Nuestra mirada desde la perspectiva de 37 años atrás, en que se dio el golpe genocida, profundiza en la realidad actual. Y porque todo tiene que ver con todo, aquello que nos enseña el materialismo dialéctico, o la leve teoría del vuelo de la mariposa, nos traslada a los tiempos más remotos del que deviene un hilo conductor que nos liga al momento que analizamos, pensando en sacar conclusiones.
Decimos entonces, que siempre una comunidad fue sometida por una clase dominante y minoritaria. Pero siempre también estuvo la rebeldía del dominado. Aquí nomás, en este entorno, en esta tierra de arena y vientos (Lavalle), el mito de que nuestros ancestros huarpes conformaban un pueblo manso, sumiso ante el invasor español. Lo que ha escondido la historia oficial es la otra versión, la real, la que reafirma la lucha frontal contra el enemigo. Y por ello la Capitanía de Chile, desde donde partían las columnas colonizadoras con la cruz y la espada, allá por el 1600, estuvo a punto de retroceder en sus designios usurpadores ante la resistencia heroica del pueblo huarpe. Y por ello redobló sus esfuerzos y poder belicista hasta el extremo del exterminio. Nuestro pueblo no fue sometido sino exterminado, como toda la América india. No menos de 40 millones de hermanos originarios fueron exterminados, nunca sometidos. Talvez fue el más dramático y masivo genocidio de la historia universal.
Y desde entonces la lucha de los pueblos, como el argentino, es consecuente con esa rica herencia libertaria, con hitos como aquel de 1806 y 1807, en que el invasor inglés hocicó su prepotencia pirata en la todavía Buenos Aires colonial. Y de la Revolución de Mayo, Moreno, Belgrano, Castelli, Monteagudo, el Plan de Operaciones Revolucionarias, el éxodo jujeño, la asamblea del año 13, la abolición de la esclavitud, la destrucción de los instrumentos de tortura, la libertad de vientre, el ejército de Los Andes, el reparto de las tierras.
Todo Cuyo como sujeto principal de una nación en armas, todo el pueblo cuyano en misión libertaria. Y ese hilo conductor y revolucionario en versión contemporánea, repitiendo los claroscuros de toda historia, de los hechos que hacen la historia, porque la realidad es materia en movimiento, perpetuo cambio. Todo lo contrario de lo que pretenden imponer las dictaduras, los usurpadores de la soberanía popular.
No hubo imperio que se eternizara: el romano duró más de 500 años, pero ya no existe. No ha habido dictadura que haya impuesto sus objetivos esclavizantes. Onganía, en 1963 afirmó que la llamada Revolución Argentina venía para cumplir planes y no tiempos. Y una poblada como el Cordobazo lo mandó al olvido. Es que en el universo de claroscuros, la claridad sucede a las tinieblas. Dialécticamente es la unidad de los opuestos. Pero es la claridad la que ilumina.
(Fuente: LA QUINTA PATA)