PROYECTARIO hoy quiere que te sientes junto a tu familia, tus amigos, tus compañeros y mires este trabajo fundacional de Osvaldo Getino y Fernando Solanas. Esta propuesta desea reprisar parte del apasionamiento y devoción con que se vio “esta cinta” entre cientos de miles de argentinos que no es más sujeto de entretenimiento, consumidor de un producto terminado, sino un militante potencial al cual hay que inspirar el debate. Al extremo que las dos siguientes partes ( "Acto para la liberación", sobre los movimientos sindicales y de resistencia argentinos, y "Violencia y liberación", dedicado a la argumentación ideológica), en determinados momentos expresamente piden que se detenga la proyección y se inicie la discusión en la sala.
Las agrupaciones militantes eran alentadas a continuar con la creación colectiva de "La hora de los hornos" quitando o agregando su propio material de acuerdo a su experiencia. Esta exploración motivó la existencia de hasta diez versiones del film, en una de ellas, la que se exhibió caída la dictadura en 1973, la imagen final del Che era reemplazaba por la de Juan Domingo Perón que por esos años volvía al poder y con quien el Grupo Liberación siempre simpatizó.
Poco antes, cuando la película sólo podía ser proyectada clandestinamente, en sindicatos, viviendas, o en el campo, "La hora de los hornos" incriminaba a sus espectadores. Elegir verla era asumir un riesgo, de alguna manera era comprometerse con este proyecto de liberación, tal cual la terminología que se utilizaba por aquellos años.