MENDOZA / El Zabeca de Banfield (30 años y +a) / Escribe: Carlos Almenara






“Siempre son los mismos y siempre están volviendo” Luis D’Elía

Luis D’Elía rompió nuevamente los moldes del debate político argentino. Tuvo amplia repercusión la manifestación emotiva del presidente de MILES y su posterior descompostura en el programa televisivo Intratables del canal América.

Quizá lo viste. Si es así saltea el próximo párrafo. Si querés verlo: http://www.youtube.com/watch?v=3etJn2a5Yd4 El programa, conducido por Santiago del Moro y con un numeroso panel, es una mezcla cada vez más repetida de farándula con política. Es un formato que encuentra similitudes en los programas de Mariana Fabiani, de Jorge Lanata, de Alejandro Fantino y en varios de los que se emiten en horarios matutinos.


No es casual que pululen formatos de este tipo. Hay elementos estructurales del momento político que los impulsan. Básicamente, medios concentrados que necesitan un vínculo cercano con la ficción. Presentadores de noticias que leen un libreto y acompañan con el cuerpo y los gestos la línea editorial del medio. Programas de “farándula” que fungen como “gente común” que reacciona ante los eventos políticos nacionales de acuerdo a una puesta en escena que le proponen a su audiencia como modelo a imitar.

El canal América es un confeso apoyo de Sergio Massa.

El programa Intratables del 14 de abril discurría en el tono mencionado más arriba, con interrupciones permanentes y escasa intervención de Luis D’Elía (el invitado).

Los planteos más recurrentes estaban orientados estigmatizar todo el universo del narcotráfico como prohijado por jóvenes villeros.

Y D’Elía se cansó.

“¿Quién trajo la droga a la Argentina?
¿Quién trajo la droga a la Argentina?
El Zabeca de Banfield la trajo.
Ese que está tapado atrás de Massa, que hace campaña para Massa. Ése trajo la basura de la droga y el narcotráfico a la Argentina.
¿Quiénes manejan las mafias del conurbano? ¿La policía mafiosa y corrupta?
Ciertos políticos que están entongados hace treinta años haciendo lo mismo.
¿Quién mierda trajo el narcotráfico a la Argentina?
El Zabeca de Banfield, que hoy labura para Massa. ¿Por qué tenemos en Tigre el Narcodelta? Mil sicarios colombianos viviendo ahí y las camaritas de Massa no los toman ¿qué pasa? ¿Pagan peaje?
Córdoba, Rosario y Tigre los tres bastiones del narcotráfico.
¿Ustedes se creen que nacieron de un repollo los pibes chorros?
Nacieron de los noventa. Nacieron de los noventa.
Les sacamos la escuela, el trabajo, la familia, el amor. Y hoy vienen por todos nosotros. Y acá están discutiendo la coyuntura.
Vivo en Laferrere, en el Asentamiento El Tambo, en un lugar terrible, señores, terrible. Ahí paso mis días desde hace treinta años y no soporto más tanta mentira.
Hagamos un diagnóstico serio. Terminemos con el narcotráfico. Pero atrás del narcotráfico están las mafias políticas de hace treinta años. Son siempre los mismos y siempre están volviendo. Basta de tanta hipocresía, de tanta mentira. Estoy reventado de bronca. ¿Qué quieren que hagamos? ¿Quieren linchamientos? ¿Quieren linchamientos?
Menos mal que tuvimos un tipo como el Papa que salió a parar esa locura. Necesitamos escuelas, educación, presupuesto, amor, amor, amor, mucho amor. Si no ¿saben qué vamos a tener? Salvajismo.
Ninguno de ustedes ni yo vamos a poder vivir en paz, ninguno va a poder vivir en paz.
...
No se enojen pero ustedes saben, ud. sabe doctora, soy insulino dependiente y no me siento bien en estos momentos. Les pido por favor...” (se retira)


El aspecto disruptivo de esta intervención impactante repara un instituto violentado por el simulacro al que nos someten los medios hegemónicos. Hemos estado expuestos al intento de construcción de un discurso público en el que el patrimonio del grito lo tiene Carrió diciéndonos lo desprotegido que está el grupo Clarín. Llevamos años escuchando los gritos de los millonarios dueños de los campos y la soja diciéndonos lo mucho que sufren por las retenciones. O hemos visto casos como los de un periodista-médico retando a los gritos a la presidenta por la pantalla porque no tenía el cáncer que él quería.

El 14 de abril hubo un remezón. Volvió un grito desde las entrañas de los que en serio la pasan mal.

De alguna manera D’Elía nos recuerda que un país injusto, desigual, cruel, de desempleo y exclusión no es de ningún modo silencioso. El único modo de no escucharlo es ponerse los auriculares que ofrecen estos medios.

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