¿Para qué sirve el tema Malvinas? / Escribe: Marcelo Sapunar






Al margen de los motivos nacionales profundos que llevan a la Argentina a batallar por sus derechos en Malvinas y el Atlántico Sur, una vez más como en 1982, esta causa sirve para aglutinar voluntades que, de otro modo, no tendrían una conjunta experiencia tan contundente. Hablo de Malvinas como una causa regional del Cono Sur, de Sudamérica, de Latinoamérica.


Frente al enemigo de tantos y tantos países, frente a los piratas ingleses, quienes vivimos en esta parte del mundo, tenemos un muy buen motivo para mirarnos y buscar políticas comunes que nos preserven de todo lo que trae aparejado no sólo la existencia del enclave, sino también la consolidación del mismo a modo de fortificación que puede, incluso, suponer el envío de armas nucleares a las islas. Ya hay denuncias al respecto.

No olvidamos que se trata de territorio argentino del que fuimos despojados. Ese páramo casi pétreo, transido por ventiscas húmedas, que en invierno debe ser desolado como pocos, nos pertenece. Como también la riqueza petrolera de su subsuelo isleño y marítimo, que algunos calculan en más de un tercio de toda la que se encuentra debajo de nuestro territorio continental.

Tampoco está en duda aquí el deber ser del Derecho Internacional, la historia, la geopolítica… Muy por el contrario: todos estos son los tópicos más sobresalientes en la agenda que Argentina defiende –a la vez que trata de profundizar– en cuanto foro de naciones visita para denunciar al imperio inglés.

Uno de los elementos más trascendentes en torno a esta lucha sin cuartel que libramos desde 1833 a la fecha, con momentos de pasión y de desidia, con una guerra a la que fuimos llevados por el mismo grupo de asesinos y ladrones que asaltaron el poder en 1976… es la toma de conciencia de nuestra pertenencia planetaria a esta región.


Los países hermanos, como nunca antes, han tenido una posición firme y sin fisuras a favor de nuestro reclamo. Chile incluso, a pesar de la filiación política de su gobierno actual, ha dado muestras claras de que con los hermanos no se meten los de afuera. Esto, a la vez que atávico y por tanto humano por antonomasia, despierta en todos los que creemos en la anhelada Confederación de Naciones Suramericanas, sentimientos que nos enorgullecen y emocionan.

Por eso cuando nos preguntemos para qué sirve el tema Malvinas, hallaremos también muchas respuestas en torno a la necesidad de lograr un subcontinente cada vez más unido, con políticas comunes y con sueños similares. La memoria de quienes nos forjaron como naciones, aun tiene pendiente este homenaje concreto, del que vamos en pos.

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