MENDOZA / Himalaya / Escribe: Alberto Lucero






Hace más de 300 millones de años, durante el período paleozoico, lo que hoy ocupa la cadena del Himalaya era el antiguo mar de Tetis y las altas montañas actuales, con las mayores alturas del planeta, se formaron por la acción de la tectónica de placas que, merced a la deriva continental descubierta por Wegener en 1912, se desplazan y colisionan entre ellas.

Los científicos aseguran que cuando se desarmó la última Pangea, lo que es el continente indio se separó de Africa y comenzó a desplazarse hacia el norte, hasta chocar con la masa continental inmóvil de Asia; el océano entre ellas desapareció, la placa india se hundió bajo la asiática y hace 55 millones de años se levantó la cadena del Himalaya, que es tan grande que desde los satélites, parece una cicatriz en la Tierra.



Aún hoy la placa india continúa avanzando entre 2 y 4 cms por año, lo que hace que el Himalaya siga creciendo y sean frecuentes los temblores de tierra. En esas grandes alturas del Himalaya está la tercer masa de hielo del mundo, después del Ártico/Groenlandia y la Antártida, con aproximadamente 15.000 glaciares que, al derretirse, alimentan el río Ganges, que desemboca en la India , el Indo, que desemboca en Pakistán, el Brahmaputra, que desemboca en Bangla Desh, el Yang-Tsé, que desemboca en la China y el Me Kong, que desemboca en Vietnam, dando vida a 1.300 millones de personas que viven en esa sensible zona del planeta.

Pero esos glaciares, según los científicos, debido a la gran altura en que se encuentran, son muy sensibles al cambio climático que está padeciendo el planeta y, si siguen retrocediendo, para el año 2050 podrían haberse reducido hasta un 60% de su tamaño actual y, si continúa la tendencia de aumento de temperatura global, para el año 2100 habrían perdido un 96% de su masa actual, o sea, quedarían reducidos solo al 4% de su tamaño hoy, con lo cuál la provisión de agua para toda esa zona estaría gravemente afectada.

Las tasas de nevadas en el Himalaya necesitarían duplicarse para evitar el retroceso de sus glaciares, algo improbable porque las temperaturas más altas de hoy, conducen a la lluvia en vez de nieve y, si los glaciares continúan perdiendo más agua de la que acumulan, la combinación de lluvias y deshielo aumentarán las inundaciones, con consecuencias devastadoras para los pueblos y ciudades cercanas; lo más notable, es que aunque el clima se mantuviera estable y no siguiera aumentando la temperatura, casi el 10 por ciento de los glaciares del Himalaya desaparecerían dentro de las próximas décadas.

Y no solo en el Himalaya, porque los Glaciares de todo el mundo se están contrayendo desde 1850, afectando la disponibilidad de agua dulce para el consumo de los seres vivos y para los cultivos.

En los últimos años la mayoría de los científicos atribuyen el retroceso de los glaciares a la acción humana, especialmente por el incremento en la emisión de gases de efecto invernadero desde la aparición de la Revolución Industrial, con el uso de los combustibles fósiles y por algunas actividades industriales, responsabilizando así al factor antropogénico, es decir al hombre, como causa del calentamiento global que se ha agravado durante las últimas décadas.



No es fácil predecir lo que ocurrirá y los científicos utilizan la simulación con computadoras para tener una idea aproximada y así ayudar a la prevención, pero el clima es algo tan complejo, que una pequeña variable no tenida en cuenta, puede destruir el mejor pronóstico. Por eso es tan bienvenida y es tan oportuna la encíclica del papa Francisco “LAUDATO SI”, que explicita las responsabilidades de quienes nos llevaron a esta situación y propone que lleguemos a acuerdos que permitan detener esta tendencia, ya que no hacerlo pone en riesgo a toda la biósfera, incluyendo a nosotros, los humanos.

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