ARGENTINA / Gestionar la política / Escribe: Hernán Dearriba






La provincia de Buenos Aires consiguió ayer cerrar la intensa paritaria docente que consumió 17 días de paro y mantuvo a más de 3 millones de chicos fuera de las clases durante un mes. La negociación arrancó con un inexplicable paro por tiempo indeterminado, que según el manual de acción gremial suele indicarse como el último recurso, e incluyó los consabidos planteos sobre la ineficiencia del sistema educativo, las inasistencias de los docentes y las falencias edilicias.


La crisis tuvo un ineludible costado político. En las últimas horas crecieron los rumores sobre la intervención del gobierno nacional para superar el paro. Antes también se mencionó la cercanía del titular del SUTEBA, Roberto Baradel, con el kirchnerismo, como elemento para explicar la intransigencia de los docentes. La foto de la presidenta Cristina Fernández con el gobernador Daniel Scioli el jueves en Olivos pareció abonar aquellas versiones sobre un acuerdo de transferencia de dinero para destrabar el entuerto. No hubo tal acuerdo. Los funcionarios bonaerenses trabajaron contra reloj para poder conseguir los 1000 millones de pesos adicionales que implicó la última oferta. El dinero saldrá de las arcas provinciales y se redoblará la presión contra la evasión impositiva.

Esa precisamente fue una de las críticas centrales de los maestros: prefieren ajustar por el salario docente antes que aumentar la presión impositiva sobre la renta agraria, sostenían los dirigentes gremiales. La extensión del paro, que contó con un amplio respaldo de las bases y movilizaciones multitudinarias, empezaba a tener impacto sobre la imagen social de los docentes, que además viven un proceso similar al del resto de los gremios con un crecimiento de los sectores de izquierda que pretenden amenazar la conducción del sindicalismo tradicional. Todos elementos que hay que tener en cuenta a la hora de analizar la complejidad de la negociación que acaparó la atención en las últimas semanas.

Uno de los gremios, UDOCBA, conducido por el moyanista Miguel Díaz, quedó en soledad rechazando la oferta de la provincia. Algunos interpretaban esa intransigencia en el contexto del paro general que anunció la CGT disidente que lidera Hugo Moyano, con el apoyo del gastronómico Luis Barrionuevo y la CTA de Pablo Miceli. Algunos dirigentes se entusiasmaban con llegar a la medida de fuerza con las aulas vacías, para darle mayor peso específico.

El paro de Moyano tiene varias peculiaridades. Ayer la Sociedad Rural Argentina (SRA) respaldó la medida de fuerza gremial. Los convocantes tardaron una semana en ponerse de acuerdo sobre la fecha. Finalmente será el 10 de abril. Sobre lo que sí acordaron es que no incluirá una movilización. La consigna de la medida de fuerza plantea una mejora en las jubilaciones, la eliminación del Impuesto a las Ganancias para los salarios de los trabajadores, la garantía del derecho a huelga y la persistencia de las negociaciones paritarias. Esos dos últimos puntos parecen chocar de bruces con la realidad.


Los docentes discutieron durante un mes su paritaria con el estado provincial y todavía sigue abierta la negociación con el nacional. En el medio hubo un paro por tiempo indeterminado, pese a la conciliación obligatoria decretada por el Ministerio de Trabajo provincial y al fallo de la Justicia que ordenaba volver a clases. Nada parece indicar que el derecho a huelga tenga restricciones en la Argentina. La Unión Obrera Metalúrgica cerró también el viernes su paritaria libre, la primera de las negociaciones de los gremios grandes del sector privado. El instituto de la paritaria tampoco parece correr riesgos que requieran de un paro nacional.

Será la segunda huelga general que enfrenta Cristina Fernández. El gobierno respondió que se trata de un "paro político". Todos los son. Luis Barrionuevo anunció la creación de la "Mesa Sindical Massa Presidente" en paralelo con la puesta en escena del paro.

El gastronómico hizo escuela esta semana. Lejos de las internas con sus aliados ocasionales (que seguramente serán sus enemigos en el corto plazo) Elisa Carrió recuperó su tono encendido. Primero se despachó contra los medios dominantes, que la idolatran como crítica del gobierno nacional, pero la rechazan en su rol de candidata a puestos ejecutivos por sus posiciones apocalípticas. "Me usan", dijo la diputada y sólo dos días después retomó la línea argumental del cientista político y dirigente gastronómico, quien sostuvo que Néstor Kirchner murió por avaro. La chaqueña se montó sobre esa mirada (hay que hacerle justicia y reconocer que Lilita lo había primeriado al gremialista meses atrás con el mismo tema) y aportó lo suyo, quizás con el ánimo de darle argumentos a los medios que criticó por no respaldar una eventual candidatura suya para un cargo ejecutivo.

Nadie puede sostener que Barrionuevo y Carrió sean lo mismo, aunque su impresentable declaración sobre Kirchner los iguala. El sindicalista reivindicó además la gestión de Carlos Menem y la valorizó por sobre la última década. "Menem hizo mierda la industria pero había estabilidad. Ahora con la inflación que hay no sabés lo que tenés", dijo el gastronómico, que insiste con transformarse en el collar de melones de Massa, apoyado en una capacidad para el sincericidio que no merma con el paso de los años.

El ex intendente de Tigre apela a todas sus herramientas discursivas para intentar despegarse de Barrionuevo que contradice a cada minuto el esfuerzo de Massa de posicionarse como la renovación de la política y el representante de los "hijos de la democracia". Se le hace muy difícil, porque tiene entre su círculo de asesores más cercano a la esposa de Barrionuevo, Graciela Camaño.

El líder del Frente Renovador eligió pasar el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia participando de una reunión en el Departamento de Estado de los Estados Unidos. Fue la primera jornada de una visita que se prolongó durante toda la semana para presentar su candidatura en Washington, acompañado por el ex presidente del Banco Central, Martín Redrado. Hay gestos que sirven para comprender una posición política mucho más que frases marketineras de ocasión. En Nueva York anunció el fin de esta etapa política y pronosticó que será el próximo presidente de los argentinos.


Hay que decir que las encuestas siguen beneficiando a Massa. Después de su puesta en escena en torno al anteproyecto para reformar el Código Penal, su imagen subió entre cuatro y cinco puntos en los sondeos de opinión, que lo ubican por encima de sus contendientes, el gobernador Daniel Scioli y el alcalde porteño Mauricio Macri.

El PRO no consigue construir masa crítica pese a los intentos variados por recorrer la provincia de Buenos Aires y a su estrategia por tener presencia en el Congreso. El aporte amarillo de esta semana al Parlamento incluyó el nombramiento del comediante de Midachi y diputado nacional Miguel del Sel como vicepresidente de la Comisión de Cultura de la Cámara Baja. No se trata aquí de juzgar el humor de ese artista popular que tiene amplia repercusión, sino de preguntarse si esa es la dirección que debe tomar la promoción de la cultura. Otra vez las señales.

Tras el viaje de Cristina Fernández a Europa, el gobierno recuperó el protagonismo de la gestión con la decisión de reasignar subsidios al servicio de gas y agua potable. La medida está lejos de ser simpática, pero es tan necesaria como demorada e insuficiente. Quedan todavía los beneficios a la energía eléctrica de los que gozan muchos sectores acomodados del área metropolitana. Ese paso se dará seguramente en el futuro.

No se trata de un recorte del gasto como les hubiera gustado a los economistas ortodoxos. Se gastará lo mismo pero de manera más eficiente. Está por verse si la medida genera alguna reducción marginal en el consumo, pero es difícil de pensar porque el retraso tarifario era tal que aún con incrementos fuertes en las facturas producto de la quita de subsidios, las boletas seguirán siendo muy accesibles en relación con el resto de los consumos domiciliarios como el cable o el servicio de Internet.

La medida aporta en la dirección del reacomodamiento de variables que se viene dando en los últimos meses. Con el dólar bajo control, hay quienes creen que es hora de empezar a pensar ya en el segundo semestre como punto de partida para que la economía vuelva a crecer en 2015, un año clave de contenido electoral.

No hay que descartar que en las próximas semanas se concrete una emisión de deuda en el mercado internacional. Quienes siguen de cerca el mercado sostienen que el Estado podría conseguir una tasa de un dígito. Sería una movida casi testimonial, para marcar un sendero, pero podría abrir la puerta a un ambicioso plan de inversiones en infraestructura.

(Diario Tiempo Argentino, domingo 30 de marzo de 2014)

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