HISTORIA / Leonardo Favio: un trabajador del arte que siempre nos acompañará / Escribe: Pablo Adrián Vázquez






Nacido en Mendoza con el nombre Fuad Jorge Jury, trascendió décadas y espacios como Leonardo Favio. De niñez conflictiva por la pobreza, el abandono paterno y el encarcelamiento por robos, probó suerte viniendo a Buenos Aires.

El arte golpeó a su puerta. De extra de cine a incipiente actor y, posteriormente, a consagrado director de cine. Su sensibilidad lo llevó a estrenar en 1965 su ópera prima Crónica de un niño sólo, una historia tremenda, su propia historia, que le valió el reconocimiento de crítica y público. Sus posteriores trabajos lo confirmaron como un artista sensible de gran creatividad, que asumió siempre riesgos artísticos pero que supo auscultar el gusto popular.


A fines de los ‘60 empezó a despuntar en al canción. La balada romántica de tono dramático en Fuiste mía un verano y O quizás simplemente le regale una rosa lo proyectarían en el mercado latinoamericano con seguidores incondicionales.

Su militancia en el peronismo fue de la mano con el arte… o quizás fue al revés!

Su película Juan Moreira de 1973, coincidiendo su estreno con la presidencia de Cámpora, es su relectura del sufrimiento del criollo en espejo con el tiempo venturoso que vendría con el fin de la proscripción del peronismo.

Lo cierto que fue la cara visible en el palco del retorno de Perón el 20 de junio de 1973, y también quien peleó contra los custodios de López Rega para que no torturen a militantes en el hotel de Ezeiza.

Es obligado a exilarse con su familia en 1976 por la dictadura genocida, retornando al país en 1987.

El documental Perón, Sinfonía del sentimiento de 1999 es su replanteo del peronismo enfrentado con la exclusión del neoliberalismo de dicha década. En dicha obra colaboró estrechamente las familia Duarte, la Fundación de Investigaciones Históricas EVITA PERON y la propia Cristina Alvarez Rodríguez, presidenta del Instituto Nacional Eva Perón, prestando material fílmico, documentación y voz a la mejor recreación de la pasión hecha film sobre la obra y vida de Evita.

Miembro de honor de nuestro Instituto y figura de referencia ineludible por su producción cultural que trasciende las épocas. Sus imágenes en Perón, Sinfonía del sentimiento del 17 de octubre de 1945, el 22 de agosto de 1951, su recitado del poema de Cátulo Castillo – ante la enfermedad de Evita -, y el 17 de noviembre de 1972 son inseparables del imaginario colectivo popular y difícil de superar.

Me quedo en lo personal en el recuerdo de un reportaje radial, cuando el refirió que su mayor emoción fue cuando, ante una entrevista a jóvenes sandinistas en vísperas de navidad, se daban ánimo en su lucha entonando sus canciones.


Alfredo Alcón expresó que: “Era un buscador del alma, un creador y cuando cantaba o hacía películas, todo lo hacía con pasión. Definirlo sería maniatarlo y él quería ser libre.”

La coincidencia de sus palabras con nuestro sentir es plena. La emoción por su pérdida también. Nos queda su arte, sus sentidas películas, su poética musical y su coherencia militante, la cual se expresó en el apoyo incondicional a los gobiernos de Néstor y Cristina.

¡Compañero Leonardo Favio, sos un trabajador del arte que siempre nos acompañará!

(Pablo Adrián Vázquez es politólogo, docente de las UNLZ y UCES, Miembro del Instituto Nacional Eva Perón)

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