En poco más de cien días de funcionamiento, el centro de producción puso en marcha 50 series.
En tanto, el Banco Audiovisual de Contenidos Universales Argentinos (Bacua) ya registra 2.000 producciones disponibles para todo el país. “Se trata de abrir la mirada, no de sectarizarla”, aseguran sus responsables.
Cuatro funcionarios con rango de ministros y secretarios de Estado del Gobierno nacional participaron ayer de un acto realizado en el Museo Histórico Nacional, que puso de relieve el cambio copernicano que se está produciendo en la televisión argentina a partir de la puesta en marcha de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y del proceso de digitalización de la señal televisiva.
“La Argentina se está transformando en una verdadera potencia en lo que se refiere a la producción audiovisual”, afirmó Jorge Coscia, secretario de Cultura de la Nación, al poner en marcha hace tres meses las instalaciones del Centro de Producción e Investigación Audiovisual (Cepia), cuyas primeras producciones se exhibieron ayer por la tarde en presencia del ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, y del titular de Ciencia y Técnica, Lino Barañao, además del acompañamiento del titular de Radio y Televisión Argentina, Tristán Bauer.
“En dos o tres años hemos pasado de consumir productos extranjeros a ser uno de los grandes productores del mundo en contenidos culturales, científicos e infantiles”, precisó Coscia, para quien en muy poco tiempo “hemos dado vuelta esa suerte de ausencia de soberanía cultural que estaba en las pantallas de televisión de todos los argentinos”.
Un concepto que suena grandilocuente pero que, situado en el territorio de los nuevos productos audiovisuales argentinos, encuentra su justificación: inaugurado hace poco más de un año, el Banco Audiovisual de Contenidos Universales Argentino (Bacua), del cual se alimentarán los nuevos canales de la TV digital que están naciendo, alberga más de 2.000 producciones audiovisuales enteramente desarrolladas por equipos de realizadores y técnicos argentinos.
A este importante banco de contenidos que se propone cristalizar la “memoria audiovisual de la Nación” (accesible a todos en www.bacua.gov.ar) se sumó ahora el Cepia, que en poco más de cien días de funcionamiento presentó ayer sus primeros productos: 50 series televisivas documentales de 4 y 8 capítulos, producidas a partir de concursos respaldados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
“Son producto de convocatorias abiertas, en llas cuales nadie le dice al concursante qué es lo que tiene que hacer”, precisaba al respecto Fabián Blanco, coordinador general del centro.
Más bien al contrario, explican en las oficinas de Cultura de la Nación: “De lo que se trata es de abrir la mirada, no de sectarizarla, de ampliar la agenda temática para que surjan nuevas propuestas”.
Es que Argentina se dio, a partir de la década del 90, la posibilidad de innovar en producciones audiovisuales que en su mayor parte provinieron de iniciativas comerciales y se situaron en lo ficcional.
En todos los casos se realizaron en Buenos Aires y en algunos llegaron a conquistar lejanos mercados de la TV abierta, incluso en países de Asia o del Medio Oriente.
Sin embargo, el terreno de la no ficción, la producción de documentos que trabajen la fibra íntima de la identidad nacional ya sea en su registro histórico como en el plano social o cultural, brilló por su ausencia hasta hace menos de tres años, cuando los primeros concursos convocados por el Ministerio de Planificación Federal e Infraestructura decidió impulsar convocatorias de producciones de documentales y de unitarios con anclaje territorial y temático que reflejaran un país que se extiende mucho más allá de la avenida General Paz de la ciudad de Buenos Aires.
Así, vimos nacer toda una programación centrada en la promoción y el rescate de la identidad, la memoria histórica, el debate de ideas, los derechos humanos y la construcción de ciudadanía, entre tantas líneas temáticas presentes en los nuevos bancos de contenidos.
El funcionamiento en red de todo el sistema permite que productores independientes, organismos gubernamentales y no gubernamentales, universidades, agrupaciones sociales y señales que cuenten con producciones propias, puedan incluso ceder sus contenidos de manera gratuita al Bacua con el fin de ser distribuidos del mismo modo a los canales de televisión de todo el país.
Hoy es posible pensar en incorporar 220 señales de TV digital abierta, como lo está haciendo la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca), porque se tiene cierto respaldo en contenidos para cumplir con las previsiones de la ley, que exige un alto porcentaje de producción local en las emisiones televisivas.
Se creó la oferta que responderá en el corto plazo a una demanda que será importante.
Lo más destacable de esa oferta es que es federal, multicultural y regional, nacida de una decisión democrática y no monopólica, germinada en el diálogo de los diferentes acentos y modos del ser argentino.
La única forma de construir un proyecto nacional, ya que “las naciones son tan fuertes como su proyecto cultural”, al decir de Jorge Coscia.