MENDOZA / Cacareos contra política, partidismo y educación / Escribe: Ramón Abalo







La embestida política, cuasi partidaria, de la agrupación kirchnerista "La Cámpora", aquí en Mendoza ha levantado un cacareo indisimuladamente retrógado y... político de tercera, incluso al interior del mismo Partido Justicialista. Como decían los montoneros cuando percibieron al regreso de Perón en 1973: "General, está lleno de gorilas el gobierno, está lleno de gorilas el gobierno popular".


Dicha agrupación ya había recibido una fuerte y sangrienta embestida en Ezeiza, por parte de la derecha peronista. Había que parar la tremenda inserción del montonerismo en el pueblo argentino, parar a los casi dos millones de personas -jóvenes, adultos, hombres y mujeres- que habían sido movilizados para darle la bienvenida al General. Pero la columna fue reprimida sangrientamente.

Fue el 20 de junio de 1973, hace treinta años. Fue el comienzo de una historia que regó de sangre a nuestro país. El preludio de la Triple A, una hechura del ya ministro de Bienestar Social, López Rega "el brujo", de la mano de la Isabelita, ya primera dama y después presidenta de la República.

Lo que ocurrió ese día en Ezeiza, en las inmediaciones del Hotel de Inmigrantes, fue también una primera masacre de la etapa inaugurada y sería el fin de lo que se denominó "la primavera camporista", que había sido la avanzada institucional del regreso de Perón, con elecciones de las resultó presidente el llamado "tío" Cámpora y con un casi exclusivo entorno de la llamada "tendencia revolcionaria", en la que se inscribían grupos armados como lo fue Montoneros, Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), y otros. No tan exclusivamente, porque tuvo que nombrar en el gabinete, por ejemplo y a instancias de Perón, a López Rega.

Y en ese proceso estaban, de uno y otro lado, las organizaciones de la juventud, tanto de trabajadores como estudiantiles. Estos hecho no pasaron desapercibidos entonces desde el estudiantado: la Unión de Estudiantes Secundarios y la Juventud Universitaria Peronista, como asimismo otros grupos que tenían inserción, ideológica y políticamente en la "tendencia".

Enfrente, grupos del radicalismo y otros derechosos, como del mismo peronismo. Y todos, sin excepción, en una brega permanente, furiosamente ideológica y política, y violenta. Después de Ezeiza la violencia opositora a la lucha libertaria de gran parte de la juventud argentina, en íntimo acompañamiento de gran parte del pueblo, se expresó en el comienzo de una operación sistematizada de represión sangrienta y aniquilamiento de la etapa de auge del protagonismo popular, al mismo tiempo que se implementaba la etapa de una recomposición del capitalismo, a tono con los proyectos del imperialismo yanqui en plena marcha a ser amo del mundo.

Y esta organizaciones estudiantiles -unos y otros- se expresaban al mismo interior de los establecimientos educacionales, con fuertes manifestaciones POLITICAS-PARTIDARIAS. Las paredes y los volantes se expresaban, en la tarea de captación de adhesiones, sin sutilezas. Y menos con la pedagogía del "no te metás", "yo... argentino", "yo paso", "a otro con ese hueso".



En plena recuperación de lo popular y nacional, identidad y política, militancia y participación, el cacareo antipolítico contra los jóvenes estudiantes camporistas "porque el aula no es el espacio apropiado". La verdad, que este es el quid de la cuestión, porque la antipolítica, con el pretexto de lo "no partidario", es estar en contra de gestionar al interior del pensamiento -el aula- el poder de las mayorías populares. PERO NO HABRÁ MÁS EZEIZAS

(Fuente: LA QUINTA PATA)


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