Famatina amenazaba con ser una nueva Botnia, por la gravedad del conflicto y por el involucramiento de sus habitantes.
Con el ejemplo de la explotación de La Alumbrera y un estilo minero que genera más perjuicios que beneficios a la sociedad, los habitantes de esa bella región argentina, que conviven con las nevadas montañas desde hace milenios, rechazaron en forma contundente una actividad que perciben amenazante para su forma de vida.
Mientras, los defensores de ese tipo de minería, tanto los que ganarán mucho dinero si logran sacar el oro caiga quien caiga, como algunos funcionarios muy permeables a esos intereses, quieren demostrar sensatez al afirmar que con controles y seriedad no hay nada que temer. "Se deben asegurar los estándares ambientales", dice un empresario minero; "debe garantizarse que no haya contaminación", sostiene el jefe de gabinete y, con notable temeridad, el gobernador Luis Beder Herrera afirma que el proyecto tendrá "contaminación cero".
Toda una trampa dialéctica para evitar responder a la pregunta:”¿contamina?”. Preguntar si una actividad extractiva contamina es como preguntarse si la lluvia moja: moja cuando llueve y no moja cuando no llueve.
Recordemos que la minería metalífera actual nada tiene que ver con el romanticismo del pasado, con el socavón y la zaranda para hallar las pepitas de oro. Hoy, agotados los filones de oro en veta por la devastación del siglo pasado, la tecnificada minería actual identifica con precisión en qué zonas hay más oro porcentual por gramo de tierra, luego dinamita sin pudor la zona señalada, separando después, con ingentes cantidades de agua y cianuro, el metal precioso del resto de las rocas molidas las que quedan embebidas en agua con cianuro por toda la eternidad.
Pretender que quien se opone a "esta" minería está en contra de "la" minería, es una provocación malintencionada, tendiente a esconder justamente los dudosos métodos de "esta" minería. "Sin minería no habría metales; no habría progreso", escriben en vocabulario de chantaje.
"Si la tecnología es la misma que usan en sus países de origen, no hay problemas", sostuvo el secretario de Medio Ambiente, Juan José Mussi. Temeraria afirmación ya que en 1944, el mundo celebró el descubrimiento del DDT y lo dispersó maravillado, cuando hoy está prohibido en todo el planeta.
Veamos otras latitudes. El estado de Montana es, a los Estados Unidos, lo que La Rioja y San Juan a la Argentina: territorios montañosos, pocas tierras fértiles y con alta oferta minera. La tecnología y el compromiso ambiental de aquellos empresarios del norte, se supuso que garantizarían a Montana recuperar de modo sustentable, la pujanza minera del pasado. Pero, a pesar del cariño de los habitantes de Montana con la minería, se han desilusionado cada vez más y en 1998, para sorpresa de los capitales mineros y de los políticos que defendían a la minería porque recibían su apoyo económico, los votantes aprobaron un referéndum prohibiendo el método de extracción de oro con cianuro.
Nos preguntamos: ¿Se podrá acusar a los avanzados ciudadanos de Montana de fundamentalistas ecológicos que se oponen al progreso?
Y no podemos olvidar cuando en 1994, el entonces gobernador Catamarqueño Arnoldo Castillo, del brazo del ex presidente Carlos Menem, usó esta frase para saludar la radicación de mina La Alumbrera: "Hoy comienza el despegue, el día soñado para esta provincia tan postergada". Han pasado 18 años y Catamarca sigue exhibiendo los estandares más bajos de desarrollo del País, mientras los dueños de La alumbrera, la empresa Xstrata de capital suizo-británico, calculan haberse llevado 12 millones de Oz de oro; 24 millones de Oz de Plata y 3 millones de toneladas de cobre, como mínimo, cuando decidan que ya no conviene continuar. Para esos días, esos millonarios recursos estarán protegidos en Suiza y el pueblo de Catamarca habrá perdido otra oportunidad histórica de desarrollo sustentable y duradero.
Por eso los mendocinos, vacunados de espanto, decimos Si a la Ley 7722.
Si a la ley que prohíbe el uso del cianuro en la obtención del oro. Sí a la ley que protege al agua de la provincia y decimos a la Suprema Corte de Justicia de Mendoza: señores jueces, confiamos en que sabrán defender el estilo de vida de los mendocinos.
Confiamos en ustedes y esperamos que vuestros hijos y los nuestros, no tengan que avergonzarse de decisiones que hoy tomaron y arruinaron su futuro. La Ley 7722 es constitucional y fue dictada para proteger a los mendocinos. No permitan su derogación. Si lo desean, convoquen a un plebiscito vinculante y que sea la Sociedad mendocina, no solo Uds., la que decida. Está en juego algo tan valioso como el futuro de Mendoza.