El lunes 11 Chávez oficializó su candidatura, rodeado de mucho público. El día anterior lo había hecho el opositor, acompañado de mucha gente. Encuestas marcan diferencia de hasta 30 puntos para el bolivariano.
A lo largo de esta semana varios candidatos a los que les faltan firmas de apoyo (se requiere el 5 por ciento del padrón) pueden consolidar o no su derecho a participar.
Según las autoridades del Consejo Nacional Electoral (CNE), hay tres que disputarán los comicios del 7 de octubre, pero pueden llegar a ser siete, si otros cuatro aportan aquella documentación.
Aún suponiendo que la lista supere la media docena de presidenciables, todo el mundo sabe que son dos, sólo dos, que tienen reales posibilidades de ganar.
Uno es el actual mandatario, Hugo Chávez, favorecido hasta hoy por todas las encuestas.
Su principal contra en este último año fue su salud, porque el 10 de junio del año pasado debió operarse en Cuba de un cáncer que lo tuvo yendo y viniendo entre Caracas y La Habana, con gran preocupación sobre sus posibilidades de sobrevida.
El otro candidato expresa a la gran burguesía, sus agrupaciones derechistas y afines a la política del Departamento de Estado.
Henrique Capriles Radonski surgió como candidato unificado de la oposición conservadora, luego de una interna de principios de año.
Su carta de presentación, en “gestión”, es que gobierna el estado de Miranda, en el norte.
Capriles cuenta con el respaldo de la Mesa de Unidad Democrática y sus 33 partidos, aunque buena parte de estos socios son lo que en Argentina se llaman “sellos”.
No tienen representatividad.
Según la ley electoral, la campaña debía arrancar en julio, para votar en octubre. Pero la política no suele coincidir con esos plazos legales.
La competencia de hecho se inició antes, aunque ligada a los plazos de la presentación de candidaturas ante la CNE.
Por eso el domingo 10/6 Capriles caminó 10 kilómetros para arribar a la sede de aquella entidad.
Sus apologistas –entre éstos los medios de comunicación opositores como el diario “El Universal”- publicaron que la “esperanza blanca” para acabar con el chavismo había reunido “más de un millón de personas”.
Seguramente esta cifra estuvo inflada por el deseo subjetivo de esos medios, que no saben cómo sacarse de encima la sombra roja, luego de 13 años de gestión.
Estos podrían estirarse otros 6 y eso los pone muy mal.
Haber caminado ese largo trecho quiso mostrar a Capriles como un hombre joven, vital y sano, para contraponerlo al presidente que ya tiene sus años y sus problemas de salud.
La novedad del discurso de Capriles -luego de presentar sus papeles ante la CNE- fue que incluyó algunas referencias a la temática nacional venezolano, un tema dominado por Chávez.
El opositor dijo varias veces “¡Cómo te quiero Venezuela!” como para sacar patente de nacional. Sus detractores habrán pensado: “Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”
¿Por knockout?
Al referente del MUD y gobernador de Miranda le falta preparación y consistencia política. De su oratoria, mejor no hablar.
Hasta “El Universal” admitió que su discurso del domingo padeció de “trastabilleos oratorios”.
Muchos silencios entre frase y frase, fruto del desconcierto o de cierto miedo escénico.
De todas maneras, arropados porque es la primera vez desde 1999 que la oposición conservadora se presenta con candidato único, esos medios de comunicación vaticinan que Capriles va a ganar. Incluso algunos de los columnistas ya escriben artículos titulados “Chávez, estás despedido”.
En cambio el líder bolivariano, que llegó hasta la CNE el lunes 11/6, dio una imagen de solvencia política e intelectual formidable, con un discurso de 180 minutos.
Tres horas argumentando a favor de su proyecto socialista del siglo XXI para los próximos seis años, si es que el 7 de octubre gana “por knockout” como predijo y asume otro mandato el 10 de enero de 2013.
Esa presentación tuvo un marco social extraordinario, con muchísima gente de los barrios populares de la Capital y del interior de Venezuela.
Después de sufrir tanta tristeza por la dura enfermedad del presidente, oleadas de sus compatriotas quisieron estar bien cerca para darle fuerzas y buena suerte.
Hablando de la salud presidencial, haber estado tres horas de pie, hablando sin desorientarse ni entrar en furcios, en medio de tanta emoción, esto significa que Chávez está mucho mejor que un año atrás.
Es una prueba objetiva. Acá no valen los certificados médicos sino la práctica: el hombre se bancó una durísima prueba.
La comparencia de Chávez fue una cachetada a las temerarias afirmaciones de la oposición (MUD y medios privados). Estos aseguraban que la mala salud lo obligaría a aquél a hacer el trámite por Internet.
Se cayó entonces uno de los caballitos de batalla electoral más fuertes de la derecha, que buscaba desmoralizar a los bolivarianos con que su líder se moriría antes del comicio.
Que le quedaban pocos meses de vida.
Todos morimos pero por suerte parece que el bolivariano tiene todavía hilo en el carretel, por lo que agradeció a los rezos de su gente y a los cuidados del “gran Fidel” y los médicos cubanos.
En ese maratónico discurso, el presidente planteó cinco objetivos de su nuevo mandato, algo que se explicará más adelante. Acá conviene precisar, con todo el riesgo que suponen las encuestas, cómo están hoy esos dos candidatos.
El 8 de junio, la International Consulting Services difundió su último sondeo.
El titular de la encuestadora, Juan Scorza, afirmó que Chávez tiene 59,4 por ciento de intención de voto y que Capriles alcanza un 29,1 por ciento.
Son treinta puntos de diferencia.
Si es así, habría knockout.
Dos proyectos en pugna
En su programa de gobierno 2013-2019 Chávez incluyó 5 compromisos y objetivos, que entregó como documento a la CNE y puso a consideración de sus seguidores en el discurso inmediatamente posterior a ese trámite, en la Plaza Diego Ibarra.
Ese plan de cara a los próximos seis años se inspira en estos valores, según el orador.
· Primero, mantener la independencia nacional. Dijo que ésta es el bien más preciado al cabo de 13 años de revolución bolivariana.
· Segundo, profundizar el socialismo y darle continuidad, en contraposición al capitalismo y desempleo en auge a nivel mundial.
· Tercero, convertir a Venezuela en “una verdadera potencia en lo económico y en lo social”.
· Cuarto, acabar con la unipolaridad del imperio a nivel mundial. La idea es contribuir a un mundo multipolar.
· Quinto, aportar a la salvación del planeta, a la conservación de la vida y el cuidado del medio ambiente.
En base a estos postulados, el candidato se comprometió a entregar un plan completo de gobierno.
Y no se quedó en frases generales, porque al aludir a la soberanía nacional lo ejemplificó con la nacionalización de los recursos petroleros que realizó su administración.
“Los recursos petroleros se traducen en Independencia económica.Desde el rescate de la Industria y promulgación de la Ley de Hidrocarburos, nosotros hemos podido recaudar 350 mil millones de dólares que se habrían ido del país sino fuésemos soberanos, se los hubieran llevado las transnacionales”, dijo.
Con esa renta petrolera recuperada para el país, hubo recursos para poder crear 3.4 millones de puestos de empleo en estos años.
Así lo informó Elías Eljuri, presidente del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en la primera semana de junio pasado.
El funcionario dijo que en trece años la inversión social había sido de 500.000 millones de dólares, lo que explica entre otros logros las llamadas “Misiones” o programas sociales.
Misión Barrio Adentro, que presta servicios gratuitos de salud a la población, es una de las más conocidas e importantes.
En su proclamación de candidato, Chávez pegó donde le duele a la oposición oligárquica: alertó que hay que ganar en octubre porque de lo contrario la oligarquía cerrará esa Misión.
Hoy se paga con petróleo a Cuba y los del MUD han planteado “ni un barril de petróleo” a esa isla.
En cambio la propuesta de Capriles tiene un sentido netamente empresarial.
El candidato dijo que ayudará a la recuperación de empresarios como los de Sidor, Venalum, Bauxilum-Alúmina y Alcasa, ante sus problemas operativos y conflictos laborales.
El coordinador del programa de gobierno del MUD, Ricardo Villasmil, declaró a la agencia Reuters que si ganan van a liberar los precios de los productos de la canasta básica, desconocer las cuotas de producción de la OPEP y legalizar el mercado paralelo de divisas.
Esto último supone devaluar la moneda nacional y haría las delicias no sólo de la fauna derechista y empresarial de Caracas sino también de la derecha argentina, cuyas cacerolas de teflón suenan en la misma sintonía.
El dato elocuente es que hay dos proyectos políticos en pugna, en Caracas y en Buenos Aires. Los tefloneros de Recoleta justifican su odio al gobierno de Cristina diciendo que ella “quiere convertirnos en otra Venezuela”. Barack Obama tiene inquina a Chávez y CFK, pero mucho más al primero.