ARGENTINA / Un testimonio “sin incidencia” / Escribe: Raúl Kollmann






La Sala IV de la Cámara de Casación rechazó un pedido de nulidad de la declaración de Laura Muñoz, en la causa Ciccone, por ser Muñoz la ex esposa de Alejandro Vandenbroele, titular de la empresa fabricante de billetes y otras impresiones de seguridad. La decisión intentó presentarse como un revés para el vicepresidente Amado Boudou, pero éste ni siquiera fue quien pidió la nulidad, sino Vandenbroele. Los jueces dijeron que el testimonio de Muñoz no incidió en la causa, y la mujer, por otra parte, afirmó en su momento que no sabía nada de Ciccone, que leyó el tema en los diarios. Por lo tanto, los magistrados consideraron que su testimonio no causa agravios y –uno de los magistrados, Juan Carlos Geminiani–, afirmó que se justifica preservar la declaración porque ella dice que su ex marido la amenazaba y que esas amenazas deben tomarse en serio porque, según Muñoz, el vicepresidente integraba el grupo de su ex marido. Los otros dos camaristas no suscribieron esos conceptos.


En la causa que instruye el juez Ariel Lijo, Muñoz declaró que Vandenbroele era testaferro de Boudou, y que ambos eran amigos desde la juventud. Sobre Ciccone aseguró que no conocía nada. El ahora presidente en ejercicio sostuvo que no conoce a Vandenbroele, que nunca lo vio ni habló con él, algo que no pudo ser desmentido hasta el momento: no existen fotos ni llamadas telefónicas, sólo que un amigo de Vandenbroele alquiló un departamento de Boudou en Puerto Madero.

El defensor de Vandenbroele, Germán Soria, pidió la nulidad de la declaración de Muñoz por ser ésta ex esposa del empresario y porque los cónyuges no pueden declarar uno contra otro a menos que se trate de un damnificado. Ayer, los jueces Mariano Borinsky, Gustavo Hornos y Juan Carlos Gemignani rechazaron el pedido de nulidad por dos razones: la causa había empezado mucho antes de la declaración de Muñoz, el testimonio no influye en el expediente y por lo tanto “no es una prueba conseguida de forma ilegal”. Gemignani dice, por ejemplo, “los dichos de Muñoz no alcanzan ninguna precisión sobre los hechos de la causa”. Borinsky señala que ni siquiera el allanamiento en la casa de Mendoza produjo un resultado que pueda traerle algún perjuicio a Vandenbroele.


Boudou sólo figura en el expediente porque la AFIP le consultó sobre un plan de pagos de la deuda impositiva y en un breve texto el ex ministro de Economía señaló que la política del Gobierno se centraba en preservar los puestos de trabajo. La Justicia considera que ese dictamen fue razonable. Además, Ciccone finalmente no recibió un plan preferencial.

El otro elemento pendiente es un cruce de llamadas telefónicas, con el que el fiscal Guillermo Marijuán pretende sostener que Boudou estuvo detrás de cada paso que se dio en la operación. El ingrediente es que intervino José María Núñez Carmona, amigo de Boudou, y que no se sabía de dónde salió el dinero. El financista Raúl Moneta es quien finalmente dijo que el fondo The Old Fund, comprador de Ciccone, se nutrió de dinero suyo. Al final de todo el proceso, el Poder Ejecutivo nacionalizó la empresa y se la entregó a la Casa de la Moneda, algo que se quiso hacer desde el principio, pero que no fue aceptado por el juez comercial.

Como una derivación del expediente, el juez Lijo investiga a Boudou por enriquecimiento ilícito. Esa pesquisa está en pleno desarrollo con presentaciones del vicepresidente sobre el origen de sus bienes y peritajes que ordenó el juez.


La causa Ciccone tiene que ver con una movida relacionada con la única imprenta privada de Latinoamérica que fabricaba billetes. Surgida durante la dictadura, la administración de los hermanos Ciccone derivó en una quiebra. En ese expediente, el juez comercial que tramitaba la quiebra entregó la empresa a su principal competidor, Boldt, una compañía que tiene una enorme presencia en el juego de la provincia de Buenos Aires y fuertes vínculos con el duhaldismo. Con todos esos elementos a la vista, el Poder Ejecutivo puso en marcha los mecanismos para levantar la quiebra y nacionalizarla. Quien encabezó los movimientos fue Vandenbroele, que ya había trabajado para los hermanos Ciccone al principio de la década.

(Diario Página 12, sábado 2 de noviembre de 2013)

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