El último sábado se llevó a cabo en San Pablo una marcha para evocar la dictadura brasileña. Así como se lee. A pocos días de cumplirse el 50° aniversario del golpe militar que dió lugar a una dictadura que duró 21 años, unas 2 mil personas se congregaron en el obelisco de Ibirapuera, en la zona sur de la capital paulista, para manifestarse a favor de la intervención militar. "El pueblo brasileño está del lado de las Fuerzas Armadas", "Elecciones no, Intervención si" o "Dilma comunista" fueron algunas de las pancartas levantadas por este grupo.
Titulada la "Marcha de la familia con dios para la libertad", se buscó recrear la manifestación que con ese mismo nombre se dió en el año 1964 y se transformó en la antesala al golpe que el 1 de abril derrocó al presidente Joao Goulart. El empresario Piero Pagni, uno de los organizadores de la actual convocatoria, señaló que la dictadura fue "uno de los mejores períodos de la historia de Brasil", que el gobierno de Dilma fue "copado por los comunistas" y que lo que ocurrió en Brasil no fue una dictadura sino "un gobierno militar que persiguió y torturó socialistas por practictar actos subversivos". La marcha finalizó con uno de los organizadores de la movilización entregando un petitorio a las fuerzas armadas para que tomen el poder (difícil de entender la sonrisa del gendarme).
La posición del gobierno de Dilma Rousseff fue la de ignorar la movilización. Tan sólo se expresó el ministro de Defensa, Celso Amorim, quién aseguró que “ningún militar activo participa de esa convocatoria” y garantizó el compromiso de las Fuerzas Armadas con la democracia.
La "Marcha de la familia" de 1964 sirvió para legitimar al golpe que llegaría en Brasil. Convocada por la Unión Cívica Femenina, un grupo de mujeres ligadas a los empresarios paulistas, contó que con el apoyo de los grandes actores de poder en ese país, incluida la prensa. El 11 de abril de ese año el general Castello Branco es nombrado el primer presidente de la dictadura, período durante el cual se persiguió, torturó, asesinó y desapareció a los opositores al régimen. Para evitarlo, muchísimas personas se dieron al exilio, como muchos representantes la cultura como los cantantes Caetano Veloso y Gilberto Gil. Del primero se censuraron canciones como su clásico "Está prohibido prohibir" o también "Dios es el diablo".
Brasil no consigue cerrar esa etapa. Será fundamental que el poder judicial empiece a establecer los culpables de aquellos delitos producidos durante el régimen militar. Para eso será preciso dejar atrás la Ley de Amnistía, sancionada durante la dictadura en 1979 y refrendada durante el 2011 por la Corte Suprema de Brasil. Dilma ya ha puesto a funcionar la Comisión de Verdad para investigar las violaciones a los derechos humanos, en diciembre de este año se conocerán las conclusiones del trabajo. Un paso importante para ejercitar la memoria y llegar a la justicia.
(www.diarioregistrado.com, domingo 30 de marzo de 2014)