El Gobierno recibió ayer a las automotrices para transmitirles que la prioridad en este momento delicado para el sector es que no haya despidos. Las empresas respondieron que, si bien aplicaron grandes suspensiones de personal, no peligran los puestos de trabajo. Pidieron que el Gobierno consiga que Brasil aumente sus compras y permanecen a la espera de medidas de incentivo al mercado local. Del otro lado de la mesa, el ministro de Economía, Axel Kicillof, y su par de Industria, Débora Giorgi, volvieron a reclamar por el efecto negativo en las ventas de la suba de precios de los autos con mayor participación en el mercado. “Puedo entender que hayan reaccionado así frente a la situación de enero. Pero ahora tienen que bajar los precios”, les dijo Kicillof. No obstante, en Economía descartaron que el programa Precios Cuidados pueda extenderse a los autos. La semana que viene las empresas asistirán por separado a ver a los funcionarios.
Representantes de General Motors, Toyota, Renault, Ford, Fiat, Mercedes Benz y Volkswagen ayer asistieron a una reunión en el Ministerio de Economía. El motivo del encuentro fue analizar la situación del sector, castigado por la caída de las ventas en el mercado interno y a Brasil. El mes pasado la producción local de autos cayó 21,6 por ciento y en lo que va del año acumula una baja de 17,9 por ciento, según datos de Adefa.
Si bien todo el sector pasa por una situación complicada, es dispar el efecto negativo sobre la producción de cada empresa. La más perjudicada es PSA Peugeot-Citroën, cuya producción bajó 34,4 por ciento en los primeros cuatro meses del año. Por esa razón suspendió uno de los turnos de producción de su planta de Villa Bosch, medida que afecta a 1100 trabajadores, un tercio del total de su plantilla por el lapso de dos meses. Similar baja de la actividad (-33 por ciento) sufrió Renault, que suspendió su producción durante cuatro días en lo que va del año.
Un escalón más abajo en términos de caída de la actividad está Honda Motor (-25,5 por ciento), Volkswagen (-22) y General Motors y Fiat, ambas con una baja del 19,4 por ciento. También esas empresas aplicaron medidas de suspensión de personal. En otra situación están Mercedes Benz, Iveco, Toyota y Ford, que en la comparación interanual están mejor paradas. Si se tienen en cuenta las autopartistas, hay cerca de 12 mil suspensiones.
Kicillof y Giorgi ayer indagaron a los empresarios sobre la situación del empleo. La CEO de General Motors, Isela Constantini, lideró el planteo. Las terminales aseguraron que la medida de suspender personal era algo parcial, ligada a esta coyuntura, y que en esta situación no se iba a tener que despedir a trabajadores. Para el Gobierno, la prioridad es evitar la destrucción de puestos de trabajo.
Una de las causas que explica la retracción automotriz es la dinámica del mercado brasileño, hacia donde se destina alrededor del 80 por ciento de las exportaciones de la industria local. Las empresas pidieron al Gobierno que medie para que el país vecino compre más autos. A lo largo de varias reuniones bilaterales en el último tiempo, funcionarios de ambos países están negociando la renovación del protocolo automotor. El 27 y 28 de este mes vendrá al país una delegación brasileña para mantener otro encuentro de carácter técnico con los negociadores locales.
Kicillof y Giorgi lideran la negociación con Brasil y se trazaron varios objetivos, donde se destaca lograr una baja en el coeficiente “flex”, que mide cuánto puede exportar Brasil al país en relación con lo que Argentina le exporta. El Gobierno también busca que Brasil adopte autopartes argentinas y procesos productivos realizados en el país como si fueran brasileñas para aplicar los beneficios impositivos de su Plan Innovar.
“Hay resistencia de parte de los sectores privados de ambos países”, advierte una fuente que participa de la negociación. Por eso ayer Kicillof, al escuchar el pedido de las terminales, les devolvió el reclamo: “colaboren ustedes con eso también”. Lo más probable es que el protocolo, que vence a fines de junio, se extienda por un año para poder seguir negociando. En la mesa también está el crédito que Brasil ofreció a través de un pool de bancos por 2 mil millones de dólares para financiar a las terminales locales la compra de partes y autos de Brasil.
Kicillof en parte responsabiliza a las propias automotrices de la caída en las ventas, por haber subido los precios de los vehículos. Dante Sica, director de la consultora Abeceb.com, explica que las terminales vieron restringido el negocio de la importación por distintas medidas del Gobierno. Ese segmento es el más rentable, son autos más exclusivos donde hay menos competencia por precio. El recorte de la rentabilidad fue compensado con subas de precios en los autos chicos, que es lo que Kicillof reprocha a las automotrices. Sica advierte que el 55 por ciento de la caída de la producción responde a la situación del mercado interno, afectado por los cambios macroeconómicos y sectoriales de los últimos meses.
(Diario Página 12, sábado 17 de mayo de 2014)