas, tampoco se desdeña el aporte de las inversiones externas. Los cálculos oficiales estiman que, para los últimos meses del año, puede haber una llegada significativa de divisas destinada a obras de infraestructura ya contratadas y otras relacionadas con proyectos en materia extractiva (hidrocarburos y minería).
Pagos y cancelaciones
“No hay mejor señal que la de buen pagador; tomar un crédito, pagar esta deuda y recién entonces volver a pedir un préstamo” es la máxima, simple pero precisa, que Fábrega intenta imponerle a su estrategia. Bajo esta premisa, la entidad viene aprovechando la fuerte liquidación de divisas de las exportaciones de granos, no sólo para cumplir con los requerimientos para importaciones, sino además para cancelar deuda y adelantar el pago de futuros compromisos.
En la última semana circularon versiones de que el equipo económico utilizaría distintos de-sembolsos para compensar los momentos de caída de reservas. En el supuesto menú se encontrarían los créditos del Banco de Basilea o del Banco de Francia, a través del mecanismo de pases, y renovar el swap de monedas con China. En materia de préstamos transitorios de ese tipo, “en estos momentos, el Central está con su deuda en cero”, explicaron en el organismo. No hay operación de Repo activas con los bancos –préstamos de corto plazo a partir de la venta de títulos, con la opción de recompra– ni con las entidades multilaterales. Tampoco están activos los swaps de moneda –canje de divisas entre países– ni está previsto actualizar ese tipo de acuerdos.
En el caso de las importaciones de energía, el Central aprovechó la liquidez en dólares proveniente de los exportadores para adelantar pagos, tal como hace el sector privado. En ese esquema, entre abril y mayo se canceló en su totalidad la deuda por las compras de gas a Bolivia. Según la Secretaría de Energía, entre enero y marzo las compras al exterior (básicamente por gas y combustibles) treparon a 2139 millones de dólares, un 30,5 por ciento por encima de igual período del año pasado, siendo cada vez más uno de los rubros de mayor demanda de divisas.
También se mantienen los controles a la venta de dólares para grandes importadores, verificando la situación de cada sector. “Si una automotriz denuncia una caída de las ventas del 40 por ciento, tiene que explicar por qué solicita permiso para comprar moneda extranjera por el mismo monto del año pasado para insumos”, ejemplifican. En el caso de las pymes, la aprobación es casi automática.
Tampoco hubo “suspensión de venta de divisas a importadores”, como circuló el jueves en algunos portales de noticias. El dato se demostró falso, pero además el esquema en marcha aseguraría que no existirá necesidad de medidas excepcionales. Primero, porque la disponibilidad de divisas sería mayor a la que se advierte, por la política de adelantar cancelación de compromisos. Segundo, por la proyección de ingresos y egresos, con acuerdo de exportadores y algunos arreglos con grandes importadores para cuotificar la demanda de divisas. Y tercero, que no se descarta la alternativa de recurrir al crédito externo si resultara conveniente y necesario: por financiamiento de los propios proveedores o a través de la utilización de alguna línea “blanda” de organismos internacionales con los que hoy se está al día: ventajas de las que goza “el buen pagador”.
(Diario Página 12, domingo 25 de mayo de 2014)