Ante el avance del deterioro ambiental, la construcción de un nuevo modelo civilizatorio es urgente. Dos concepciones se enfrentan para alcanzar ese objetivo: El indigenismo y los Estados Continentales. El indigenismo considera que el modelo de Estado-nación es un apéndice del sistema-mundo capitalista y del extractivismo, para luego presentarse como alternativa teórica, política y cultural, que consolidará un Estado plurinacional, comunitario y autonómico, única forma de vencer al capitalismo (1) El indigenismo se basa en el concepto de “Vivir Bien”, que implica “el acceso y disfrute de los bienes materiales en armonía con la naturaleza y las personas. Es la dimensión humana de la realización afectiva y espiritual. Las personas no viven aisladas sino en familia y en un entorno social y de la naturaleza. No se puede Vivir Bien si los demás viven mal o se daña la naturaleza. A la luz de lo anterior y en sintonía de los pueblos andinos, amazónicos y la gran mayoría de los pueblos originarios del mundo, a los bienes ‘materiales’ se añaden los espirituales, como son todos los intercambios de reciprocidad…. Lo central del desarrollo para vivir y convivir bien ya no puede ser sólo lo económico ni menos el crecimiento y el lucro, caiga quien caiga. Vivimos más bien una doble revolución copernicana en la concepción del desarrollo. Primera: Ya no gira todo en torno al crecimiento económico sino que lo económico gira más bien en torno al crecimiento en la humanidad. Segunda, tampoco la Madre Tierra --el cosmos siendo más inclusivos--, gira en torno al interés sólo de los humanos sino que nosotros nos sentimos también fruto y parte de esta Madre Tierra y cosmos y tenemos que avanzar y convivir juntos de una manera armónica. De la prioridad económica se pasa a la humana y ésta se inserta en lo cósmico, que no excluye lo demás pero le da un sentido más incluyente. Y sólo entonces podemos comprender qué es realmente el convivir bien e intentar realizarlo”. (2)
El Vivir Bien “significará el fin del egoísmo, del individualismo y de la división --el fin del capitalismo--, y el comienzo del comunitarismo, de la solidaridad y de la complementariedad; el fin del “no-tiempo”, del tener tiempo para la convivencia, para la vida familiar, para el disfrute de la amistad y del contacto con la naturaleza (3) “Como alternativa a esta economía de devastación, si queremos tener futuro, necesitamos oponer otro paradigma de economía de preservación, conservación y sostenimiento de toda la vida. Necesitamos producir, sí, pero a partir de los bienes y servicios que la naturaleza nos ofrece gratuitamente, respetando el alcance y los límites de cada bioregión, distribuyendo con equidad los frutos alcanzados, pensando en los derechos de las generaciones futuras y en los demás seres de la comunidad de vida. Ella adquiere hoy cuerpo a través de la economía biocentrada, solidaria, agro ecológica, familiar y orgánica. En ella cada comunidad busca garantizar su soberanía alimentaria: Produce lo que consume, articulando a productores y consumidores en una verdadera democracia alimentaria” (4)
La concepción de los Estados Continentales comparte los objetivos de indigenistas y ambientalistas, pero considera un engaño el hacer creer que el cambio de modelo civilizatorio será impulsado por los grandes Bancos, Paraísos Financieros, Transnacionales y Petroleras, que financian a las más importantes Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) que patrocinan a indigenistas y ambientalistas y que depredan el planeta y se benefician de la succión de recursos de pueblos sometidos, de la creciente desocupación, de la explotación de trabajadores y que tratan de destruir a Estados in constituidos. Este trabajo busca demostrar este punto de vista.
EL NACIMIENTO OFICIAL DE LAS ONGs
Las ONGs nacieron de manera formal a partir del artículo 71 de la Carta de las Naciones Unidas de 1945, que dice: “El Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas podrá hacer arreglos adecuados para celebrar consultas con organizaciones no gubernamentales que se ocupen de asuntos de competencia del Consejo”. Como antecedente, se cita las acciones de entidades y organizaciones de beneficencia durante los procesos de colonización, así como a la actividad de la Cruz Roja Internacional. Lo anterior culminó en el establecimiento de la “Cooperative por American Relief Everywhewre” (CARE-Internacional), dependiente del gobierno estadounidense en el marco del Plan Marsall. CARE-International difunde una imagen filantrópica de EEUU. Su acción caritativa forma parte de un plan de propaganda gubernamental. Hoy en día, la rama francesa de CARE sigue cumpliendo la misma función, aunque en escenarios, como es la Palestina ocupada por Israel. Las ONGs están en todo el mundo y en muchos casos se han asociado a transnacionales. Los gobiernos las subvencionan y las empresas las financian porque son una prolongación de sus políticas. La articulación entre grandes ONGs - transnacionales es inseparable. Veamos algunos ejemplos: David Axelrod es un especialista en creación de ONGs a pedido de transnacionales y, al mismo tiempo, consejero de Barack Obama en relaciones públicas y propaganda. En EEUU, la firma ASK Public Strategies se ha especializado en la creación de ONGs por cuenta de transnacionales. En nuestro siglo, se han potenciado los actores ideológicos de la globalización unidireccional, inspirados y remunerados por potencias capitalistas, interesadas en convertir a los gobiernos nacionales en sus cautivos. Los nuevos agentes de este cambio ideológico ya no son solamente partidos políticos y personalidades sino millones de ONGs, que empezaron a crecer como hongos desde la presidencia de Ronald Reagan. En Rusía, por ejemplo, existen 220.000 ONGs registradas y otro tanto no registradas. Las potencias de Occidente están indignadas por el intento de la Duma (Congreso) de calificar de “agentes extranjeros” a aquellas ONGs que “participan en la actividad política y que reciben financiación de otros Estados o sus instituciones. Todas estas organizaciones estarán inscritas en un registro oficial y tendrán que rendir cuentas semestrales al gobierno. Las potencias de Occidente que formularon la denuncia silencian que el proyecto de la Duma es muy similar a la Ley norteamericana FARA (the Foreign Agents Registration Act) respecto a las ONGs, que reciben financiamiento extranjero, sea de gobiernos o entidades particulares. Estas ONGs deben presentar cuatro informes anuales sobre sus actividades, el dinero recibido, forma de distribuirlo y sus beneficiarios. En Israel, la última Ley sobre las ONGs (Law On Disclosure Requirements for Recipient of Support from a Foreign State Etnity), aprobada por el Kneset (Congreso), es mucho más drástica y prohíbe a las ONGs aceptar donaciones del extranjero superiores a 5.000 dólares, a las que impone el 45 por ciento de impuesto estatal. Si lo anterior ocurre en países de tanta fortaleza estatal como Rusia e Israel, imaginemos su influencia en regiones periféricas (5)
No es casual que el Grupo Bilderberg (integrado por las personalidades económicas y políticas más influyentes del planeta, desde la óptica de los centros de poder mundial) analice, a partir del 2005, el cada vez más importante papel de las ONGs en su Plan Global de dominio del mundo. Las ONGs son usadas para desacreditar a quienes generan “acciones populistas” o “tensiones anti sistémicas”. Actualmente, el Grupo está creando mecanismos de interconexión entre ONGs locales, nacionales e internacionales, a fin de facilitar la formación de un gobierno global. Por supuesto, entre un total de más de 4 millones de ONGs que existen en el mundo hay un reducido grupo que toma caminos alternativos, con todas las dificultades y sacrificios que esto representa. Sin embargo, las excepciones no invalidan la regla. ¿Cómo diferenciar a las “buenas ONG” de las que no lo son? La respuesta está en las propias ONGs, las que deberían rendir cuentas de sus financiamientos a los Estados y pueblos donde operan, los que deberían tener la facultad de juzgar sus conductas. Por de pronto, no es casual que Bill Clinton declarara en la reunión de Bilderberg del 6 de mayo de 2005, en Rottach Egern, Munich, que “el crecimiento de las ONGs fue una de los hechos más extraordinarios que sucedió en el planeta después de la caída del Muro de Berlín” (6) Por su parte, Julian Assange, quien ha contribuido de manera decisiva a abrir en los últimos años las fronteras de la información, a través de wikilealks, sostiene que si bien EEUU ha dejado de promover y apoyar a dictaduras militares en América Latina, “su influencia ahora se expresa en la financiación de ciertas ONG y grupos por parte de USAID” (7)
LA OIT, LA ONU, EL BANCO MUNDIAL Y LAS ONGs
El fortalecimiento de las ONGs precedió a la renovada ofensiva imperialista en contra de los Estados in constituidos y de sus intentos de avanzar en procesos de integración regional. Esa ofensiva tuvo su punto nodal en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de 27 de junio de 1989, y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, de 13 de septiembre de 2007. La suscripción del Convenio 169 coincidió con la mayor coordinación entre el Banco Mundial y las grandes ONGs, que se produjo también en la década de los años ochenta. El Banco Mundial ejerció presiones (exitosas en Bolivia, a través de la ONG Conservatión International) para redimir parte de la deuda externa, a cambio de crear parques nacionales y áreas protegidas. De manera paralela, EEUU conminó a América Latina a firmar Tratados de Libre Comercio (TLC) y aplicar políticas de ajuste estructural, diseñadas a partir del Consenso de Washington” y su “Agenda Neoliberal”. El 169, es un cambio radial con relación al Convenio 107, de la misma OIT, de 1957, que planteaba la integración entre los Estados Nacionales y los pueblos indígenas. La ofensiva ideológica calificó al 107 de paternalista, asimilacionista e integracionista por haber desconocido los derechos colectivos y consuetudinarios, basados en usos y costumbres. Incluso los defensores del 169, admiten que en su aprobación la participación de los pueblos indígenas fue inexistente.
El 169, todavía se preocupa de explicar que al usar la palabra pueblo en vez de poblaciones y territorios en reemplazo de tierras no existía el peligro de adoptar políticas contrarias a la soberanía de los Estados, dentro del derecho internacional. Sus exegetas advirtieron que el Convenio tenía partes muy genéricas, razón por la que debía adecuarse a las estructuras, historia o características de cada país. Estos escrúpulos fueron eliminados, salvo por su artículo final, por la Declaración de la ONU del 2007. En este contexto, Xavier Albó propuso y logró que la Declaración de la ONU, sin añadir o quitar una coma, se transformara en Ley de la República. Bolivia fue el primer país en adherirse a ese instrumento internacional.
El darwinismo social, después de usufructuar por siglos la supuesta superioridad de unas culturas sobre otras, postula ahora la igualdad de las culturas. Luego de proclamar que el pensamiento occidental es la máxima conquista del pensamiento contemporáneo, afirma ahora que sus fundamentos tienen el mismo valor que usos y costumbres tribales. En realidad, la vieja historia se repite. Las potencias, luego de usar el librecambismo para su despegue económico, hoy, a través del indigenismo y del ambientalismo, impiden que los Estados in constituidos asuman posiciones defensivas. Aprovecharon para ello, la generalizada sensibilidad social que originó la conmemoración de los 500 años de la colonización hispana. Después de haber vertebrado sus territorios con carreteras, ferrocarriles y aeropuertos e instalado miles de industrias, deciden que esa vía de desarrollo ha concluido. A partir del 169, sólo queda analizar las realidades de las semicolonias con los ojos del Banco Mundial y de las ONGs.
Entre los años 70 y 80, hubo mutuo antagonismo entre el Banco Mundial y las ONGs. En principio, las ONGs vieron al Banco Mundial como objetivo de presiones más que como una fuente potencial de acuerdos, recursos e influencia. A finales de los años 80 y principios de los 90, muchas ONGs empezaron a ejecutar programas de cooperación y se convirtieron en interlocutores en la definición de políticas, especialmente en aspectos de medio ambiente, participación popular y cuestiones de género. Por su parte, el Banco advirtió la capacidad de las ONGs para relacionarse con la sociedad, razón por la que creó un departamento de profesionales procedentes de las ONGs. También se incluyeron especialistas en ONGs en las misiones encargadas de desarrollar proyectos del Banco en el extranjero. En su sede central constituyó un equipo bilateral (Banco Mundial-ONGs) que organizó un trabajo conjunto en las distintas áreas. En 1990, las ONGs sólo formaban parte en un 12% de los proyectos financiados por el Banco. Esta proporción pasó a ser un 30% en 1995, y un 54 % en 1999, participación que en su mayoría corresponde a ONGs que trabajan en países periféricos. El Banco comprobó que las ONG tenían mayor cercanía con los necesitados, ahorraban en generales y poseían más capacidad de innovación. (8)
LAS ONGs Y LA “NACION” MAPUCHE
Uno de los pueblos originarios más promocionados a nivel internacional es la “nación” Mapuche, la que tiene su sede en 6 Lodge Street, Bristol (Inglaterra) BS1 5LR. “El 11 de mayo de 1996, un grupo de mapuches y europeos, preocupados por la situación de las naciones y pueblos indígenas, en particular del pueblo Mapuche de Chile y Argentina, lanzaron en Bristol, Inglaterra, la organización Mapuche International Link (MIL). La nueva organización reemplazó al Comité Exterior Mapuche (CEM), organización que venía operando a partir de 1978. Desde su base en Bristol. MIL ha desarrollado los principios y objetivos del CEM, a fin de contribuir a la lucha de los pueblos indígenas a lograr mayores niveles de autodeterminación en su proceso de desarrollo. El funcionamiento de esta nueva organización se enmarca en la Década Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo, declarada por las Naciones Unidas, cuyo objetivo es enfatizar a nivel mundial la violación de los derechos de los pueblos indígenas, los derechos humanos, la destrucción de culturas y el medio ambiente, y la permanente lucha de estos pueblos por el reconocimiento de sus territorios ancestrales. Su secretario general es Reinaldo Maniqueo, de origen araucano. Se halla cooperado por Nina Dean, asistente del secretario general; Gerald Confer, tesorero; Colette Linehan, administradora, y Madeline Stanley, coordinadora de voluntarios. El equipo legal lo integran Andrea Rubio, James Watson y Nancy Gallou. La coordinadora con Grecia y la Unión Europea es Bárbara Chambers y sus demás integrantes Katty Brickley, Kitty McCarthy, Heidi Walter Sabine, Patrolin Laetitia y Le Cordier” (9)
La sede de la “nación Mapuche” funciona en el Reino Unido, que tiene vitales intereses geopolíticos en el Atlántico Sur, razón por la que, gracias a su poderío atómico y al de la OTAN, ocupa las islas Malvinas, Sandwinch del Sur y Georgias del Sur, que pertenecen a la Argentina. Cabe añadir los enormes intereses empresariales de EEUU y Gran Bretaña en la región cordillerana, fronteriza entre Argentina y Chile, donde se aplica el tratado de minería, de 24-03-2000, en el que tiene papel importante la canadiense Barrick Gold , que, en un 52 %, está asociada a empresas petroleras que realizan prospecciones en aguas territoriales argentinas. La Barrick Gold desarrolla el proyecto Pascua Lama, uno de cuyos accionistas es la British Petroleum (BP). También está presente en Pascual Lama el Banco Barclays, de Inglaterra, vinculado al gobierno argentino (10). Pascual Lama es un proyecto a cielo abierto que extraerá oro, plata, cobre y otros. Se ha denunciado que su actividad contaminante provocará, inclusive”, la cianuración del agua de los glaciares (11) No se conocen denuncias de quienes financian a la “nación” Mapuche sobre los daños ecológicos que provocan las compañías en la región.
Los araucanos, hoy denominados “mapuches”, llegaron de Chile a territorio argentino a partir del siglo XVII. Este proceso, conocido como “araucanización de la pampa”, ocasionó el casi exterminio de puelches, tehuelches, ranqueles y pampas. Por esta razón, investigadores argentinos, como Estanislao Zeballos, Lucio Mansilla o Manuel Prado, no mencionan en sus libros a los mapuches como pueblo originario de su país. Todo parece indicar que se quiere englobar a los pueblos aborígenes de la región para impulsar una “nación mapuche”, en territorios argentinos y chilenos, dentro de los planes trazados en Bristol y apoyados por las Embajadas británicas en Chile y Argentina ¿Cuál sería la reacción británica si el gobierno argentino propiciara en Buenos Aires el funcionamiento de la sede central de separatistas irlandeses del Reino Unido y proyectara sus actividades a territorio británico?
LA HERENCIA AFRICANA DE LAS ONG
Considerar los avances de Europa sólo como producto de sus habitantes y de su historia es tan erróneo como afirmar que todas sus conquistas sólo se deben a sus prácticas colonialistas. La tendencia de las potencias a ignorar la expoliación africana es recurrente, de ahí la necesidad de detenerse brevemente en ella. La palabra balcanización, acuñada por los socialistas alemanes, para describir la política exterior de la Rusia Zarista, a fines del Siglo XIX, adquirió una nueva connotación después de la primera guerra mundial, al describir la división de territorios coloniales en pequeños Estados, con el propósito geopolítico de debilitarlos militar y económicamente. Las potencias promovieron la fragmentación de sus colonias, a fin de que los previsibles procesos de liberación no modificaran la debilidad económica de los nuevos Estados, lo que les permitiría prolongar su dominio, lo cual efectivamente ocurrió.
La nueva connotación de la palabra balcanización fue precedida por lo ocurrido en África, en la Conferencia de Berlín (15 de noviembre de 1884 al 26 de febrero de 1885), convocada por Francia y el Reino Unido y organizada por el Canciller de Alemania, Otto von Bismark, para distribuirse los territorios del martirizado continente. Como resultado de las negociaciones, la costa mediterránea africana quedó en manos de Francia y el Reino Unido. La costa oriental fue dividida entre alemanes al sur y británicos al norte. La costa occidental quedó en poder de belgas, franceses y británicos. Los españoles se hicieron con el Sahara Occidental, los italianos consiguieron Somalia y los portugueses extendieron o afianzaron su control sobre Angola, Cabo Verde y Guinea-Bissau, Santo Tomé y Príncipe y Mozambique, mientras los alemanes obtuvieron Namibia (11).
Los acuerdos se suscribieron sin presencia de africanos. En el continente se trazaron fronteras que atomizaron a Africa, hecho que se mantiene hasta ahora.
Al comenzar la Conferencia, el 90 % del África estaba gobernada por africanos. Diez años más tarde, el 90 % estaba gobernada por europeos. Es verdad que el término “africanización” es demasiado genérico, ya que existen grandes diferencias entre los países del norte, especialmente Egipto, Argelia y Marruecos, y los subsaharianos, con excepción de República de Sudáfrica, que emergió unida, gracias al genio de Nelson Mandela, quien, conviene recordarlo, enarboló el mestizaje como arma para quebrar la brutalidad del apartheid. En varias zonas del norte de África, el Islam, al que en Occidente se condena y desprestigia de manera sistemática, eliminó la desnudez y facilitó la organización de entes estatales. En la Sorbona de París, ironiza el investigador francés Jean Pierre Amselle, si algún antropólogo desea adquirir notoriedad, debe “descubrir” o inventar una nueva etnia africana. A diferencia de la casi totalidad de sus colegas investigadores, Amselle encontró sólidas conexiones religiosas y culturales entre comunidades. En efecto, si una tribu sufría una epidemia o una sequía, sus habitantes realizaban rogativas a sus totems para librarse de esos males. Si no eran escuchados, acudían a los dioses de tribus vecinas y, en caso de prolongarse las desgracias, viajaban a lugares más lejanos en pos de totems más eficaces. Al terminar las calamidades, los dioses exitosos se convertían en patrimonio permanente de la tribu agradecida. Así finaliza el cuento de atribuir a cada etnia africana cosmovisión propia y pureza religiosa (12)
(sigue en la edición de mañana)