CANCION / El corazón al sur / Escribe: Eladia Blázquez






En una de sus últimas presentaciones protagonizó el espectáculo "Cantautoras", junto a Teresa Parodi y Marilina Ross, y el año anterior había compuesto la letra de las canciones y la música de la obra "Nativo", que se representó en el Teatro El Nacional, de Buenos Aires.

Familiares y allegados a la cantante y compositora, informaban que sus restos habían sido cremados y que esa misma tarde, lluviosa y fría por cierto, a las 16 en el cementerio de la Chacarita, sus cenizas fueron despedidas por una reducida comitiva encabezada por Raúl Lavié, Atilio Stampone y otras figuras, depositando la urna en el panteón de SADAIC.

"Ahora he tomado el amor en general, y me inclino por las vivencias humanas que nos atañen a todos, que nos duelen mucho y que van mas allá de la pareja", dijo en un reportaje la artista, quien señaló que "yo estoy, de algún modo, testimoniando una época casi sin salida, que a veces creí que es verdaderamente apocalíptica, pero en cada canción, por dura que sea, trata de parar ese Apocalipsis, de advertir y mostrar otra cara, la cara del amor." "Nací en un barrio donde el lujo fue un albur. Por eso tengo el corazón mirando al sur". Se hizo cantante profesional a los 8 años, tocaba guitarra y piano, y brilló en la composición.




Nací en un barrio donde el lujo fue un albur,
por eso tengo el corazón mirando al sur.
Mi viejo fue una abeja en la colmena,
las manos limpias, el alma buena...
Y en esa infancia, la templanza me forjó,
después la vida mil caminos me tendió,
y supe del magnate y del tahúr,
por eso tengo el corazón mirando al sur.

Mi barrio fue una planta de jazmín,
la sombra de mi vieja en el jardín,
la dulce fiesta de las cosas más sencillas
y la paz en la gramilla de cara al sol.
Mi barrio fue mi gente que no está,
las cosas que ya nunca volverán,
si desde el día en que me fui
con la emoción y con la cruz,
¡yo sé que tengo el corazón mirando al sur!

La geografía de mi barrio llevo en mí,
será por eso que del todo no me fui:
la esquina, el almacén, el piberío...
lo reconozco... son algo mío...
Ahora sé que la distancia no es real
y me descubro en ese punto cardinal,
volviendo a la niñez desde la luz
teniendo siempre el corazón mirando al sur.

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