El 4 de junio de 1943, aprovechando la apatía del pueblo hacia un gobierno corrupto, conservador y fraudulento, los militares, encabezados por los generales Arturo Rawson, Pedro Ramírez y Edelmiro J. Farrell (que fueron reemplazándose uno a otro) asumieron el poder. Pocos meses después, Juan Domingo Perón asumía como titular del Departamento Nacional de Trabajo.
Desde este organismo, que no tardará en elevarse a nivel ministerial, al convertirse el 30 de noviembre en la Secretaría de Trabajo y Previsión, Perón desarrolló una intensa tarea en el campo laboral, que se vio plasmada en mejoras salariales, indemnización por despidos, jubilaciones, Tribunales de Trabajo. En este sentido, el Estatuto del Peón fue una de las medidas sociales de mayor trascendencia. Su sanción, por decreto 28.169, el 8 de octubre de 1944, señala el comienzo de la protección legal del trabajador rural. "Yo me di cuenta deque la manija, la gran palanca, estaba en ese momento del mundo y del país en un departamento olvidado que se llamaba Departamento Nacional del Trabajo...", dirá años más tarde. No se equivocaba.
En 1944 el general Edelmiro Farrell nombró a Perón ministro de Guerra primero y vicepresidente cinco meses después. Algunos sectores militares vieron con preocupación la creciente influencia del Coronel y clamaron por su alejamiento del gobierno. Finalmente, a principios de octubre de 1945, Perón fue obligado a renunciar a todos los cargos públicos que ocupaba con el objetivo de desarticular su programa político. Fue detenido y trasladado a la isla Martín García.
La agitación obrera crecía al tiempo que los empresarios se negaban a pagar doble la jornada de trabajo del feriado del 12 de octubre. Tampoco estaban dispuestos a pagar vacaciones. El 16 de octubre, luego de un acalorado debate, el Comité Central Confederal de la CGT declaró una huelga general a partir de la hora cero del 18 de octubre “como medida defensiva de las conquistas sociales amenazadas por la reacción de la oligarquía y el capitalismo”. La iniciativa sindical fue, sin embargo, desbordada por las bases, y desde la tarde del 16 de octubre los obreros empezaron a dejar sus lugares de trabajo.
El 17 de octubre de 1945, miles de trabajadores provenientes principalmente del cordón industrial del Gran Buenos Aires se acercaron a Plaza de Mayo reclamando la presencia de Perón. El gobierno debió finalmente ceder a la presión popular y el coronel fue trasladado a la capital. Por la noche, Perón pudo estrenar su saludo con los brazos en alto. Cuatro meses más tarde ganaría las elecciones presidenciales que lo llevarían a ocupar la presidencia del país.
Transcribimos a continuación los fragmentos más significativos del acta del 16 de octubre del Comité Central Confederal de la CGT. En ella se recogen los debates de aquella jornada. Como puede apreciarse, la discusión no sólo giraba en torno a si debía disponerse o no la huelga general; también se debatió sobre la conveniencia de hacerlo en reclamo de la libertad de Perón o simplemente en defensa de las conquistas obtenidas. Triunfó esta última moción y el nombre de Perón no apareció en la resolución y petitorio que los dirigentes gremiales llevaron a Farrell y a Ávalos aquel 17 de octubre.
(Fuente: Juan Carlos Torre (Compilador), La formación del sindicalismo peronista, Buenos Aires, Legasa, 1988, págs. 153-168).
En Buenos Aires, a los 16 días del mes de octubre de 1945:
Reúnese el Comité Central Confederal de la Confederación General del Trabajo en sesión extraordinaria con asistencia de sus miembros compañeros Aniceto Alpuy, Néstor Álvarez, Bruno Arpesella, Antonio F. Andreotti, Florencio Blanco, Ramón Bustamante, Dorindo Carballido, Julio Caprara, Cecilio Conditi, Nicolás D´Alesio, Libertario Ferrari, José Griffo, Pablo Larrosa, Ramiro Lombardi, Mateo Píccolo, Benigno Pérez, Juan José Perazzolo, Anuncio S. Parrilli, Bartolomé Pautasso, Antonio Platas, Silverio Pontieri, José Manso, José R. Méndez, Anselmo Malvicini, Felipe Nazca, Jorge Nigrelli, Eduardo Alberto Seijo y Ramón W. Tejada.
Ausentes con aviso: Nicolás Campos, Juan Cresta, Alejandro Protti, Juan B. Ugazio, Benito Borja Céliz, Juan Céspedes, Demetrio Figueiras, José María Freyre, Juan Carlos Rodríguez, José V. Tesorieri, Celestino Valdez, José Lebonatto.
Siendo las 19.45 horas:
Silverio Pontieri (Secretario General) (UF): Declara abierta la sesión. Expresando que el cuerpo se reúne en sesión extraordinaria a los efectos de considerar la situación por que atraviesa el país y la resolución adoptada por la Comisión Administrativa en su última reunión en el sentido de aconsejar al Comité Central la declaración de la huelga general en todo el país por el término y fecha que este cuerpo fije, como medida defensiva de las Conquistas Sociales amenazadas por la reacción de la oligarquía y el capitalismo.
A los efectos de que los compañeros del Comité Central tengan un concepto claro de la situación que atravesamos, (…) es conveniente referir otra vez el informe que ayer dimos a la Comisión Administrativa en nombre del Secretariado. En realidad no corresponde efectuar una relación de los hechos que se han venido produciendo últimamente en el país, los que han culminado con la renuncia del coronel Perón y su posterior detención y confinamiento en la isla Martín García. Como todos ustedes saben, los trabajadores se sintieron justamente alarmados por estas cosas, porque ellas a su vez venían acompañadas de distintas medidas de represalias que los patrones más reaccionarios estaban tomando contra sus obreros y las organizaciones sindicales.
Así por ejemplo, fueron numerosos los industriales que se negaron a cumplir el decreto del Gobierno Nacional, que estipula el pago de salarios dobles el 12 de Octubre declarado feriado Nacional. También se había anunciado a numerosos personales obreros, la negativa de otorgarles las vacaciones anuales ya prometidas con anterioridad, y por sobre todas las cosas los patrones hacían una ostentación abusiva de su poder, proclamando a todos los vientos que la obra de justicia social desarrollada desde la Secretaría de Trabajo y Previsión sería arrasada por la nueva situación.
Inmediatamente de producidos estos hechos, nosotros nos reunimos y en forma paulatina fuimos recibiendo los informes de las distintas organizaciones afiliadas, tanto de la capital como del interior, informes que nos daban cuenta que la clase obrera se encontraba extremadamente alarmada por la forma en que se venía presentado la campaña de reacción patronal. Ante esta situación quisimos conocer el pensamiento de los hombres de gobierno, para lo cual entrevistamos al actual Ministro de Guerra, General Ávalos, al que planteamos las inquietudes… En esta oportunidad hicimos notar al señor Ministro nuestro punto de vista sobre el problema y le participamos nuestra decisión de luchar en defensa de las conquistas sociales obtenidas. También le expusimos que la clase obrera de nuestro país, se sentía justamente alarmada por la detención del coronel Perón y por su internamiento en la isla Martín García, por cuanto los trabajadores relacionaban la campaña de reacción patronal contra las conquistas sociales con la detención y con las medidas que se tomaba precisamente contra el hombre que en razón de su desempeño en la función de gobierno había posibilitado la obtención de esas conquistas. Expresamos que únicamente la libertad inmediata del coronel Perón traería tranquilidad a los hogares obreros y a la familia argentina. El general Ávalos nos contestó que el coronel Perón no estaba detenido, sino que había sido puesto bajo custodia para su propia seguridad pues el gobierno tenía informes de que algunos exaltados querían matarlo, lo que sería una desgracia para el país.
En consecuencia, nos concretó que el Coronel no está detenido. De paso nos dijo que el clima de la isla Martín García le había afectado la salud, con lo que confirmó los rumores circulantes en el sentido de que se encontraba enfermo.
En cuanto a las conquistas sociales, expresó en forma categórica que las mismas serían respetadas y que se procuraría mejorarlas en lo posible.
Antes de finalizar la entrevista le hicimos notar que deseábamos conversar el señor presidente de la Nación, general Farrell, para conocer su opinión sobre el problema. De inmediato el general Ávalos accedió a nuestra solicitud y tomó las disposiciones para que la entrevista se realizara, cosa que hicimos esta mañana… En esta ocasión, el general Ávalos nos dijo que el nuevo secretario de Trabajo y Previsión, señor Fentanes, deseaba conversar con nosotros. (…) Fuimos a la Secretaria de Trabajo y Previsión. (…) El mencionado funcionario (…) nos expresó que (…) estimaba imprescindible necesidad que los trabajadores se informasen que las conquistas sociales no corrían peligro y que las mismas serían respetadas y aun ampliadas en lo posible. Nos dijo también que a su juicio era contraproducente cualquier movimiento de huelga que se hiciera, y que los trabajadores debían actuar con cautela porque teníamos que reconocer que la oligarquía había dado un paso hacia adelante.
En forma general eso fue lo que informamos ayer a la Comisión Administrativa, y en base a lo cual ésta, después de estudiar la situación general que atraviesa el país y la creciente inquietud de los trabajadores por los hechos que están ocurriendo, resolvió solicitar y enviar al Comité Central Confederal la declaración de la huelga general.
Ahora bien en la mañana de hoy se realizó la audiencia que nos fijara el señor presidente de la Nación, general de brigada Farrell, la que se realizó en presencia del general Ávalos, y del secretario de Aeronáutica, brigadier Sustaita.
(sigue en la edición de mañana)