INTERNACIONAL / Israel, Irán y el ejemplo de Botnia / Escribe: Matías Garfunkel






"Israel no cree que Irán llegue al diálogo con la conciencia limpia y los brazos abiertos."

Espero estar equivocada, pero creo que no va a salir nada de esto." Así lo expresó la embajadora de Israel en la Argentina, Dorit Shavit. Así se refirió a las expectativas que rodean a las conversaciones que el gobierno inició hace algunas semanas con Teherán. La embajadora desconfía, sabe de memoria que la situación es compleja. Ella fue clara en su advertencia: el deber de "juzgar y castigar" a los responsables del atentado que terminó con la vida de 85 personas en 1994. "Es la hora propicia para que Irán entregue a esas personas", señaló.

Sin embargo, Israel no cree que Irán llegue al diálogo con la conciencia limpia y los brazos abiertos. Así se lo hizo saber a la Argentina, horas antes de que el canciller Héctor Timernan se reuniera con su par iraní, Ali Akbar Salehi. Días más tarde, el 30 de septiembre, en una entrevista a la cadena televisiva CNN en Español, Mahmud Ahmadinejad había dicho: "Con la Argentina tenemos una excelente relación. Tengo un gran respeto por la presidenta Kirchner. Su gobierno y el de Dilma Rousseff están trabajando mucho para mejorar la situación de sus pueblos."


El mandatario se expresó de esa forma luego de que días atrás el canciller Héctor Timerman se reuniera con su par de Irán, Ali Akbar Salehi, con quien acordó "explorar un mecanismo legal" para encontrar una "solución mutuamente acordada" sobre el caso AMIA. De hecho, Timerman y Akbar Salehi se reunieron en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York donde decidieron continuar las negociaciones a través de los representantes legales de ambos ministerios en Ginebra.

Para que se entienda. El diálogo de la Argentina con Irán continúa en un marco delicado: hace poco más de 24 horas, la Unión Europea, en la Cumbre de los Veintisiete que se realizó en Bruselas, prometió aplicar las más estrictas sanciones a Irán, además de las que le aplicó en materia de comercio, energía y transporte, y sobre todo la más importante, la prohibición de importar crudo de ese país si no limita sus actividades nucleares. La frase de los portavoces de la UE no da tranquilidad: "El gobierno iraní debe comprometerse en negociaciones que valgan la pena." De hecho, iniciarán una nueva ronda de negociaciones después del 6 de noviembre, tras la elección presidencial de los Estados Unidos. Antes de esa fecha, los candidatos deberán definirse en una materia tan delicada como es la política de relaciones exteriores. La crisis con Irán no es un tema menor: los candidatos deben contener a Israel que siempre aliado de su país. Así se puso de manifiesto en el debate entre el vicepresidente y el candidato de Mitt Romney, cuando Paul Ryan aseguró: "No se puede permitir que Irán obtenga un arma nuclear." De hecho, se baraja la posibilidad, según la prensa americana, de que en lo que resta de la administración Obama, Estados Unidos e Israel planeen un ataque conjunto con aviones no tripulados y bombarderos. Quizás sea propicio recordar la Operación Ópera, llevada adelante el 7 de junio de 1981, cuando ocho cazas F16 de la Fuerza Aérea israelí terminaron con el proyecto atómico de Saddam Hussein. Entonces, los iraníes estaban en guerra con Irak. El debate se reaviva hoy por parte de Israel aunque Irán, ya lo dijimos, sostiene que el material nuclear que produce tiene objetivos pacíficos. Israel no lo creyó entonces y no lo cree hoy.

Es importante destacar que el gobierno iraní niega estar desarrollando armas nucleares. Por el contrario, sostiene que el país utiliza la energía atómica sólo con fines pacíficos. Y es más importante aún resaltar que la advertencia de las sanciones por parte de la Unión Europea tiene que ver con el pedido del primer ministro británico, David Cameron, a su par Benjamín Netanyahu de no realizar ataques militares a Irán. "Eso sería seguirle el juego y darle la señal que Irán espera que le permitiría unir de nuevo a su pueblo contra el enemigo extranjero."

Las amenazas entre Israel e Irán viajan a la velocidad de la luz. Hace una semana, el comandante de la Guardia Revolucionaria iraní, Hossen Salami, dio por sentado que las amenazas de Israel son sólo psicológicas, al tiempo que prometió represalias si estas se consolidan: "Hemos preparado nuestra seguridad y las infraestructuras de defensa para las batallas globales", explicó.

Hay un ejemplo que está a un abismo de binomio Israel-Irán pero que bien puede ilustrar una sensación quizás pequeña y cotidiana sobre lo que puede sentir la sociedad respecto del problema. Se trata de la cuestión Botnia y las relaciones entre la Argentina y Uruguay.

La sola idea de la apertura de la planta revolucionó a los vecinos argentinos del río. El problema casi rompe las relaciones entre ambos países. Piquetes, medidas de fuerza, pasos cerrados entre ambos países. Un petitorio de algunos cientos de argentinos que terminó en la Corte Internacional de Justicia, entidad que se expidió el pasado 20 de abril de 2010.

¿Cómo reaccionarían los argentinos y argentinas si tuvieran la certeza de que un país vecino tiene en su poder, o en su intención, armamentos nucleares? No hay respuesta posible. Es un imponderable.

En agosto de este año, según informó la agencia oficial iraní, el ayatollah Ali Jamenei, expresó que "la tierra islámica, lejos de cualquier duda, será devuelta a la nación palestina, y la falsa glándula inventada del sionismo será borrada de la geografía mundial".


Definitivamente la expresión "borrar a Israel del mapa", no es feliz. No cabe en estos tiempos. No tiene sentido ni validez. Sin embargo, un mes después, la volvió a repetir el ministro iraní de Defensa, Ahmad Vahidi: "Nuestro país tiene capacidad bélica para borrar a Israel del mapa."

Quizás Shavit, con todo ese back up, hace bien en advertir que las negociaciones no llegarán a buen puerto.

(Diario Tiempo Argentino, domingo 21 de octubre de 2012)

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