Es difícil para los hombres tomar perspectiva histórica del tiempo que les toca vivir. A todos les pasa, a todos nos pasa.
Para ello quizás sirva utilizar algunas herramientas que hemos creado para tratar de entender la realidad. Echamos una mirada a los días, meses y años de nuestro devenir individual, en el contexto del conjunto humano con el que transitamos la vida. Estas herramientas son múltiples y pueden encontrarse en la Universidad, siendo la Filosofía una suerte de nave insignia del pensarnos.
Por eso es bueno reflexionar de este modo, con esta introducción, para referirnos a los gobiernos de Néstor y de Cristina, que son tan reales y tan actuales, que por ahí no alcanzamos advertir lo inconmensurable del cambio de paradigma que están realizando en nuestra querida Argentina.
En este sentido, perfectamente podríamos hacer un listado de logros alcanzados desde 2003 a la fecha que, no por repetido, deja de ser imprescindible a la hora de destacar todo lo que ha cambiado desde que estos gobiernos nacionales y populares conducen nuestro destino.
Lo importante es parar un poco lo vertiginoso de los días, para mirarnos desde una perspectiva histórica lejana hacia atrás y hacia delante de este presente. Parados en ese lugar imaginario, seguramente nos llevaremos la sorpresa de las sorpresas al advertir que nada será igual en adelante luego de la irrupción de esta pareja de militantes sociales y políticos que un día vinieron de las gélidas playas del sur argentino, buscando un lugar en la historia.
Alguna vez Raúl Alfonsín intentó la creación del tercer Movimiento Histórico. Remitía al primer radicalismo (de Yrigoyen) que dio visibilidad a las capas medias y luego al primer peronismo (de Perón) que dio lugar a los más humildes de la centros urbanos y del campo. Sin embargo, con los límites que imponían las corporaciones, la oligarquía y los resabios de un poder militar aún fuerte, Alfonsín no pudo o no supo transitar ese camino que discursivamente atrajo a millones.
Hoy la Argentina tiene una nueva posibilidad de agregar más en el camino de las luchas populares, porque como muy pocas veces a lo largo de su devenir, en el Gobierno hay dirigentes políticos y sociales que escuchan las demandas de todos.
Por tanto, al advertir esta realidad, aquellos que pensamos que todas las políticas deben ser para beneficio de los cuarenta millones de argentinos, como dice recurrentemente Cristina, no podemos menos que alegrarnos y acompañar, emocionados, este momento histórico que nos toca presenciar y en el que debemos involucrarnos cada vez más.