CANCION / De los cerros tucumanos / Escribe: Atahualpa Yupanqui






En 1936 Atahualpa Yupanqui realizó sus primeras grabacionces en el sello Odeón para la agrupación tradicionalista "El Mangruyo", de Rosario de Santa Fe. Grabó dos discos de 78 rpm con sus temas "Caminito del indio", "Mangruyando", "La vidala del adiós", y "Paso de los Andes", y otro disco con "Apariencias" y "Cumbres siempre lejos", compuestos con letra del poeta uruguayo Romildo Risso. Éste vivía en Rosario desde 1910, y ambos se hicieron amigos en "El Mangruyo"; Yupanqui también le puso música a su poema "Los ejes de mi carreta" (publicada en 1946), uno de sus temas más difundidos.

El 19 de abril de 1936 nació en Buenos Aires su hija Lila Amancay; luego su esposa contrajo tuberculosis y la internó en el Centro de Tuberculosis de Cosquín (Córdoba), donde estuvo dos meses. A pesar de la corta internación Yupanqui envió a Alma, su hija mayor, con sus primas en Casilda, Santa Fe, a Atahualpa con su abuela Higinia en Junín, y a Lila Amancay con su hermana Carmen, también en Junín, donde permanecieron varios años. En diciembre de 1937 Atahualpa Yupanqui abandonó a su esposa e hijos, que pocas veces volvieron a verlo.

Aproximadamente en 1938 estando en Mendoza Atahualpa Yupanqui ganó un concurso Literario de la Entidad de Bellas Artes de Tucumán con "Canción de la zafra", y el dinero recibido le permitió viajar a Chile. En 1940 se editó "Piedra sola", su primer libro. En 1941 realizó grabaciones para el sello Odeón Argentina, y en 1942 para Víctor Argentina (luego RCA Víctor).


De los cerros tucumanos
me llevaron los caminos.
Y me trajeron de vuelta
sentires que nunca se harán olvido.
Y me trajeron de vuelta
sentires que nunca se harán olvido.

Un grillo feliz llenaba
su canto de azul y enero.
Y al regresar a los llanos
yo le iba diciendo mi adiós al cerro.
Y al regresar a los llanos
yo le iba diciendo mi adiós al cerro.

Como ese grillo del campo
que solitario cantaba...
Así perdida en la noche
también era un grillo, vidala y zamba...
Así perdida en la noche
se va mi zamba, palomitay.

A los cerros tucumanos
he vuelto en un triste invierno.
Tan sólo el monte y el río,
envuelto en mis penas, pasar me vieron.
Tan sólo el monte y el río,
envuelto en mis penas, pasar me vieron.
La luna alumbraba el canto
del grillo junto al camino.
Y yo con sombra en el alma
pensaba en la ausencia del bien perdido.
Y yo con sombra en el alma
pensaba en la ausencia del bien perdido.

Como ese grillo del campo
que solitario cantaba...
Así perdida en la noche
también era un grillo, vidala y zamba...
Así perdida en la noche
se va mi zamba, palomitay.

Image Hosted by ImageShack.us